Aniversarios
9/3/2021
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Alexandra Kollontai: una pionera de la lucha por la emancipación de las mujeres
Hace 69 años fallecía esta protagonista de la Revolución Rusa
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El 9 de marzo de 1952 falleció Alexandra Kollontai, integrante del Comité Ejecutivo del Soviet de Petrogrado y del Comité Central del Partido Bolchevique en octubre de 1917. Kollontai fue además la primer mujer en integrar el Consejo de Comisarios del Pueblo y a nivel internacional la primer mujer embajadora.
Alexandra Mijailovna Domontovich nació en 1872 en San Petersburgo, en una familia latifundista. En 1893 se casó con su primo Vladimir Ludvigovich Kollontai con quien tuvo un hijo. A los pocos años su interés creciente por la cuestión social la acercaron al marxismo, lo que no fue aceptado por su marido, precipitando la separación. Alexandra partió entonces a Suiza, a estudiar economía y ciencias sociales. En 1899 volvió a San Petersburgo, uniéndose entonces al ilegal Partido Socialdemócrata ruso. Con su hijo a cargo, trabajó como escritora y propagandista.
Organización de las obreras y exilio
Durante los primeros años del siglo XX ya existía en Rusia un movimiento sufragista de mujeres de la burguesía, frente a cuyos planteos Kollontai sostuvo que la liberación de la mujer sólo podía tener lugar como consecuencia de la victoria de un nuevo orden social. En 1907 organizó un círculo de obreras y participó como delegada de Rusia en la Primera Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas realizada en Alemania y presidida por Clara Zetkin. Más tarde debió exiliarse, residiendo en varios países de Europa y en Estados Unidos. En Alemania se unió al Partido Socialdemócrata de Karl Liebknecht, Rosa Luxemburgo y Clara Zetkin.
En 1908 las sufragistas convocaron el Primer Congreso Femenino de toda Rusia y Kollontai impulsó la participación de las obreras socialdemócratas para que llevaran una posición clasista e independiente. Dentro del partido no había unanimidad acerca de la importancia de la organización de las trabajadoras: “mis camaradas del partido nos acusaron tanto a mí y como a aquellas camaradas (…) de ser `feministas´ y de poner demasiado énfasis en asuntos que sólo concernían a las mujeres” (Kollontai, 2015). En 1914 bolcheviques y mencheviques se abocaron a la organización de las obreras, lo que fue señalado por Kollontai como un giro de la actividad partidaria en torno a la cuestión de las mujeres.
La Primera Guerra Mundial y la ruptura de la II Internacional
En 1914 comenzó la Primera Guerra Mundial. La posición ante la guerra fue una divisoria de aguas entre los partidos socialdemócratas de la Segunda Internacional. Varios partidos que la integraban votaron a favor de los créditos de guerra en sus respectivos países, por lo que fueron considerados unos traidores “socialpatriotas” por los internacionalistas, que denunciaron el carácter interburgués de la guerra. Kollontai, que se había opuesto a la misma desde el primer momento se unió a los bolcheviques porque consideró que eran los que luchaban en forma más decidida contra la guerra. Los internacionalistas formarían luego la III Internacional.
La Revolución Rusa
Luego de la Revolución Rusa de febrero de 1917, que derrocó al zarismo y abrió paso al gobierno provisional encabezado por Kerensky, Kollontai volvió a Rusia y apoyó la posición de Lenin de romper con el gobierno y orientar al partido hacia la toma del poder apoyándose en los Soviets. Fue elegida para integrar el Comité Ejecutivo del Soviet de Petrogrado y el Comité Central del Partido. Tras la toma del poder fue elegida Comisaria del Pueblo (ministra) de Bienestar Social, siendo la única mujer con ese cargo.
En 1918 fue una de las organizadoras del Primer Congreso de Obreras y Campesinas de toda Rusia, del que nació el Zhenotdel (Departamento de la Mujer), un organismo partidario dedicado a promover la participación de las mujeres en la vida pública y en proyectos sociales.
