Ambiente

6/10/2020

“La esperanza es que aún estamos acá, y es posible cambiarlo todo”

Entrevista a Anabel Pomar; periodista, activista, integrante de Exaltación Salud.

Prensa Obrera entrevistó a Anabel Pomar, periodista, activista, integrante de Exaltación Salud, una organización ambiental de vecinos y vecinas de la localidad bonaerense de Exaltación de la Cruz.

Hace unos días, el gobernador Axel Kicillof estuvo en Exaltación para participar, junto con el intendente Diego Nanni, de la inauguración de una planta de tratamiento de residuos. ¿Qué opinás al respecto?

El basural a cielo abierto es una deuda ambiental enorme con las y los ciudadanos de Exaltación de la Cruz. Un permanente foco de contaminación, un peligro y una clara muestra de cómo en al menos treinta años no se hizo nada con ese tema. Cuando se anuncia la instalación de esa máquina, luego inaugurada con la presencia del gobernador y varios funcionarios de su administración, presentada como una “maravilla”, nos vimos sorprendidos. No solo no es cierto, sino que es un anuncio que atrasa en materia ambiental. La sorpresa pasa a indignación cuando nadie señala algo obvio: para encarar una solución diferente solo presentan una máquina que propone encarar el tema comenzando por el último eslabón de un plan de Girsu (Gestión Integral de Residuos Sólidos Urbanos) y a contramano de la propia ley provincial de gestión de residuos urbanos.

No se habla de reducir, reutilizar, reciclar, sino que solo apunta a disminuir el volumen de los desechos en un 75%.  Los residuos sólidos urbanos no son basura, pero si llegan mezclados a ese lugar se arruina la posibilidad de reciclarlos. Que entre a una misma tolva sin recolección diferenciada, como es el caso, es un mal comienzo para un plan presentado como superador.

Por otro lado, no se conocen los permisos que la empresa Zewan, que brinda la máquina en comodato, dice tener ante el OPDS (Organismo Provincial para el Desarrollo Sustentable). No fueron presentados ni a las organizaciones ambientales, ni al Concejo Deliberante donde fue aprobada la ordenanza que habilitó la instalación, la cual ya estaba emplazada desde antes sin permisos. Gente de Nación vino al basural el 11 de septiembre, y el intendente Diego Nanni dijo públicamente que se venía trabajando desde febrero. La comunidad y sus representantes se enteran apenas semanas antes, cuando ya está todo resuelto.

En resumen, el plan de residuos no tiene aún estudio de impacto ambiental. No dice qué se hará con los residuos finales. Solo mencionan que ese descarte puede ser usado como insumo de construcción, algo que ni Ceamse ni Vialidad ven factible, o de material para generar energía, o sea una incineración encubierta de residuos sólidos urbanos. No está conformada tampoco la cooperativa que reciclará, “está en formación”. No está aún vigente la recolección diferenciada para que las y los vecinos separen en origen, sin que un único camión se lleve todo mezclado. Y el dueño de la máquina dice públicamente que tiene orden del Ejecutivo de iniciar con el ingreso del 100% de los RSU.

Todo eso no está, pero sí ya funciona la “máquina maravilla” que compacta todo para generar ese residuo final “mágico”; del que, por cierto, no dicen dónde dispondrán. Como decía, mencionan que puede termovalorizarse, pero ¿por quién? Eso tampoco se especifica.

¿Quién se beneficia de eso? Una pregunta más por responder. Lo que es seguro que no será la comunidad ni el ambiente.

¿Cuáles son los problemas ambientales más graves en el distrito?

Tenemos una combinación de problemas. Sin dudas en un municipio que tiene la mitad de sus hectáreas productivas con soja (30.000 hectáreas), las pulverizaciones y sus consecuencias son el tema principal. Pero no es el único.

