Aniversarios

13/3/2023

A 38 años de la explosión del elevador n°5 de Ingeniero White

Bahía Blanca y los antecedentes en materia de crímenes laborales.

Puerto de Ingeniero White.

Un 13 de marzo de 1985 a las 0.15 hs. en el puerto de Ingeniero White -Bahía Blanca- se producía una explosión en el silo n°5 que dejó sin vida a 22 personas, trabajadores, bomberos voluntarios. La explosión fue de tal magnitud que llegó a la ciudad e hizo temblar los edificios, dado que Bahía está a menos de 10 km de Ingeniero White.

Como antecedente, el 10 de octubre de 1977 había habido una explosión por polvo acumulado que mató a tres personas, dos de ellos oficiales de Prefectura.

En aquel momento el trabajo en el puerto era monumental, cientos de buques de todos los países llegaban a cargar cereales. La estadía era muy costosa y para ahorrar en costos pretendían cargar todo en 24 horas. El silo 5 estaba operativo 17 horas seguidas. El 12 de marzo el turno de obreros de la Junta Nacional de Granos que entraba a las 16 hs. advertía que se venía una jornada complicada. Había que mantener el ritmo de carga.

A las 23:00 se decidió parar la noria una por una hora para evitar el sobrecalentamiento. La noria 1 estaba en similar situación -algunas ya producían chispas. En el silo ya se acumulaban 50.000 toneladas de cereal (80% de capacidad). El polvo en suspenso, más el calor, era tanto que alcanzaba una cantidad que producía explosión. La única advertencia fue de un operario de la ex Junta de Granos que advirtió que había humo en las rejillas de la noria, los técnicos alcanzaron advertir que eso iba a explotar y que había que evacuar.

La primera explosión de menor magnitud generó un incendio. La explosión siguiente tiró unos 50 metros para atrás al encargado de planta, Julio Dipaul. A los minutos ya había trabajadores corriendo y envueltos en llamas. Hubo destrucción de la planta de camiones, el techo del túnel de embarque n°2, las oficinas y sala de control. Se cayeron silos y sobresilos con trabajadores adentro. Al rato llegaron los familiares desesperados.

La sirena de peligro había sido retirada en 1983 para reparación y nunca se volvió a poner. El mantenimiento de las máquinas se había producido dos años antes. Había cables pelados corriendo por las paredes. Las cintas de las norias estaban flojas y las lámparas incandescentes no contaban con la protección suficiente. Los ventiladores estaban en malas condiciones, era la precariedad laboral en toda su expresión. Las ambulancias tardaron en llegar y no daban a basto. No todos murieron por la explosión, hubo trabajadores que fallecieron por asfixia al romperse caños de descarga de cereal de los silos. La especulación por los precios de las materias primas hizo caer las bolsas del mundo por el hecho ocurrido.

Para prefectura el hecho fue hipotético, accidental y culposo, se había especulado que podía ser un atentado. En 1986 el Juez Federal Alcindo Álvarez Canale cerró la causa sin procesamientos.

En definitiva, la precariedad laboral y la especulación convirtieron al puerto en una bomba de tiempo generando la mayor catástrofe de Bahía Blanca y portuaria de Argentina. Hoy, el puerto se encuentra privatizado y presenta récords de exportaciones: 21.457.470 toneladas durante los ocho meses de 2022 (maíz, trigo, carnes, químicos y combustibles).

Las condiciones de trabajo las determinaba la dirección estatal (Junta Nacional de Granos), que en ese momento tenía el puerto, y la burocracia sindical (Urgara) había sido amo y señor de la ciudad, dirigiendo las patotas sindicales que asolaron las calles de la ciudad. No era precisamente la preocupación de estos cuidar la vida de los obreros de la Junta Nacional de Granos, camioneros y bomberos voluntarios, sino garantizar las exportaciones a como dé lugar.

Los crímenes quedaron impunes y no hubo condenados. Las comisiones de seguridad e higiene bajo control obrero son una necesidad de primer orden.

 

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