Los desacuerdos con la política general del gobierno llevarían a Kollontai a renunciar a su cargo de Comisaria del Pueblo. Volvió entonces a centrar su actividad en la lucha por la liberación de las mujeres, que con la Revolución de Octubre habían obtenido una igualdad legal. Durante los primeros 3 años de la Revolución se reglamentó el matrimonio civil y el divorcio, se abolió la herencia, se estableció la obligación social del cuidado de lxs niñxs, la igualdad legal entre hombres y mujeres, se eliminaron las diferencias entre hijxs “legítimos” e “ilegítimos”, se prohibió el trabajo infantil, se establecieron las licencias por maternidad pagas y se legalizó el aborto.
La NEP y la Oposición Obrera
La situación del Estado obrero era crítica: a los años de participación en la guerra mundial, se sumó la guerra civil y un invierno sumamente frío. La producción agrícola había descendido fuertemente y gran parte de la industria estaba paralizada. El hambre y el frío provocaron entonces millones de muertes. Gran parte del campesinado se oponía al gobierno y en marzo de 1921 se amotinaron también los marineros de Cronstadt. El X Congreso del Partido Comunista de Rusia resolvió impulsar un viraje en la política económica: la nueva política económica (NEP), con la que se sustituyó la requisa de excedentes agrícolas por un impuesto, lo que permitió a los campesinos comercializar libremente su producto una vez pagado el impuesto. Con estas medidas la producción agrícola se incrementó, pero también se fortaleció a los propietarios.
El X Congreso debatió también respecto a la unidad del Partido, dada la existencia de corrientes internas. Kollontai formó parte de una de ellas, la Oposición Obrera, una corriente que criticaba la NEP y el creciente burocratismo del Estado y el partido, y proponía entregar la dirección de la economía a un Congreso de productores organizados en sindicatos industriales que elegiría un órgano central para dirigir la economía soviética. Lenin consideró que esta posición englobaba al proletario con sectores de la pequeño burguesía, apartándose de la distinción entre las clases; y que el coqueteo con las masas sin partido era un abandono de la lucha por la construcción de un partido político capaz de unir, educar y organizar a una vanguardia del proletariado y de las masas trabajadoras. Finalmente, Lenin advertía que las propuestas de la Oposición Obrera podrían llevar a una desorganización anarquista y al triunfo de la contrarrevolución. El Congreso votó la disolución de los grupos internos, pero incluyendo en la resolución una reivindicación a la existencia de posiciones críticas.
Burocratización y diplomacia
En 1924 Kollontai fue designada embajadora en Noruega, convirtiéndose en la primera mujer con ese cargo a nivel internacional. Luego de la muerte de Lenin, abandonó las críticas al burocratismo del partido y del Estado. Mientras tanto el proceso de burocratización de la Unión Soviética se aceleró: en 1927 Trotsky fue expulsado del Partido Comunista, dos años después sería expulsado de la Unión Soviética, y varios integrantes de la Oposición Obrera fueron perseguidos y ejecutados.
Entre 1936 y 1938 se llevaron adelante los Juicios de Moscú, en los cuales 70 bolcheviques fueron juzgados y ejecutados por traición, entre ellos varios miembros del Comité Central del Partido durante la Revolución de Octubre. Trotsky a su vez sería alcanzado por la burocracia homicida en 1940 en México.
Simultáneamente se produjo un fuerte retroceso en materia de derechos de las mujeres y los homosexuales que se expresó en la disolución del Secretariado femenino en 1926, la propalación de un discurso familiarista desde fines de los años 20, la penalización de la homosexualidad, castigada hasta con 8 años de trabajos forzados desde 1933, la prohibición del aborto en el primer embarazo en 1936, el impuesto a la soltería y al divorcio, el desconocimiento de las parejas de hecho y del derecho a recibir alimentos por parte de la mujer separada, la condena a la sexualidad libre en 1941; la prohibición total del aborto en 1944.
Mientras tanto Kollontai permaneció en el exterior como embajadora, y hasta su muerte en Moscú en 1952 la mayor parte de sus escritos fueron sobre la cuestión de la mujer, la familia y la sexualidad.
Algunas de sus ideas: el amor libre y la mujer nueva
Sus escritos analizan la opresión de las mujeres desde una perspectiva marxista. En ellos señala que la transformación revolucionaria de la sociedad no sólo impactaría en las relaciones de producción, sino en la vida cotidiana, en la organización de la familia y en la relación entre los sexos, y sostuvo en algunas de sus proposiciones la politización de lo privado, anticipando una bandera de la segunda ola del feminismo. Un ejemplo de ello es su concepción del amor, entendido como “un elemento de unión, y en consecuencia un elemento organizador” (Kollontai, 2017 c), cuya expresión concreta es definida por los distintos tipos de sociedades, de modo tal que en cada una de ellas el amor es entendido y legitimado en formas específicas según las necesidades de reproducción social.