También convivimos con industrias peligrosas muy cercanas a centros poblados. Un ejemplo es Resinpol, en medio de una zona urbanizada que cada vez que se incendia genera un impacto del que nadie habla. Hay pasivos ambientales por todos lados, como el caso del basural, del que recién hablábamos, que no tiene plan de remediación conocido; o la fábrica Icona cuyos residuos y pasivos están en la puerta misma de nuestra cabecera, sin que nadie pareciera lo note. Un parque Industrial sin permiso ambiental, donde las autoridades recomendaban instalar industrias de clase 3. Un ordenamiento territorial atrasado y que hasta hace pocos meses era inexistente. ¿Cómo hacen para gestionar sin, por ejemplo, un mapa de ordenamiento? Bueno, así. Poniendo permanentemente en riesgo al ambiente y a la ciudadanía.

El Frente de Todos asume la intendencia con un discurso de cuidado del ambiente. ¿Se han producido cambios sustanciales con esa orientación?

No. Solo discursos verdes. Las únicas medidas concretas fueron producto de la presión de la ciudadanía o de su trabajo. Ejemplos de ellos son la ordenanza de prohibición aérea total de pulverizaciones, y el cambio en la ordenanza de Instalación de Industrias peligrosas.

Hay mucha pose, pero poco en concreto. En plena campaña el actual intendente, Diego Nanni, como jefe de gobierno del anterior intendente, celebró la adhesión de Exaltación de la Cruz a la red de municipios agroecológicos, Renama. A un año de esa firma, ¿qué hizo para avanzar? Nada más que colgarse de alguna acción perdida de ministerios provinciales o planes de Nación. De hecho, se trabaja actualmente en la Comisión de Ambiente una ordenanza de agroecología, presentado por la concejala Melo, que no avanza, cuando es un texto que ofrece líneas muy interesantes y positivas de acción. Pero solo recibe dilaciones por parte de los concejales o asesores que responden al Ejecutivo. Inentendible, o una señal de cómo quieren construir: discursos verdes, pero políticas del siga siga. Sin tocar ni uno de los intereses cuyas actividades ponen en peligro nuestra salud, y sin activar la transición que es necesaria para la producción de alimentos sanos y de cercanía.

¿En qué situación se encuentra la lucha contra las fumigaciones con agrotóxicos en Exaltación? ¿Qué balance hacés sobre la actividad de los principales colectivos ambientalistas del distrito?

Si miramos la situación en general, tengo una mirada positiva. Cada vez más y más vecinas y vecinos están señalando lo que sucede y se movilizan. El grave impacto que tiene la producción con agrotóxicos sobre nuestras familias es un tema en agenda, cuando hace poco no se lo mencionaba. Además, esas preocupaciones vienen acompañadas con denuncias penales ante la Justicia. Pasar de la queja o la indignación, es algo a celebrarse.

Sin dudas un hito fue conseguir una protección colectiva: la cautelar de protección vigente que aleja 1.000 metros las pulverizaciones. Una medida que no resuelve el problema de fondo, pero que sí otorga un elemento concreto en el día a día. Nada menor.

Mientras la Justicia, gracias a la denuncia puntual de una de las vecinas fundadoras de Exaltación Salud, otorga esa protección, en el municipio se sostiene la ordenanza 101/2012 que aleja los peligrosos venenos a solo 150 metros. Es un alerta encendido, y es urgente que esa ordenanza sea modificada para otorgar mayor protección.

Todo avance cambia mucho la situación de los que están más cerca de los campos altamente pulverizados. Si bien desde el grupo en el cual participo, Exaltación Salud, consideramos que no hay metros suficientes sino solo la completa prohibición de los agrotóxicos, y un modelo agroecológico será lo único que nos ponga en un mejor camino. En esa dirección nos puso la prohibición total de fumigación aérea, el 26 de marzo de 2019, que debe ser un norte y un ejemplo para ver que es posible cambiar las cosas.

Es positivo también que, cada vez más, en cada barrio y parador, pueblo, de este extenso municipio la gente se organiza y se compromete en el cuidado del ambiente. No hay salida individual, tampoco la salida puede garantizarse desde un solo grupo o desde un solo lugar, tiene que ser cada vez mayor el grado de involucramiento de todas y todos. Desde cada barrio, desde el colectivo, asamblea, con el objetivo común de cuidarnos entre todas y todos para vivir sanos en un este hermoso municipio.

Recientemente el gobierno nacional ha hecho nuevas concesiones a los exportadores de granos. ¿Qué consecuencias tendrán estas medidas sobre los territorios?

