Al igual que lo ha hecho con las plataformas petroleras en las costas marplatenses, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, ha mostrado nuevamente la hilacha para estar del lado de los grandes emprendimientos capitalistas que destruyen el ambiente. En este sentido, a través de Fiscalía de Estado apelaron el fallo que dictó semanas atrás el Juzgado de Responsabilidad Penal Juvenil 2 de Mar del Plata, a cargo de Néstor Salas, que había prohibido el uso del trigo transgénico en territorio bonaerense.

Profundamente cuestionado, el trigo HB4 desarrollado por la compañía Bioceres fue autorizado por el gobierno nacional para su libre comercialización en mayo pasado. Es el primero del mundo, tolerante a la sequía y siendo aprobado también por Brasil, Colombia, Australia y Nueva Zelanda. E incluso, se confirmó la noticia de que suma a otro país importador como Nigeria (La Nación, 15/7). El cereal genéticamente modificado tuvo la mano de obra del Conicet.

Según el portal El destape (15/7), la Fiscalía de Estado “tiene entre sus misiones y funciones preservar la potestad del Estado provincial, haciendo las veces de representantes legales ante dictámenes y fallos contra este”. El magistrado Salas debe ser el que nuevamente defina para que se habilite el cultivo del trigo transgénico; el fallo es el único que se ha dictado en el país, pero en su distrito más importante desde el punto de vista económico-productivo. Lo interesante del asunto es que la resolución judicial no era directamente contra el Estado de la provincia. Sin embargo, este recoge el reclamo de los capitalistas del agro y las semilleras y se ofrece como garante a su servicio para intentar barrer cualquier obstáculo (lucha popular) y seguir asegurando sus ganancias.

El escrito del juez hace lugar a una medida cautelar presentada por una treintena de productores agroecológicos y colectivos contra los agrotóxicos para prohibir en toda la provincia de Buenos Aires, la producción y comercialización del trigo HB4, manipulación genética diseñada para tolerar el glufosinato de amonio (quince veces más potente que el glifosato) y con tolerancia a las sequías que se prevén por el desmonte, los gases efecto invernadero y el cambio climático. Además, ordena la realización de estudios de impacto ambiental y sanitario. Por otro lado, el fallo mantiene su efecto hasta tanto no se implemente la Comisión de Biotecnología y Bioseguridad Agropecuaria en el ámbito provincial, con el objetivo de elaborar un informe con sus recomendaciones, respecto de la introducción y liberación de material transgénico y anabólicos, sus efectos en los recursos naturales, la salud, la producción y la comercialización.

En función de la situación, urge relanzar fuertemente una campaña en defensa de la prohibición del trigo HB4 en territorio bonaerense y que se extienda definitivamente a toda la República Argentina.