Aniversarios

16/3/2021

50 aniversario del Viborazo: otra gran pueblada obrera en Córdoba

Cuando la vanguardia obrera clasista acaudilló una rebelión.

El 15 de marzo de 1971, Córdoba vivió una rebelión popular acaudillada por los trabajadores de los sindicatos clasistas de las  plantas de la automotriz FIAT, Sitrac-Sitram. El levantamiento terminó derrocando al interventor de facto de la provincia de Córdoba, José Camilo Uriburu, quien había declarado asumir el cargo para cortarle la cabeza a la serpiente que anidaba en Córdoba, refiriéndose al activismo vinculado a la izquierda revolucionaria que se multiplicaba en los  sindicatos  y  el movimiento estudiantil. De ahí el nombre de “Viborazo”, a la manifestación de masas que profundizó toda una crisis de régimen.

El Cordobazo en 1969 había herido de muerte la dictadura de Onganía y abierto un ascenso obrero y popular que se extendió a nuevas puebladas en múltiples provincias. La rebelión obrera del 15 de marzo, también denominada como segundo Cordobazo, se inscribe en todo un proceso histórico de recuperación de comisiones internas y sindicatos para revertir toda una pérdida de derechos laborales. Por eso, el Sitrac-Sitram fue una de las conquistas más importantes de la época, con las que se desafío la subordinación del movimiento obrero a la burocracia sindical peronista, que tenía una política de convivencia con la dictadura militar.

En 1960, la patronal de Fiat se dio la política de establecer sindicatos por planta, para regimentar aún más a los trabajadores, nombrando prácticamente a la dirección del Sitrac en la planta Concord y del Sitram en la planta Materfer. Sin embargo, después del Cordobazo, en estas empresas surgió un activismo que se levantó contra la burocracia sindical, recuperando el gremio para luchar por las necesidades de los trabajadores. El 23 de marzo de  1970 se destituyó al Secretario General del Sitrac mediante una asamblea y se nombró una Comisión Provisoria conformada por el activismo, fijando  un reclamo de aumento salarial del 40% y convocando a elecciones del gremio. El rechazo de la Secretaría de Trabajo a reconocer esta resolución de la asamblea fue quebrada el 14 de mayo con una ocupación de la planta Concord que incluyó la toma de rehenes entre el personal jerárquico. En las elecciones del Sitrac y el Sitram arrasaron las listas del activismo clasista.

Los hechos

En enero del 71 la patronal realizó el primer intento de descabezar la dirección del Sitrac mediante el despido de 7 de sus integrantes. La respuesta obrera, con toma de fábrica incluida, rechazó la intentona de la Fiat, y se ganó la solidaridad y apoyo de trabajadores de diferentes empresas. Los clasistas ganaban así una mayor autoridad.

El 12 de marzo, en un acto para celebrar la reincorporación de quienes la empresa intentó despedir, se produce una provocación policial que detonó una protesta que fue reprimida. En ese marco, la policía asesinó a Adolfo Cepeda, un joven obrero de 17 años, cuando trabajadores del Sitrac-Sitram y estudiantes resistían en Barrio Avellaneda. Estos sucesos terminaron de hacer eclosionar la bronca de la clase obrera cordobesa.

Sucede que en las bases de trabajadores se fueron juntando los reclamos y la bronca contra el gobierno dictatorial. En ese marco, se convocó a dos paros activos, de 14 horas, para los días 15 y 16 de marzo. Las diferentes conducciones gremiales que integraban la CGT, impulsaban la ocupación de los lugares de trabajo de 10 a 14 horas, en la expectativa de que las y los trabajadores no engrosen las columnas de manifestantes.

El repudio al interventor Uriburu unificó de conjunto a la acción de lucha del primer día de paro, en la que los clasistas del Sitrac-Sitram actuaron como dirección. De hecho, sus secretarios generales, Carlos “Gringo” Masera y Florencio Díaz fueron los únicos directivos en hablar, ante la ausencia de los demás.

Miles de manifestantes coparon las calles del centro de Córdoba en una protesta que se dirigió a los bancos y el Jockey Club, donde hubo destrozos. Pasado el mediodía, la ciudad había sido tomada. Las fuerzas represivas demoraron la represión que finalmente se ejecutó. Sin embargo, el paro del 16 se concretó.

Tras la represión se inició la detención masiva de trabajadores, entre ellos a dirigentes como Gregorio Flores que había ido a la fábrica a organizar un nuevo abandono de tareas. La dirección del Sitrac, desde la clandestinidad, continúo organizando la lucha contra un régimen dictatorial que había sufrido un golpe, al punto de que la junta militar que tenía el poder en el país removió de la presidencia a Roberto Levingston, el 22 de marzo del 71.

Gregorio Flores, que años después se incorporaría a militar al Partido Obrero sobre la base de su balance de esta experiencia de lucha, resumió en su libro Sitrac-Sitram: del Cordobazo al Clasismo, «Se han dicho y escrito muchas cosas acerca de Sitrac-Sitram, pero más allá de todos los argumentos que se pueden argüir para justificar su disolución hay un hecho que para mí es irrefutable. Nosotros para ser lo que fuimos, necesitamos decir cuatro verdades, reunir a los trabajadores en asamblea y organizarlos para pelear por sus necesidades concretas. En cambio para poder destruirnos necesitaron el ejército, la policía, la patronal y la complicidad de la burocracia sindical traidora».

La lucha del clasismo contra la burocracia sindical

La defensa de los intereses de clase a través de la independencia política fue una de las principales conclusiones con las que intervinieron los sindicatos por empresa de la fábrica Fiat. Por eso, los obreros de Sitrac-Sitram marcaron un método y una perspectiva para el conjunto del movimiento obrero.

Bajo la dirección del clasismo, los trabajadores fueron recuperando derechos, e incluso elaboraron un programa; es decir, proyectaron una salida integral. En ese sentido impulsaron un congreso obrero, para darle a la clase obrera una alternativa propia de conjunto. En ese congreso, Política Obrera (hoy Partido Obrero) propuso la conformación de una corriente única del clasismo a nivel nacional,  propuesta bloqueada por las otras fuerzas de la izquierda.

Más allá de los límites que tuvieron, los clasistas del Sitrac-Sitram expresaron una ruptura de las organizaciones obreras con los partidos patronales y con su Estado: un aspecto estratégico para la construcción de una alternativa propia para las y los explotados.

El ascenso obrero abierto por el Cordobazo,del cual el Viborazo fue un hito central, fue tomando una dimensión que llenó a la burguesía de temor. Luego del fracaso de la vuelta de Perón para aplacar  la extensión del clasismo, la burguesía recurrió a la dictadura y el genocidio para exterminarla, pero no ha logrado borrar su legado de la clase obrera argentina.

A 50 años del Viborazo, la tarea de recuperar las organizaciones obreras para abrir paso a todos los reclamos pendientes es una conclusión elemental de la etapa, ahí radica la vigencia y actualidad de la lucha de lxs clasistas.

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