Según datos del Ministerio de Agricultura, en Exaltación de la Cruz hay 30.000 hectáreas de soja. Es esa nuestra realidad actual. La mitad de nuestro municipio es soja. Las medidas nacionales anunciadas que favorecen a los grandes agroexportadores, o a las aceiteras, solo concentrarán ese modelo productivo vigente.

En plena pandemia, que nos muestra brutalmente cómo afectar la naturaleza de la que somos parte es enfrentarnos cara a cara con sus consecuencias, y nos recuerdan la fragilidad de la vida, las pulverizaciones fueron consideradas actividades esenciales y no se han detenido ni un día. Ese tipo de acciones solo nos conducen a un escenario en el que cada vez más estaremos cerca de nuevos y gravísimos problemas ambientales. No solo en los territorios directamente pulverizados, donde somos testigos en primera fila e impactados en vivo y en directo, también en el resto de las ciudades, ya que allí terminan comiendo y bebiendo los mismos contaminantes que aquí nos tiran en la cara.

¿Es posible otro modelo productivo sin romper con las relaciones de propiedad y producción capitalista? ¿Cómo podemos alcanzar los objetivos de un cambio de modelo productivo?

Compleja, y a la vez pertinente, esa pregunta. El mero cambio de la propiedad no garantizará una salida per sé, si no hay un cambio en el paradigma. Un ejemplo, la producción del glifosato de YPF (en manos del Estado ahora), o de Atanor o por parte de Bayer/Monsanto es igual de nociva. Allí no hay diferencia entre estatal o privado. Si el Estado gestiona, como lo ha hecho sin grietas partidarias, con la misma lógica de una corporación, no hay diferencias en el impacto terrible que tiene la lógica de seguir produciendo con veneno. Tampoco hay diferencias para los operarios de esas fábricas que son los primeros impactados en las industrias tóxicas.

En el caso de la agricultura la propiedad de la tierra puede permitir que un agricultor entienda la importancia de cuidar esa tierra y se proponga hacer un manejo de la misma, sin impactarla o agotarla. Pero también hay propietarios que deciden arrendar sus tierras a grandes pooles de siembra en una actitud completamente distinta. Y hay arrendatarios que no son titulares de la tierra que cultivan, que hacen manejos agroecológicos. No hay una respuesta única en esto. Lo cual lo complejiza aún más.

Sí, en mi opinión, lo que es seguro es que dentro de un sistema que prioriza el rédito económico por sobre la vida y la salud, no hay salida posible. Un modelo cuya lógica reproduce la inequidad, que considera descartable y sacrificable a media humanidad, que se basa en la acumulación y en expoliar al infinito bienes naturales comunes que son finitos, que trata como cosas a nuestros cuerpos y territorios, solo nos deja al borde de la extinción.

¿Cómo salir de eso? Hay allí una pregunta por demás interesante, de la cual no tengo la respuesta. Considero que debe ser colectiva, para que pueda ser viable. Sí tengo algunas pistas o reflexiones. Salir de ese modelo implica al menos no naturalizar que el capitalismo es la única posibilidad. Es denunciar la inviabilidad de un sistema que se sostiene en base de una desigualdad brutal e inherente al propio sistema. Es no callarse ante lo que sucede, dejar de naturalizar que el negocio de unos pocos puede estar sobre el bienestar de las mayorías.

Se impone entonces romper la lógica que tenemos incorporadas en nuestras acciones cotidianas que en definitiva reproducen y sostienen al capitalismo, el individualismo, la competencia, el consumo, la acumulación y el bienestar entendido solo como posesión de bienes materiales. La esperanza es que aún estamos acá y es posible cambiarlo todo. Miles de esos ejemplos emergen cada día más y nos permiten seguir soñando que es posible construir un lugar donde podamos vivir, desarrollarnos y ver crecer a nuestras hijas e hijos pero que brinde esa posibilidad de hacerlo no solo a algunas y algunos sino todas y todos. Hacerlo en nuestros lugares de cercanía, en nuestros barrios, en los lugares por donde transitamos, esa es una tarea indelegable y urgente, que marca el rumbo hacia esa salida. Porque sin dudas, hay que cambiarlo todo.