Ambiente

14/9/2020

Una radiografía de la depredación ambiental en Santa Cruz

Informe elaborado hacia el plenario nacional ambiental.

Emmanuel, Raquel, Roy, Samantha, Ivana, Fabio y Omar - Tribuna Ambiental Santa Cruz.

Santa Cruz, que es la segunda provincia más extensa en territorio y una de las menos pobladas, es un botón de muestra por excelencia de la depredación ambiental y el saqueo capitalista. Mientras las mineras y las petroleras se llevan todo sin dejar nada, cada vez con más localidades con problemas de acceso al agua, los pueblos no tienen cloacas ni plantas de tratamiento de los efluentes cloacales, y se acumulan basurales a cielo abierto.

La megaminería fue declarada como actividad esencial desde el primer día del aislamiento social, atendiendo el hecho que el mayor emprendimiento de oro y plata de la provincia, Cerro Negro en Perito Moreno, tiene como uno de los accionistas al fondo BlackRock -que comandaba las negociaciones de los bonistas con Martín Guzmán en torno al canje de la deuda-, socio de GoldCorp que junto a Newmont explotan el yacimiento.

Todo el macizo del Deseado es zona de sacrifico de la explotación minera. Es todo un bloque geológico que va desde Perito Moreno hacia San Julián, pasando por Gobernador Gregores, paraje Tres Cerros, Jaramillo y llegando hasta Puerto Deseado, donde hay escaso asentamiento humano. El gobierno provincial del PJ–kirchnerismo decidió desde 1997  “sacrificar” la meseta, donde no había actividad agropecuaria después de la erupción del Volcán Hudson que produjo una matanza de ovejas, con la promesa de que serviría para desarrollar la región, pero con los años quedó claro que continúa el deterioro del sistema de salud, la educación, y la falta de agua, gas e interconectado en varias localidades.

Junto a las asambleas ambientales de la región, desde Tribuna Ambiental participamos desde el principio en las actividades y luchas contra la minería a cielo abierto. En 2008 fuimos promotores y partícipes del programa especial La Liga de Telefe denunciando el saqueo y la contaminación minera en Santa Cruz. Allí mostrando los pits (cráteres) de Cerro Vanguardia en San Julián, y el avance de la megaminería en la Zona de Cuevas de Altamirano y Cueva de las Manos, consideradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

 

 

En la industria petrolera, en pos de maximizar la ganancia, se descontinuaron hace años los trabajos de remediación ambiental. Desde el inicio de la cuarentena también fue declarada “actividad esencial”, y los derrames de petróleo continúan sucediendo con regularidad. En todo el yacimiento petrolero, desde Caleta Olivia, pasando por Cdon Seco, Pico Truncado, Koluel Kaike y La Heras, las localidades sufren el problema de los derrames de las petroleras (YPF, PAE y Sinopec).

En la zona norte de la provincia se ha encontrado arsénico y metales pesados en el agua de la red domiciliaria. Producto de la actividad petrolera, pues, hay muchos enfermos y muertos por cáncer en la zona. En la pequeña localidad de Koluel Kaike han puesto una planta de ósmosis inversa en un intento de remediar la situación, porque no es una solución definitiva.

Otro problema que puede enmarcarse en el contexto ambiental es la histórica y crónica falta de agua en Caleta Olivia, y en todo el flanco norte santacruceño. El reclamo tuvo su punto más álgido en las puebladas de febrero de 2014, conocidas como “días de sed”, cuando durante 22 días seguidos sin agua se realizaron asambleas permanentes sobre la ruta 3. En el Congreso Nacional impulsamos una audiencia pública para declarar la emergencia hídrica en la zona norte de Santa Cruz, que reflejó la lucha desarrollada por los pueblos de la región.

A ello se suma la situación de los líquidos de efluentes cloacales, que se tiran al mar en todo el litoral marítimo argentino en Santa Cruz (Caleta Olivia, Puerto Deseado, San Julián, Río Gallegos). En otras localidades del centro y norte hay plantas de tratamiento, que eventualmente se desbordan y van a parar al Lago Buenos Aires en los Antiguos, o pantanos en el campo como en Las Heras.

Por otra parte, en todos los pueblos sin excepción, existe el problema de los basurales a cielo abierto. Las situaciones más graves se dan en 28 de Noviembre y Puerto Santa Cruz, por su cercanía a los barrios de la localidad. En 28 de Noviembre se encuentra cruzando la calle de un barrio popular, y es un tema recurrente en la cuenca carbonífera del Turbio porque atenta contra la salud de los vecinos y sus hijos, que transitan en las cercanías. La problemática de este basural es que se encuentra en el lateral de la meseta hacia el centro, alrededor de él se fueron dando los terrenos y se emplazaron viviendas; se producen quemas que afectan notablemente a la población, además de los residuos tóxicos que subsisten allí hace más de 30 años.

