Ambiente

30/1/2022

Graves derrames de petróleo en Ecuador y Tailandia

Las empresas y los gobiernos son responsables.

Luego de los gravísimos sucesos en las costas del Perú, los pasados 15 y 26 de enero, esta vez en Ecuador y Tailandia, ocurrieron nuevos incidentes con derrames petroleros.

Ecuador

Pobladores de la localidad de Piedra Fina, en el límite de las provincias de Napo y Sucumbíos, informaron que el viernes 28 de enero a la tarde se rompió una tubería del Oleoducto de Crudos Pesados (OCP). En las redes sociales, se compartieron imágenes de la contaminación que generó el siniestro. Se estima que el motivo de la fuga habría sido la caída de un pedazo de roca sobre la tubería, lo que causó su rotura. Allí, se observa salir con fuerza una gran cantidad de petróleo y “contaminar la vegetación de la zona” (El Comercio, 28/1).

Los directivos de la empresa afirmaron que como el tubo no estaba expuesto en un sector de ríos no había riesgo que se contaminen los mismos. Pero, por los videos que publicaron los habitantes, se veía que el crudo se dirigía a un río cercano, el Quijos.

Tailandia

En el Golfo de Tailandia, a unos 200 km al sudeste de la capital Bangkok, las autoridades locales informaron que se derramaron entre 20 y 50 toneladas de petróleo, debido a la fuga de un depósito marino correspondiente a la petrolera SPRC (Star Petroleum Refining Public Límited), cuyo accionista mayoritario es Chevron. Al momento, el petróleo parecía alejado de las zonas costeras, pero su mancha va avanzando. En cuanto a la isla turística de Koh Samet, muy popular entre los residentes de Bangkok y los turistas extranjeros, podría verse seriamente afectada. Además, por supuesto, la fauna marina.

Toda esta situación trae el mal recuerdo del año 2013. En una playa de la mencionada isla se derramaron más de 50.000 litros de crudo tras una fuga en un oleoducto de la empresa estatal PTT Global Chemical.

Las petroleras y los gobiernos son responsables

Las compañías hidrocarburíferas, cuando suceden estos incidentes, apelan al mismo modus operandi: no hacerse responsables y atribuir los hechos a fatalidades de la naturaleza. Para ello tienen la vista gorda de los Estados, los cuales deben llevar a cabo la limpieza de las zonas marítimas y especies empetroladas, cuyos costos los termina de afrontar el pueblo trabajador.

Los pulpos petroleros buscan reducir gastos y maximizar ganancias mediante la falta de mantenimiento y supervisión de las operaciones y la precarización laboral. Ni hablar de los estudios de impacto ambiental o de riesgos de catástrofes naturales en los lugares donde se instalan.

En conclusión, más que nunca se hace indispensable la lucha por la nacionalización de los recursos hidrocarburíferos con control de los trabajadores para ir a una transición energética en armonía con la naturaleza. Que las grandes petroleras paguen integralmente por los desastres ocasionados y su remediación.