Un reciente estudio publicado por el Instituto de Salud Socioambiental (ISS) de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) corrobora que vivir pueblos y ciudades cercanas a las aplicaciones de agrotóxicos aumenta el riesgo de padecer cáncer, y el caso de la población joven, la mortalidad es 2,5 veces mayor que en el resto del país.

Los resultados parten de estudios de las localidades santafesinas de Chabás, Acebal, Luis Palacios, Arteaga, San Genaro, Sastre, Villa Eloísa y Timbúes, ubicados en el centro-sur de la provincia. Se encuestaron a 27.644 personas, lo que representa el 68% de la población total de estas localidades.

Con excepción del cáncer de próstata (40/60), en los demás tipos de cáncer se encontró una prevalencia mayor en los pueblos encuestados en comparación con los indicadores nacionales: mama (140/100), colon (50/40), pulmón (40/30), útero (50/20), laringe (20/5), riñón (20/15), hígado (15/7), melanoma (15/5), cerebro (15/10) y tiroides (15/10).

Además, en el último año del estudio (2021) la población femenina tuvo un 66% más de riesgo de contraer algún tipo de cáncer en comparación con la población femenina general del país. Respecto a la cantidad de muertes por cada 100 mil habitantes, el porcentaje de fallecimientos por cáncer fue del 30%, mientras que a nivel nacional la cifra es mucho menor: 19,8 por ciento.

Entre la provincia de Buenos Aires, el centro y el sur de la provincia de Santa Fe, Córdoba, La Pampa y la provincia de Entre Ríos, se producen el 85% de los principales cultivos del país (soja, maíz y trigo). Esto representa una superficie de más de 25 millones de hectáreas donde se estima que la utilización de pesticidas agrícolas para estos tres cultivos representa unos 138 millones de kilogramos anuales.

La deforestación de miles de hectáreas de los humedales del Delta y de otros similares, como así también de bosque nativo, para expandir la frontera agropecuaria forman parte del mismo modelo, el de la producción intensiva de cultivos transgénicos con agrotóxicos contaminantes.

En Santa Fe el peronismo coronó a un gobernador en la confianza de que los intereses del agronegocio serían defendidos a capa y espada, y es lo que ha pasado durante todo el gobierno de Perotti.

El desarrollo de la actividad desplegada por el agronegocio trae consigo terribles consecuencias ambientales en la contaminación de suelo, agua y alimentos que agravan la salud de las personas, el estudio pone de manifiesto este agravante y revela que no hay grieta:  todos los que gobernaron las últimas décadas el país, la provincia y los municipios han sostenido política extractivista y de destrucción de la salud de la población.

Lo pinta de cuerpo entero la designación del ex CEO de Syngenta, Antonio Aracre, como asesor de Alberto, quien fue denunciado porque su producto estrella, el paraquat, es dañino para la salud. La empresa lo sabía y aun así lo vendía en la Argentina, cuando en su sede central en Suiza está prohibido producirlo, venderlo y exportarlo. Es un hombre del agronegocio y de los agrotóxicos, del extractivismo y de la reforma laboral.

La política de salud y ambiental del gobierno para cumplir con el FMI es enemiga de la defensa de nuestras condiciones de vida. Es imprescindible impulsar una fuerte campaña popular contra el agronegocio contaminante y asesino, con la deliberación y organización de los pueblos afectados por la problemática de los agrotóxicos.

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