En Puerto Santa Cruz, el basural está a 200 metros de las casas de los barrios y a 400 de la costa del mar. En Puerto Deseado está el problema histórico del desecho de la Planta Pesquera, que eran enterrados sin tratar en la costa; actualmente han habilitado una planta de harina de pescado para solucionar en parte este problema. En El Calafate hay algún avance en la separación y reciclado de los residuos domiciliares, y en Puerto San Julián también existe una Planta de Tratamiento de Residuos Sólidos Urbanos, pero el impacto del basural sobre la Bahía es histórico y no hay presupuesto destinado para ampliar la planta de personal para que funcione doble turno y de lunes a domingo.

En la zona centro de Santa Cruz la cuestión principal del problema ambiental es la obra de las mega represas sobre el Río Santa Cruz. Considerado un emprendimiento anacrónico hoy en día en lo que respecta a la generación sustentable de energía, son proyectos que datan de los años ’50, y su fundamento es el negociado de la obra pública. Es disfrazada de “solución” al problema del desempleo de la provincia, pero ello es desmentido en la constante denuncia del gremio de la construcción por el bajo número que contratan para trabajar por cada localidad.

La búsqueda de generación de energía es resultado de décadas de desinversión en la generación de energía, que luego de privatizado el sector energético en los ’90 -sostenido por los distintos gobiernos- siguió un deterioro permanente. Tres localidades dependen actualmente del agua del Río Santa Cruz para consumo humano, y nunca fue aclarado a los habitantes de esos pueblos qué va a pasar con el abastecimiento durante los años de llenado del embalse, ni con la calidad del agua después. Tampoco se pensó un plan para abastecer a los lugares que hoy en día están atravesando una crisis de acceso al agua.

El Río Santa Cruz nace en el Lago Argentino producto del deshielo del Campo de Hielo patagónico. Es uno de los últimos lugares “salvajes” del planeta, uno de los últimos lugares que la naturaleza no ha sido sacrificada por el avance del desarrollo capitalista, un bien intangible de gran valor, fuente de atracción del turismo nacional e internacional. Hoy pretenden sacrificarlo. Existe una instancia judicial en curso, donde 15 comunidades de pueblos originarios de la provincia participan de una “mesa de diálogo” con funcionarios, a raíz de la denuncia de una de ellas ante el Estado argentino y la provincia de Santa Cruz por el incumplimiento del convenio 169 de la OIT. Reclaman llevar adelante una “Consulta Previa Libre e Informada” a los miembros de comunidades de pueblos preexistentes, reconocidos en la Constitución Nacional, ante el avance de un megaemprendimiento en territorio indígena. La “consulta” se está preparando por orden judicial en un contexto de cinco años de avance de las obras.

Otro problema central es la fumigación con agrotóxicos, como en las plantaciones de cerezas de Los Antiguos donde las chacras están pegadas al pueblo. Allí, hace dos años se debió llevar a más de 700 personas al hospital con síntomas de intoxicación, en medio de un gran escándalo sanitario, tras lo cual los vecinos de la asamblea y nuestros compañeros de Tribuna Ambiental “coparon” el Concejo Deliberante para reclamar una ordenanza que ponga un freno a las fumigaciones. Hoy siguen las aspersiones con agrotóxicos, y por lo tanto sigue la lucha.

En la cuenca carbonífera de Río Turbio luchamos contra la tala desmedida de bosques nativos y contra el loteo de las zonas, que consideramos reservas naturales de flora y fauna como la zona de Mazaruca. Es una zona emplazada sobre el Cerro la Dorotea, en cuyo interior se encuentra el mayor manto de carbón, que actualmente es explotado. Con el tiempo algunos terrenos se lotearon para chacareros y los amigos del poder cercaron esa reserva (Sergio Berni con el Cerro Aventura, Lázaro Baez y compañía). Más recientemente otros “favores” políticos conllevaron a que chacareros se arrogaran el derecho de extender y cercar nuevos terrenos utilizando árboles de  lenga y ñire relativamente jóvenes. En marzo de este año, el responsable provincial del Consejo Agrario de Santa Cruz dijo que habían autorizado que se talaran esos árboles.

Distintos vecinos independientes se organizaron con la consigna “Con el bosque NO” y realizaron el reclamo en el Concejo Deliberante de Río Turbio. Los concejales se comprometieron a tratar un proyecto mediante el cual esas Tierras fueran declaradas reserva natural. Algunos de ellos participaron con su firma del proyecto propulsado por el Frente de Izquierda a nivel nacional.

Este mega extractivismo pretende hipotecar los bienes intangibles y el patrimonio natural de los santacruceños, afectando fuentes de turismo nacional e internacional como Glaciar Perito Moreno con dos mega hidroeléctricas en un acuerdo con China y una empresa cuestionada a nivel mundial por desastres ambientes en su país de origen, o la tala indiscriminada del bosque nativo en la Cuenca Carbonífera. Todo al amparo del Estado y una Justicia al servicio de las corporaciones. Ante el avance depredador del gran capital, las grandes corporaciones se llevan todo y los pueblos quedamos devastados. Con estas experiencias participamos del plenario nacional de organizaciones ambientales, y resolvimos impulsar en nuestra región las acciones de cara a la jornada de lucha del 25 de septiembre.