Aniversarios
13/5/1987|181
Aprendamos de la "Crítica al Programa de Gotha"
Mayo de 1875: la unificación del socialismo en Alemania

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En la década de 1860 el proceso de unificación nacional de Alemania se aceleró notablemente. Junto con el crecimiento de la gran Industria se desarrolla notablemente el proletariado. El viejo régimen artesanal se hunde definitivamente. La nueva clase obrera da pasos hacia su independencia política y organizativa.
El problema nacional y la burguesía
Alemania era una confederación constituida por más de 40 estados y ciudades independientes “soberanos”, aunque en realidad eran vasallos económicos y políticos de las principales potencias europeas. En 1848, tanto en Viena como en Berlín se desarrollará un importante movimiento revolucionario contra el viejo orden. La unificación nacional de los estados de habla alemana y de sus periferias, la caída de los regímenes dinásticos y señoriales, la abolición de la servidumbre en el campo y la guerra mundial contra el zarismo figuran como tareas centrales de la revolución. Pero a pesar de las insurrecciones victoriosas, la revolución fracasa debido a una peculiar situación histórica: la burguesía teme lo suficiente al proletariado como para preferir el acuerdo con la nobleza a cambio de concesiones formales, y el proletariado aún no se ha separado lo suficiente de la burguesía y de la pequeña burguesía como para acaudillar un movimiento revolucionario propio.
Es en el transcurso de este proceso revolucionario que Marx y Engels rompen con la llamada democracia burguesa y plantean la organización independiente de la clase obrera.
Dos corrientes en el movimiento obrero alemán
El compromiso de 1848-49 da origen en Alemania a una situación de crisis repetidas tanto en el plano interno como en el internacional. Las tareas históricas de la unidad nacional siguen pendientes, en circunstancias en que el desarrollo capitalista agudiza las contradicciones planteadas por el dominio extranjero. Alemania y Austria aún habrán de pasar por situaciones revolucionarias y guerras exteriores.
En 1861 se constituye el Partido Progresista, expresión de la pequeña burguesía radicalizada. El PP se empeña en organizar en su seno a la clase obrera, como fuerza auxiliar de movilización contra el régimen dinástico. No levantaba, sin embargo, en lo más mínimo, las reivindicaciones de los trabajadores (salarios, jornada de trabajo, etc.), los cuales eran superexplotados por el capitalismo naciente.
En 1863, Ferdinand Lasalle constituirá la Asociación General de Obreros de Alemania. Es la primera organización de masas independientes de la burguesía que se dará la clase obrera alemana. En su programa se preconizaba la lucha de clases en el campo político a través de una propaganda activa por el sufragio universal.
En ese momento, Bismarck, nuevo canciller del imperio, realizaba una política de concesiones y maniobras entre las diferentes clases, con la finalidad de aislar política-mente a la burguesía y mantener las riendas del Estado en manos de la nobleza.
Lasalle ve la posibilidad de una negociación con el régimen bismarckiano. La crítica de Lasalle era muy dura contra el Partido Progresista y la burguesía alemana, y relativamente blanda contra la monarquía. Esta conducta es criticada por Marx y Engels, quienes ya en el Manifiesto Comunista habían denunciado al “socialismo feudal” que intentaba maniobrar con los obreros contra la burguesía, para defender al viejo orden.
En 1869, en Eisenach, Liebknecht y Bebel logran unir a los obreros disconformes con el oportunismo lasalleano y fundar el Partido Socialista Obrero Alemán; adherido a la Internacional.
En 1865, Marx había roto con los lasalleanos. En una carta dirigida a Schweitzer (quien reemplazó a Lasalle luego de su muerte ocurrida en 1864) Marx planteó: “Esta fuera de toda duda que la infortunada ilusión de Lasalle concerniente a la intervención socialista en un gobierno prusiano terminará en un chasco. La lógica de las cosas dirá su palabra. Pero el honor del partido obrero exige que rechace cuadros fantasistas de esta clase aun antes de que la experiencia demuestre su vaciedad. La clase obrera es revolucionaria o no es nada.” En su respuesta, Schweitzer declara que escucharía los consejos teóricos que Marx quisiera darle pero que respecto a los problemas tácticos él se consideraba más capacitado por estar en el seno del movimiento y conocer sus necesidades.
La lucha entre lasalleanos y marxistas teñirá al movimiento obrero durante una década. Aun así, el movimiento socialista de conjunto crecerá. En 1867, utilizando el sufragio universal, la clase obrera alemana lleva los primeros diputados socialistas al Parlamento.
El Congreso de Gotha y la unidad socialista
Efectivamente, la experiencia demostrará la ilusión oportunista de los lasalleanos. A medida que la clase obrera se fortalece el régimen bismarckiano reprimirá a las fuerzas socialistas. El centro de la represión se descargará sobre las fuerzas marxistas. En 1871 Bebel y Liebknecht Irán a prisión por protestar contra la anexión de Alsacia y Lorena y por su solidaridad pública con la rebelianos obrera de la Comuna de París. Las persecuciones de Bismarck crearon un acercamiento entre lasallaenos y marxistas y un sentimiento de unidad entre los trabajadores. Liebknecht y Bebel (liberados en 1874) trabajarán por la unidad socialista con los lasalleanos, la que se concretará en el congreso de Gotha que se realizará entre el 22 y 27 de mayo de 1875. De allí surgirá el Partido Obrero Socialista de Alemania. El programa que adoptará el nuevo partido será un “compromiso” con el lasallismo.
