En el primer mes y medio de la cuarentena, los desmontes en el norte argentino abarcaron casi 10.000 hectáreas. O sea que ni la cuarentena ni la pandemia frenan la destrucción de nuestros bosques nativos. Las consecuencias de esta situación están a la vista: sequías e inundaciones, calentamiento global, desequilibrios ambientales crecientes que se descargan especialmente sobre la población mas necesitada del campo y la ciudad.

También los efectos sociales: el desalojo de comunidades campesinas e indígenas, la concentración de la propiedad y la riqueza en un polo y de la miseria en el otro. Todo un proceso que se basa en la entrega de grandes extensiones de tierras públicas a grandes empresarios por monedas o en forma gratuita.

La Ley de Bosques, que venía a “frenar” los desmontes, es ahora el andamiaje legal de los desmontes. La Ley permite desforestar en las zonas que se categorizaron como “verdes” y lo prohíbe para las tierras “amarillas” y “rojas”. Las provincias entonces recategorizan las superficies donde no se pueden desmontar y las pintan como “verdes” para habilitar los desmontes.

El proyecto de Romina Del Plá, diputada del Partido Obrero en el Frente de Izquierda, declara la emergencia en materia de bosques nativos, establece la prohibición total de desmontar por dos años, prorrogables, y prohíbe recategorizar zonas donde el desmonte está prohibido. Del Plá reclamó mediante una carta pública al presidente de la Comisión de Ambiente de Diputados, Leonardo Grosso, el tratamiento y aprobación del proyecto, que está presentado en noviembre del 2019 y no ha sido tratado aún.

Sumá tu firma para reclamar el tratamiento y aprobación del proyecto de Romina Del Plá de suspensión de los desmontes, como un primer paso para terminar con la depredación capitalista de nuestros bosques.