Ambiente

11/9/2023

Fracking: las otras producciones que se mantienen bajo siete llaves

La oscura trama de lo que ocurre, en gran parte, bajo la superficie.

Vaca Muerta.

La actividad de hidrofractura (fracking) en Vaca Muerta, aplicada en varios yacimientos y tras ocho años de práctica, debe ser puesta a debate.

Para las petroleras se trata de un pilar fundamental de su rentabilidad ya que permite la extracción de formaciones antes vedadas. Ha provocado una recuperación de la producción en caída libre desde hace más de 20 años, y, además, importantes saldos exportables que hoy rondan el 30% de la producción.

Por lo tanto, todo lo relacionado a las consecuencias negativas del fracking es tratado con la mayor reserva de parte de las empresas, cuando no ocultando o tergiversando la real información.

Esta política tiene aliados estratégicos en los gobiernos nacional y provincial, cuyo control no superan el “acting” para la tribuna. Pero ya son recurrentes dos realidades que ameritan poner a debate este tipo de actividad.

En primer lugar, la reiteración y seguidilla de sismos y microsismos que se producen en los alrededores de algunos yacimientos con mayor intensidad de hidrofractura (Fortín de Pieda de Tecpetrol, Loma Campana de Chevrón, El Mangrullo de Pampa Energía). Precisamente, en estos días, Tecpetrol ha anunciado alcanzar un récord de producción en su área Fortín de Piedra, donde ha intensificado el fracking.

La consultora NCS Multistage mide mes a mes la cantidad de fracturas en la Cuenca Neuquina. En su informe acredita 1.380 en julio y 1.244 en agosto, con 9 equipos trabajando sobre Vaca Muerta.

Hay que considerar que cada fractura implica inyectar 250 toneladas de arena, 1.500 metros cúbicos de agua y aditivos a una presión de 700 kilogramos por centímetro cuadrado.

Todo eso actuando sobre la roca madre, fracturándola, es una alteración mayúscula de los equilibrios subterráneos moldeados por millones de años.

El mapa de esos sismos muestra que se producen a lo largo de unas decenas de kilómetros, teniendo como eje central el Río Neuquén. Es decir, más cerca o más lejos de los márgenes del río, entre 2015 y 2019 se han producido más 50 sismos entre los 4 a los 12 kms. de profundidad, afectando pequeñas localidades como Sauzal Bonito, e incluso la misma Añelo, la llamada capital de Vaca Muerta.

A partir de estos últimos años, al ritmo de la intensificación de la hidrofractura, se profundizó la cantidad y perioricidad de los movimientos sísmicos, así como su extensión geográfica a zonas cercanas a otros yacimientos de más reciente incremento de hidrofractura (Aguada del Chañar de YPF) e incluso en Rincón de los Sauces.

A la fecha se registran más de 400 de estos eventos y en los primeros días de este mes la zona tembló cuatro días consecutivos (el 1, 2, 3 y 4 de setiembre).

“Es una situación inédita” afirmaron especialistas que siguen este fenómeno. Tan “inédita” que se acaba de producir otro sismo en Sauzal Bonito. “Todavía estamos temblando, se cayó el revoque de la casa”, dijo un habitante. Otros vecinos reportaron roturas de vidrios y caídas de objetos.

A pesar de las evidencias, las empresas y el gobierno siguen afirmando que no puede establecerse una razón de causalidad entre la hidrofractura y los sismos.

Pero es la voz de quienes los sufren los que relacionan una y otros: “Hace 39 años que vivo en Sauzal Bonito, pero apenas hace dos años y medio que empecé a sentir sismos… Mi casa es de adobe y de bloque, pero se me está partiendo toda. Los últimos sismos fueron terribles porque se me terminó de partir la casa en menos de un mes. Se me rompió la estufa, se me cayó la alacena y la casa está totalmente partida y no recibí ayuda de nadie” (1).

Lo que el fracking nos deja

La actividad de hidrofractura consiste en inyectar un líquido a muy altas presiones para fisurar la porosidad muy fina de la roca madre generadora de hidrocarburos. Así se producen las “venas abiertas” a 3 o 4 kilómetros de profundidad y se facilita el fluido del hidrocarburo hacia la superficie mediante bombas. Ese líquido, que en su mayor parte es agua, tiene arenas especiales que fracturan la porosidad de la roca madre. Pero también tienen los que las empresas y gobiernos denominan “otras sustancias”, un cóctel de químicos y otros ingredientes que se mantienen en secreto.

Una parte de ese líquido, que se inyecta a las profundidades, regresa a la superficie. Para el nada imparcial Instituto Argentino del Petróleo y el Gas (Iapg) reconoce que “generalmente alrededor del 30 por ciento” de ese fluido regresa a la superficie. Es decir, una gran proporción queda en la profundidad.

Ahora bien, al volumen que regresa a la superficie le dan un tratamiento similar al de los elementos radiactivos. El mismo Iapg nos ilustra que “esta ‘agua de retorno’ o flowback no es potable, ya que contiene el remanente de los aditivos químicos utilizados –buena parte se degrada o queda en la formación estimulada-, cloruros, sales y un alto contenido de carbonatos… este agua de retorno no puede entrar en contacto con el medio ambiente en ninguna etapa de la operación. Y debe ser tratada, obligatoriamente, y sin excepción. Esto quiere decir que el manejo se realiza con el máximo cuidado en tanques sellados”.

Para empresas que desechan residuos petroleros y petróleo mismo sobre la superficie (también llegan a los ríos y cursos de agua superficiales), un tratamiento tan estricto para cloruros, sales o carbonatos suena a una broma si no ocultara que en realidad las aguas del flowback no solo contienen esas sustancias, sino también aquellas que se ocultan al conocimiento público.

Y como no se puede negar que gran parte queda bajo tierra, liberada a la migración subterránea por la acción de fracturar, es mejor fingir que les preocupa la contaminación con cloruros o carbonatos que con algo mucho más grave. Esto, sin olvidar las sustancias radioactivas que se utilizan, como el tritio para otras tareas.

Conclusión

Hay que abrir el debate sobre los sismos y sobre la composición real del líquido de fractura. Una elemental medida transicional sería que una comisión de profesionales y técnicos independientes, nombrada por las organizaciones ambientalistas y populares, tenga el control sobre ambos temas y produzca toda la información pública al respecto.

1. Entrevista a Rosa, Sauzal Bonito, 31 de enero de 2020. La cita fue tomada de un trabajo de investigación denominado “Evaluación de la gestión del riesgo y los desastres en la región norpatagónica argentina de Sauzal Bonito”, elaborado por las profesoras Abril Lucia Schofrin y Laura Sofía Ramírez de la UBA.

https://prensaobrera.com/politicas/la-pelea-ya-empezo

https://prensaobrera.com/internacionales/brics-mundo-multipolar-y-nuevo-orden-internacional