La crítica al Programa de Gotha
Marx y Engels se opondrán con gran virulencia al “nuevo programa". Marx, en una a Bebel (marzo de 1875), plantea: “Comprenderá que este programo representa un viraje, el cual fácilmente podría obligamos a declinar toda responsabilidad respecto al partido que lo adopte.”
Marx escribirá su famosa “Crítica al Programa de Gotha".
En la misma resaltará un conjunto de problemas: 1) Se renegaba prácticamente del internacionalismo (“Por oposición al Manifiesto Comunista...Lasalle concebía al movimiento obrero desde el punto de vista nacional más estrecho", Marx), b) El nuevo programa consideraba que, frente a la clase obrera, “todas las demás clases no forman más que una masa reaccionarla.” En el Manifiesto Comunista en cambio se afirmaba: “De todas las clases que hoy se enfrentan con la burguesía, sólo el proletariado es una clase verdaderamente revolucionaria”. Las capas medias, el campesinado, la pequeña burguesía podían ser arrastrados al campo de la revolución. Marx acusa a los lasalleanos de haber puesto este punto “para cohonestar su alianza con los adversarios absolutistas y feudales contra la burguesía”; c) el programa de Gotha “exigía” que “para preparar el camino a la solución del problema social... se creen cooperativas de producción, con la ayuda del Estado", es decir que se renegaba de la revolución; d) Se propugnaba un “estado libre”. Marx denunciará esta abstracción y planteará la necesidad de luchar por “la dictadura revolucionaria del proletariado”; e) El nuevo programa no propugna la organización sindical de masas.
El programa de Gotha será pulverizado por Marx, quien demostrará su carácter anti-cientlfico y oportunista.
Una unidad oportunista
Los líderes “marxistas" conocedores de las críticas de Marx y Engels ocultaron las mismas durante casi 20 años.
Recién en 1891 Engels consiguió que fuera publicada por la dirección de la socialdemocracia alemana. “Liebknecht contó, unos 20 años más tarde, que la mayoría, aunque no la totalidad, estaba conforme con Marx, y que seguramente, no hubiera sido difícil conseguir también una mayoría a favor suyo en el congreso de fusión, pero que siempre habría quedado una minoría disconforme, que era lo que había que evitar, ya que no se trataba de formular doctrinas científicas, sino de llevar a cabo la unificación de las dos fracciones” (Biografía de Marx por F. Mehring, pág. 395, Edit. Claridad).
Marx y Engels no se oponían a la unidad, consideraban que la misma podía ser un gran paso adelante a condición de que no se bastardeara el programa. En una carta del 5 de mayo de 1875 Marx planteará: “Cada paso de movimiento real vale más que una docena de programas. Por lo tanto, si no era posible —y las circunstancias del momento no lo consentían— ir más allá del programa de Eisenach, habría que haberse limitado simplemente, a concertar un acuerdo para la acción contra el enemigo común. Pero, cuando se redacta un programa de principios (en vez de aplazarlo hasta el momento en que una prolongada actuación conjunta lo prepare), se colocan ante todo el mundo los jalones por los que se mide el nivel del movimiento del Partido.”
El oportunismo marxista siempre falsificará esta posición de Marx. Se le hará decir que relegaba el programa en favor del movimiento práctico. Marx defendía a fondo el programa revolucionario, podía renunciar a imponerlo plenamente y proponerse solamente los acuerdos prácticos, pero no a prostituirlo.
Consecuencias de la unidad oportunista
En su carta del 5 de mayo de 1875, Marx vaticinaba: “Sabido es que el mero hecho de la unificación satisface de por sí a los obreros, pero se equivoca quien piense que este éxito efímero no ha costado demasiado caro”. Efectivamente, Mehring en su ya citada “Biografía...” reconoce que “la confusión teórica dentro del nuevo partido fusionado, más bien crecía que menguaba. (Marx y Engels) vieron en esto una consecuencia de la fusión forzada, y su descontento, lejos de suavizarse, adoptó formas más violentas” (pág. 396).
El nuevo partido comenzó a crecer y este “incremento rapidísimo que iban tomando sus triunfos en la práctica hacía adoptar al nuevo partido fusionado una actitud un poco indiferente frente a la teoría (Ídem).
Una avalancha de oportunismo teórico y de arribismo se desencadenó en tomo al avance de la socialdemocracia alemana. Intelectuales, profesores universitarios, incluso burgueses filantrópicos intentaban medrar en el Partido Obrero. Una expresión de esto, fue el eco que tuvo el profesor Dühring en la socialdemocracia berlinesa.
El propio Liebknecht llegó a preocuparse por el eco de Dühring e instó a que Marx y Engels intervinieran.
