Ambiente

5/4/2020

La cara oculta de Porta Hnos. S.A: la fábrica que envenena a los vecinos

Bajo le excusa de producir alcohol en gel, la fábrica continua sus producciones más contaminantes a un ritmo mas acelerado.

La principal productora de alcohol en gel del país, Porta Hnos S.A., ha incrementado su ritmo de producción trabajando las 24 horas por día. Esto ha puesto nuevamente en alerta a los vecinos del barrio San Antonio que sufren las consecuencias cotidianas de la elevada contaminación generada por la fábrica, que aprovecha la coyuntura de emergencia sanitaria para incrementar la producción no sólo del alcohol en gel, sino de todos sus productos.


La ampliación de las instalaciones de la planta a escala industrial, introdujo cambios significativos en la dinámica barrial por los niveles de intoxicación y contaminación que provocó en los vecinos. Si bien es una empresa de larga trayectoria en el mercado de bebidas alcohólicas, la diversificación de su producción a diferentes ramas vinculadas al agronegocio, le permitió ingresar en nuevos nichos de la industria alimenticia (acetos, vinagres, etc.), cosmética y bioetanol. Para ello, construyó silos de acopio de cereal de enorme envergadura e instaló una destilería en pleno barrio, sin contar siquiera con un estudio de impacto ambiental (EIA), con todas las implicancias de contaminación que ello ha acarreado. 


La fábrica es una enorme bomba química. Diariamente abre sus válvulas para liberar una inmensa cantidad de gases y vapores que harían peligrar la estabilidad de sus instalaciones, sometidas a una presión frenética. Existe un antecedente preocupante: ya que en 2012 la explosión de una caldera permitió dimensionar el peligro al que estaban expuestos e inició la organización vecinal para la erradicación de la empresa.



La denuncia planteada por V.U.D.A.S. (Vecinos Unidos en Defensa del Ambiente Seguro) pone en el centro el carácter ilegal, contaminante y peligroso del funcionamiento de la misma. Las pruebas toxicológicas y de genotoxicidad realizadas a 20 niños y jóvenes a cargo del Laboratorio de Servicios y Diagnóstico en Salud y Ambiente de la Ciudad de Río Cuarto, demostraron que hay daño genético y toxinas propias de la fabricación de los productos de Porta en la sangre de los vecinos. Se ha verificado el aumento de casos de cáncer tanto en trabajadores como en vecinos. 


La causa judicial hoy se encuentra en un impasse, ya que el dictamen del juez Vaca Narvaja establecía la presentación de un EIA, sin exigir una medida precautoria a favor de los vecinos ni un plazo perentorio para la relocalización de la fábrica. Este dictamen fue apelado por la empresa, argumentando que hace 9 años que fabrica sin este requisito. El receso establecido por la Justicia Federal a raíz de la pandemia hizo el resto. Los vecinos no solamente tienen que seguir esperando una resolución de la Cámara de Apelaciones para el conflicto que los intoxica a diario, sino que ven aumentada exponencialmente la exposición a sustancias contaminantes como resultado directo de la intensificación de la producción. 


El lucro empresarial que guía a Porta Hnos. está por encima de las necesidades de la población: aprovecha la coyuntura sanitaria y la publicidad gubernamental para incrementar todas sus ramas de producción, intensificando a la par la explotación sobre los trabajadores. Incluso ha procedido a despidos ilegales y discriminatorios contra el activismo que viene enfrentando la política criminal de la empresa. 




Los íntimos lazos de esta empresa con gobierno de Schiaretti y con la justicia le confieren la impunidad con la que produce y contamina. Su estrecha ligazón al agronegocio en la producción de bioetanol y al negocio inmobiliario son reflejos del alcance que puede tener el extractivismo en su desarrollo. Mientras la empresa invierte en su expansión, omite garantizar las condiciones de seguridad ambiental. El reclamo por justicia, largamente esperado, se topa hoy con una emergencia sanitaria que vuelve a postergar el derecho a vivir en un ambiente sano. 


Frente a esta situación, denunciamos que no se puede combatir la pandemia con una empresa que produce en la ilegalidad y lucra con la salud a costa de enfermar a vecinos y trabajadores. Reclamamos la conformación de una comisión electa de trabajadores y vecinos que controle y limite la producción de la fábrica al alcohol, entendiendo que estamos en el marco de una pandemia y que es un insumo demandado como esencial por los equipos médicos.


Denunciamos la complicidad del Estado municipal, provincial y nacional ante la falta de controles sobre esta industria química radicada en un barrio residencial y los hacemos responsables de cualquier daño que pudiera resultar como consecuencia de la sobreproducción industrial.


Nos sumamos al reclamo por la erradicación de la empresa del barrio y su relocalización bajo los más estrictos controles sanitarios sin poner en riesgo los puestos de trabajo: exigimos su adaptación para producir sin contaminar. Exigimos la reincorporación ya de todos los despedidos y que se haga justicia para los vecinos de San Antonio.