Aniversarios

22/2/2023

A 46 años de los fusilamientos en la cancha de Racing

Mural.

La madrugada del 22 de febrero de 1977 no fue una noche más de verano en Avellaneda. En un paredón del estadio de Racing Club, un operativo policial terminó con el fusilamiento a quemarropa de cuatro hombres y dos mujeres, de entre 18 y 50 años.

Un acta elevada por Jorge Héctor San Félix, jefe de la sección regional Lanús de la Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (Dipba), narró: “Que el día de la fecha, siendo aproximadamente las 1:40 horas, en circunstancias en que fuerzas conjuntas recorrían la zona de Avellaneda, al llegar a la calle Colón entre Alsina e Italia, observaron que varias personas se hallaban pintando leyendas subversivas” (Página 12, 22/2/2017). Inventando un enfrentamiento armado, la policía terminó con la vida de seis personas, que aún se encuentra desaparecidas.

En 2016, Rafael Barone, amigo del exjugador Omar Oreste Corbatta, declaró a la justicia como testigo de lo sucedido, afirmando haber visto, en las inmediaciones del sector boleterías, “varias personas muertas, fuera de la cancha, con tiros. (…) Al otro día ni comentamos ¿Qué íbamos a comentar? En ese tiempo estaba prohibido comentar las cosas?”. Vecinos de Piñeyro denunciaron lo mismo. Las persianas de la cancha quedaron marcadas con agujeros, debido a los balazos 9mm de las fuerzas policiales.

En esto estuvo involucrada la fuerza represiva bonaerense comandada por Ramón Camps. A cargo de él se monto el “Circuito Camps”, un sistema de represión ilegal basado en 29 centros clandestinos de detención y tortura, muchos de los cuales funcionaban en las propias dependencias policiales. Por ellos pasaron miles de víctimas. “Una vez secuestradas por grupos de tareas, a las víctimas se las trasladaba a los diferentes centros clandestinos -podían pasar por varios de ellos-, donde eran torturadas e interrogadas, en ocasiones durante meses. Luego se decidía su destino: unas pocas eran liberadas, otras eran desaparecidas y en muchos casos se las asesinaba y luego fraguaban las circunstancias de sus muertes, haciéndolas pasar como “abatidas en un enfrentamiento”. Por esto último, los médicos de la morgue policial firmaban falsos certificados de defunción, que permitían sus enterramientos “legales” como NN” (Infobae, 2/12/2021).

A la par, en el cementerio municipal de Avellaneda existió el sector 134, donde el equipo de antropología forense exhumó 336 cuerpos, entre 1988 y 1992, los cuales fueron enterrados en fosas comunes. Actualmente están en estudio para obtener sus identidades.

A menos de diez cuadras del Estadio Presidente Perón se emplazaba uno de estos centros, conocido como “El Infierno”. Este estuvo ubicado en 12 de Octubre y José Estrada. “En el edificio funcionó la Brigada de Lanús con asiento en Avellaneda, bajo la dependencia de la Dirección de Investigaciones de la Policía de la Provincia de Buenos Aires. Entre 1976 y 1978 el lugar fue usado como centro clandestino de detención, tortura y exterminio” (Comisión por la Memoria, 15/9/2021). Luego del retorno de la democracia, el lugar siguió en manos de las fuerzas policiales. Será recién 18 años después (2011), que mediante la ordenanza 2.321, el Concejo Deliberantes de Avellaneda designó el edificio como Espacio de la Memoria.

El 18 de abril de 2018 fue presentado un proyecto de señalización, en homenaje a los caídos. La Comisión Directiva (CD) del club hizo un silencio atronador, al igual que el Municipio de Avellaneda, encabezado por Jorge Ferraresi (Frente de Todos). La presión popular está expresada, por ejemplo, en un mural frente a la cancha. Ni la CD ni el gobierno municipal exige el castigo a los responsables políticos y materiales de la Masacre de Piñeyro.

Camps fue juzgado y condenado entre 1984 y 1986 (en tres instancias) por más de 200 secuestros extorsivos, torturas, violaciones, asesinatos y sustracción de menores. En 1990 fue liberado gracias a los indultos del gobierno peronista de Carlos Menem. Camps falleció en agosto de 1994, sin culpa ni cargo, llevándose consigo el destino de miles de luchadores populares.

Nos aproximamos a un nuevo 24 de marzo, a 47 años del golpe cívico-militar. En estos 40 años de democracia pasaron radicales, peronistas, macristas y kirchneristas, y los libros de la dictadura siguen cerrados. Sucede que nos sigue gobernando la misma clase empresarial, que en 1976 saludó el golpe y hoy se disfraza de demócrata. La lucha por el juicio y castigo a los responsables políticos y materiales de la masacre de Racing está en manos del pueblo trabajador.