Por lo tanto, observa que en un modo de producción basado en la propiedad privada como es el capitalismo, las personas se aferran al ser amado, sobre el que se reivindican derechos de propiedad: “El ideal de la posesión absoluta -no únicamente del “yo” físico, sino también del “yo” espiritual del cónyuge- (…) ha sido por entero formado y cultivado por la clase burguesa, con el propósito de reforzar los cimientos familiares que aseguraban la estabilidad (…)´” (Kollontai, 2017 a).
Y esta situación es más limitante para las mujeres, dado que del varón se espera que se realice como ser humano por sus propios méritos, mientras aún se juzga a las mujeres en gran medida en función de sus cualidades como madre y esposa, situación reforzada con frecuencia por la dependencia económica.
La crítica a la forma que adquiere el amor en el capitalismo le permite a Kollontai promover un nuevo tipo de amor, el “amor camaradería”, que surgido en la lucha común contra la explotación estará fundado en la solidaridad y la libertad y requerirá para desarrollarse que las mujeres participen masivamente del trabajo asalariado, terminando con las concepciones que atan su destino a su rol en la reproducción: “si desaparecen en las relaciones sexuales la pasión ciega, absorbente, exigente, el sentimiento de propiedad, el deseo egoísta de “apropiarse” para siempre del ser amado; (…) veremos (…) cómo se refuerzan el respeto a la otra persona, la aptitud para tomar en consideración sus derechos, veremos (…) crecer la aspiración a expresar el amor no sólo mediante besos y caricias, sino también por la acción común, sobre las ruinas de la antigua familia se verá pronto surgir una forma nueva, la cual conlleva relaciones muy distintas entre el hombre y la mujer, y constituirá la unión afectiva y de camaradería, la unión entre dos miembros iguales de la sociedad comunista, ambos libres, ambos independientes, ambos trabajadores (…)” (Kollontai, 2017 c).
De este modo, las relaciones de pareja, despojadas de su carácter de unión por necesidad, reposarán sobre la libre unión de sus integrantes. Y así la mujer nueva conquistará su individualidad, y la posibilidad de desarrollar sus propios proyectos; la independencia económica de las mujeres irá de la mano de una creciente independencia afectiva y su vida no girará ya en torno a la familia y el trabajo del hogar, sino que habrá una apertura a nuevos horizontes existenciales, que la integrarán a la comunidad.
Tomando para finalizar la advertencia de Kollontai, tenemos el desafío de cuestionar el orden y las jerarquías dentro de la familia, (así como al sistema sexo genérico imperante), teniendo siempre en cuenta que una transformación radical de los mismos requiere la transformación de las bases materiales de la sociedad que los sustenta.
https://revistaedm.com/especiales/8m-la-opresion-de-la-mujer-en-el-capitalismo-dossier-para-el-debate/
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– Frencia, C. y Gaido, D. (2017), El marxismo y la liberación de las mujeres trabajadoras: de la Internacional de Mujeres Socialistas a la Revolución Rusa, Ed. Rumbos, Buenos Aires.
– Kollontai, A. [2017 a (1918)], Las relaciones entre los sexos y la lucha de clases, en El amor y la mujer nueva. Textos escogidos, Cienfuegos, Buenos Aires.
– Kollontai, A. [2017 b (1918)], El amor y la nueva moral, en El amor y la mujer nueva. Textos escogidos, Cienfuegos, Buenos Aires.
– Kollontai, A. [2014 (1921)], Catorce conferencias en la Universidad Sverdlov de Leningrado (1921), Ed. Cienflores, Buenos Aires.
– Kollontai, A. [2017 c (1923)], ¡Abran paso al Eros alado! (una carta a la juventud obrera), disponible en https://www.marxists.org/espanol/kollontai/1923/0001.htm.
– Kollontai, A. [2015 (1926)], Autobiografía de una mujer sexualmente emancipada, Ed. Horas y Horas, Madrid.
– Kollontai, A. [2009 (1930)], La mujer nueva y la moral sexual, Casa Juan Pablos, México.