Engels, con mucha reticencia, aceptó criticar finalmente las vulgaridades seudocientíficas de Dühring y escribió uno de los trabajos marxistas más notables, un conjunto de artículos que se terminó por conocer bajo el nombre de Antidühring. Pero he aquí que en un Congreso socialista realizado en 1877 hubo una fuerte oposición a publicar los trabajos de Engels en el periódico partidario. Una moción planteaba que éstos carecían “totalmente de interés y sor, además, altamente escandalosos para la inmensa mayoría de los lectores del periódico”. El periódico partidario estaba sumido en una política de compromiso con la intelectualidad pequeño burguesa. A duras penas se impuso una moción conciliatoria: los escritos de Engels se publicarían en un suplemento científico del periódico.
Marx denunciaba en una carta (19.10.1877) que “El pacto con los lasalleanos ha llevado a los de Berlín también a pactar con otras mediocridades...”.
La persecución a los socialistas
Luego de un periodo de acelerado crecimiento, la gran industria alemana entró en uno de esos periodos de crisis típicos del capitalismo. Para debilitar la resistencia de las masas contra la miseria que las amenazaba es que Bismarck ilegalizó al movimiento socialista y comenzó contra él una persecución Implacable. Mehring afirma (pág. 402) que aquel vendaval represivo sirvió para depurara! Partido “pues es evidente que muchos de los elementos burgueses que últimamente hablan afluido al partido...de- mostraron su falta de firmeza y que algunos dirigentes...se sintieron abatidos por los golpes durísimos de la reacción y temieron irritar más todavía al enemigo si hacían una enérgica resistencia.” Algunos diputados socialdemócratas tomaron posiciones abiertamente proburguesas en el Parlamento. Marx criticó con energía “El cretinismo parlamentario” que anteponía esta institución burguesa al desarrollo revolucionario de la clase obrera.
Pero de conjunto fue una época heroica del socialismo alemán, que luchó en la clandestinidad y fue acrecentando su fuerza contra la burguesía, basándose en la clase obrera.
¿Reivindicación de Marx?
En 1890 la burguesía vuelve a otorgar legalidad a la socialdemocracia. En la década de persecución la fuerza obrera había crecido notablemente, la socialdemocracia era el principal partido alemán. La burguesía sustituirá entonces la represión por la corrupción del proletariado, alentando el desarrollo oportunista.
En 1890, un congreso socialdemócrata deroga el programa de Gotha y vota un nuevo programa en la ciudad de Erfurt, donde incorpora las críticas que Marx había realizado hacía más de una década. En ese momento Engels da a conocer la famosa Critica al Programa de Gotha que la dirección socialdemócrata había ocultado. Pero si bien el nuevo programa de Erfurt incorpora las concepciones científicas del marxismo sobre la caracterización de la sociedad capitalista, tendrá importantes insuficiencias. Engels criticará dos grandes falencias del programa de Erfurt (estas críticas serán nuevamente ocultadas por la dirección socialdemócrata): a) falta de una caracterización del Estado como órgano de dominación de la clase dominante; b) ausencia de un planteamiento revolucionario para la toma del poder por el proletariado. Se planteaba asi la posibilidad de que se entendiera el acceso del proletariado al Estado como un proceso evolutivo (y no revolucionario) dentro de la democracia burguesa. Como se sabe, ésta fue luego una de las bases de la corriente reformista que se desarrolló en la socialdemocracia Internacional.
Actualidad de las divergencias
Muchos historiadores reconocen académicamente las críticas de Marx al Programa de Gotha, pero lo desprecian políticamente. Engels. en una carta a Bebel (marzo de 1875) consideraba que “En general importan menos los programas oficiales de los partidos que sus actos. Pero un nuevo programa es siempre, a pesar de todo, una bandera que se levanta públicamente y por la cual los de fuera juzgan al partido. No debería. por tanto, en modo alguno, representar un retroceso como el que representa éste, comparado con el de Eisenach...Además yo estoy convencido de que la unión hecha sobre esta base no durará ni un año... Vendrá la escisión; pero habremos “devuelto la honra” (a los oportunistas); nosotros saldremos debilitados de la escisión y los lasalleanos fortalecidos; nuestro Partido habrá perdido su virginidad política y jamás podrá volver a combatir con valentía la fraseología de Lasalle...y si entonces los lasalleanos vuelven a decir que ellos son el verdadero y único partido obrero y que los nuestros son unos burgueses, allí estará el programa para demostrarlo.”
La escisión no se dio. pero la evolución oportunista si. Las palabras de Engels tienen hoy gran vigencia para el movimiento revolucionario. En 1985 se constituyó un frente democratizante que renegaba de la más elemental independencia teórica y política respecto de la burguesía nacionalista. El Frepu así formado no constituyó un paso adelante del movimiento obrero real sino una plataforma política de subordinación respecto de la pequeño burguesía democratizante y nacionalista. Hoy el Frepu está en descomposición, y en esta debacle solamente las banderas del Partido Obrero están inmaculadas y sirven de referencia para la vanguardia obrera.