Ambiente

13/2/2022

Los incendios en Corrientes, la ley de humedales y las responsabilidades políticas

Los gravísimos incendios que están azotando a la provincia de Corrientes desde hace semanas, han puesto en evidencia la necesaria (¡y urgente!) ley de humedales y las enteras responsabilidades del gobierno provincial de Juntos por el Cambio y el nacional del Frente de Todos.

Ocurre que las llamas consumieron al menos el 4% de la superficie de Corrientes. Según un informe del INTA de esa provincia, hoy en día más de 500 mil hectáreas fueron arrasadas por el fuego. De este total, “el 58% de las coberturas afectadas por las quemas son áreas de humedales como esteros, bañados, malezales y vegetación de valles aluviales; el 35% fueron pastizales y el resto, 7%, fueron bosques, tanto cultivados como nativos” (El Litoral 6/2). Además, según la Dirección provincial de Recursos Forestales, hay seis ciudades en peligro extremo por los incendios: Paso de los Libres, Corrientes, Bella Vista, Virasoro, San Miguel y Chavarría; También, Monte Caseros, Mercedes y Esquina fueron definidas como de alto riesgo. Se estima que muchos focos ígneos han sido intencionales.

La cuestión de los humedales es clave aquí, ya que estos ecosistemas constituyen un 25% del territorio correntino. Allí, se destacan los Esteros del Iberá, uno de los más extensos del mundo. Cualquier alteración a los mismos implica severas consecuencias ambientales y, lamentablemente, es lo que viene ocurriendo en las últimas décadas. O sea, las llamas que están haciendo estragos en la provincia son derivadas de las sequías y altas temperaturas y obedecen principalmente al avance del agronegocio sojero y forestal promovido por los diversos gobiernos de turno.

Los Esteros del Iberá, en el ojo de la tormenta

En este marco, el panorama en varias zonas del Iberá es sumamente crítico; las llamas devoraron ya más de mil hectáreas de los esteros y se debieron cerrar tres portales de acceso. Las impresionantes imágenes en los medios de comunicación provinciales y nacionales dan cuenta de la magnitud de los daños ocasionados: cientos de animales muertos, una vegetación arruinada y la evacuación de decenas de familias. Para peor, los pronósticos del tiempo no son alentadores y encima para los próximos días la temperatura rondará los 40 grados. Los brigadistas que están combatiendo el fuego, afirmaron que es incontrolable.

A pesar de que los Esteros del Iberá fueron declarados hace unos tres años como parque nacional, esto no ha impedido que el capital agroforestal haya puesto su cuota de destrucción a los suelos y humedales correntinos, a través de los monocultivos de la soja y de pinos o eucaliptos. Los incendios, en definitiva, son la coronación de ese proceso de depredación.

De acuerdo con un trabajo del centro de estudios Ceppas del año 2017, Corrientes, con casi 450 mil hectáreas de plantaciones exóticas, es la provincia argentina con mayor superficie de bosques implantados. De los ocho millones de toneladas de madera que produce anualmente, solo el 20% se industrializa en la provincia, el resto se comercializa como materia prima a las provincias de Misiones y Entre Ríos. En el año 2010, Corrientes presentó pedidos de planes forestales por 50.000 hectáreas para aumentar la superficie cultivada y se estima que aumenten la producción aún más en los próximos años. A través de la corporación Harvard Management Company (HMC), la Universidad de Harvard (Estados Unidos) es propietaria de 87.000 hectáreas en la provincia que son utilizadas para plantaciones de pinos y eucaliptus. Estas tierras son gestionadas por las sociedades anónimas Empresas Verdes Argentinas S.A. (EVASA) y Las Misiones S.A.

