Ambiente

24/8/2020

Neuquén: el microcentral Nahueve, el agua y la tierra

Abramos un debate sobre el programa de salida contra la concentración terrateniente.

Según un proverbio que sería de origen chino, si una mariposa aletea en algún lugar del mundo tarde o temprano sus efectos se sentirán del otro lado del planeta. Basándose en la licencia poética de la comparación, es posible aplicar este proverbio a la construcción de la microcentral sobre el río Nahueve en el norte neuquino. Una de las polémicas que por estos días enfrenta al negocio de la patria contratista con los movimientos campesinos y sociales de la región.

En la provincia de Neuquén se han construido, sobre sus grandes cursos de agua, varias represas y centrales hidroeléctricas. Desde el Chocón y Planicie Banderita, hasta Alicurá, Piedra del Aguila, Arroyito, y otras menores. Incluso, aunque han quedado en los anuncios, están los proyectos de obras como Chihuido I y II sobre el río Neuquén.

Se trata de grandes obras, sobre cursos de agua de centenares o miles de m3/segundo, es decir, ríos de grandes caudales.

Otra cosa es la construcción de presas y centrales en pequeños cursos de agua, como es el caso del río Nahueve, cuyo caudal es de apenas 45 m3/segundo.

Este río del norte nace de un complejo de lagunas (Epulafquen, Vaca Lauquen, Pajaritos) ubicadas en la cordillera a casi 1.500 metros sobre el nivel del mar.

Las lagunas como las que originan al río Nahueve están sometidas hace décadas a un ciclo de sequías muy severas, que afecta a todo el norte neuquino. Según un meteorólogo, por ejemplo, el río Neuquén (al cual tributa el Nahueve) “registra los caudales más bajos de los últimos 80 años” (RN, 23/7).

La provincia viene padeciendo esta sequía para todo el sistema hídrico del norte.

Hace más de una década que se viven situaciones críticas: “El fenómeno [la sequía] afecta a la mayoría de las localidades de la zona, pero Taquimilán presenta un estado crítico […] en Chos Malal programan turnos para regar los cultivos” (RN 16/1/2017) o “La sequía está matando chivos en el norte neuquino” (RN 12/10) son titulares que grafican la situación.

La propia Sociedad Rural de Neuquén emitió un alerta el 10 de mayo del 2015 donde dice que las precipitaciones están “con valores debajo del promedio”, precisamente en la zona del departamento Minas donde se emplaza la microcentral Nahueve.

La situación es generalizada, ya que otros ríos de la zona, como el Curí Leuvu, por su bajo caudal han provocado problemas hasta para el abastecimiento de agua potable a poblaciones como Chos Malal, o localidades como Taquimilán.

El propio gobierno tuvo que emitir el Decreto 1689/2016 donde se declara “la Emergencia Hídrica, Ambiental y Agropecuaria Provincial por Sequía”.

En este contexto, alterar un curso de agua, aunque sea parcialmente, en un sistema de extrema fragilidad y equilibrio hídrico, afectando fauna y flora, solo puede sostenerse desde la sinrazón del lucro capitalista y vía la depredación ambiental.

Un programa para la zona norte: tierra y agua

La cuestión de la tierra y el agua son los temas de fondo en prácticamente todos los conflictos sociales. Tanto en zonas rurales como urbanas del norte neuquino.

La explotación de minerales desde hace casi un siglo, el acaparamiento de las tierras cordilleranas y el manejo discrecional del agua en beneficio de los hacendados, limitó la disponibilidad de tierra y recursos para una población creciente, que en su inmensa mayoría hoy son crianceros (pequeños rebaños caprinos) o pequeños productores familiares, o directamente peones rurales.

Muchas de las familias terratenientes del norte conforman algunos de los clanes del MPN, y muchas tierras han sido adquiridas por multimillonarios o empresas extranjeras, que poseen en la zona cientos de miles de hectáreas en grandes estancias, los cuales tienen al Estado como socio y fuente de todo tipo de beneficios financieros, impositivos y laborales.

Las intendencias hacen las veces de capataces de los terratenientes a través de la coacción social y la represión abierta. En la construcción de la microcentral Nahueve es directamente el Estado el que manipula los cursos de agua.

Son precisamente estos terratenientes los que bloquean las rutas de veranada (llevar los rebaños a los pastos de la montaña) que utilizan los crianceros y que desvían en su beneficio las aguas que abastecen los valles aguas abajo.

Los crianceros se organizan en las llamadas “mesas” o cooperativas campesinas.

En el norte de Neuquén actúan varias de estas organizaciones como la Utep (Unión de Trabajadores de la Economía Popular), Cooperativa Campesina, Mesa Campesina del Norte Neuquino, Crianceros Unidos del Norte.

Dichas organizaciones se reivindican en el marco del Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI), una entidad que se extiende a partir de su relación con el kirchnerismo hacia el 2003, y que se liga en la zona norte de Neuquén unos años después.

La soberanía alimentaria, la economía de autogestión, la reforma agraria y una democracia participativa son algunos de sus puntos programáticos centrales. Ahora bien, una reforma agraria sin expropiar la propiedad y la explotación capitalista de la tierra no sería otra cosa que el reparto de las tierras marginales. Su programa es autogestionario junto al gobierno, no un programa contra la propiedad capitalista de la tierra.

Este es el nudo de la cuestión, junto con un programa de tecnificación masiva y propiedad colectiva del suelo. Un plan de manejo de los cursos de agua, basado en un estudio realizado por técnicos y las propias organizaciones campesinas.

Abramos un debate sobre el programa de salida contra la concentración de la tierra, de cara al congreso de la “Tierra y la Vivienda” que impulsa el Polo Obrero para el próximo mes de setiembre.