La mitad de la superficie plantada que posee HMC en Corrientes se encuentra dentro de la Reserva Provincial Iberá, lo cual afecta gravemente a los ecosistemas de esteros, bañados y lagunas. Según revelaron las organizaciones conservacionistas WWF y Birdlife, la empresa ha desarrollado allí un monocultivo de pinos, que absorbe a su vez cuantiosas cantidades de agua. Estas ONG denunciaron que incluso los propios técnicos de HMC recomendaron que se retiraran los pinos y dejaran de plantar, pero no fueron escuchados. Incluso se siguen afectando gravemente zonas donde, por ejemplo, hay especies nativas en estado de conservación muy vulnerable, como la palmera enana.

Algunos pequeños productores afirman que el “pino es peor que la soja” y que para colmo se le aplican también agrotóxicos. Todo esto genera un círculo vicioso y va “secando” los afluentes que alimentan, por ejemplo, al río Corrientes, que a la vez desemboca en el Paraná; la bajante histórica de este último no es casualidad. En los últimos años, el nivel del agua de los Esteros del Iberá ha bajado enormemente, lo que afecta al abastecimiento y purificación del agua para miles de hogares, o sea que les llega poca y encima contaminada.

El circo del gobernador Valdés y el ministro Cabandié

El gobernador de Corrientes, Gustavo Valdés, y el ministro de Ambiente nacional Juan Cabandié, mientras miles de personas están sufriendo con el fuego, se han dedicado a dar un espectáculo dantesco con acusaciones cruzadas para intentar disimular que en verdad ambos son totalmente responsables de este desastre.

Cabandié, mientras daba “lecciones de cambio climático” en un viaje junto al presidente Alberto Fernandez en la Republica de Barbados, le imputaba al mandatario correntino que desde fines de enero le ofreció ayuda y que este no respondió, y agregó que la provincia no es capaz de formar una brigada especializada para combatir los incendios forestales. Y citó una extraña recomendación para que imitara a su par de la provincia de Jujuy, Gerardo Morales, que sí cuenta con una brigada forestal. En cuanto a Valdés, le reprochó al ministro haber tomado medidas recién cuando el avance del fuego era imparable y también, de manera llamativa, contestó que la provincia no cuenta con un cuerpo forestal porque la primera línea de combate a las llamas la deben hacer los productores agrarios, muchos de los cuales ya tendrían “brigadas privadas”.

Mas allá de las excusas volcadas por los dos funcionarios, se devela aquí el brutal ajuste presupuestario para las áreas correspondientes, porque incluso con la ayuda tardía del Sistema Nacional de Manejo del Fuego (SNMF), la misma es insuficiente. Lo del gobernador reivindicando las brigadas privadas es de una irresponsabilidad absoluta, una lavada de manos del Estado provincial cuando debería poner todos los recursos a disposición para enfrentar los focos ígneos. Tanto Valdés (Juntos por el Cambio) como Cabandié (Frente de Todos) representan a los gobiernos lobistas de un modelo extractivista de los capitales agrarios, inmobiliarios e industriales al servicio del pago de la deuda externa y de esquilmar los bienes de la naturaleza. Recientemente, Valdés participo de la cumbre de mandatarios de las provincias del norte del país y en la agenda no figuraba la problemática ambiental y de los incendios, sino la de los negociados con la infraestructura y los subsidios a las grandes patronales. Por el lado de Cabandié, este quiso minimizar los incendios diciendo que en su mayoría están afectando a los bosques de eucaliptos implantados y que es culpa de sus productores, a sabiendas de la combustión de estos árboles. Sin embargo, el informe de especialistas del INTA lo desmiente categóricamente porque el fuego arrasó mayormente a los humedales.

Una salida…

Como afirmáramos al principio de esta nota, los brutales incendios en la provincia de Corrientes no son una desgracia de la naturaleza, ni el cambio climático es una fatalidad; tienen causas muy claras que son las de un modelo de producción al servicio del capital agrario y financiero que apañan los diferentes gobiernos. El pueblo trabajador correntino tiene por delante el desafío de organizar una fuerza política independiente para terminar de una vez por todas con este régimen político de depredación ambiental. Para empezar, exigiendo el presupuesto de emergencia para combatir el fuego que los aqueja.