El PC apoyó hasta el último minuto al gobierno de Isabel: “no queremos —dijo— el fracaso de este gobierno”. Junto con sus aliados burgueses de la ‘multipartidaria’, reclamaba una “rectificación del rumbo”.

Una vez producido el golpe, anunció su apoyo a la Junta Militar. “El Partido Comunista, aunque no comparte todos los puntos de vista expresados en los documentos oficiales, no podría estar en desacuerdo con tales enunciados, pues coinciden con puntos de su Programa, que se propone el desarrollo con independencia económica, la seguridad con capacidad nacional de decisión, soberanía y justicia social” (declaración del CC del PC del 25 de marzo). Una semana después, su vocero oficial Tribuna Popular, ratificó esa posición: “El general Videla no pide adhesión, sino comprensión. La tiene”.

Es así que cuando los militares barren con el gobierno de Isabel, el PC altera sin ningún empacho el argumento antigolpista con que justificaba su apoyo al gobierno criminal del peronismo. “La situación había llegado a un límite extremo —dice TP— ‘que agravia a la nación y compromete su futuro’,  como dice uno de los comunicados de las fuerzas armadas”.

En el análisis del discurso de Videla, “Tribuna Popular” define claramente cómo entiende el PC la misión que le ha asignado la dictadura: “Corresponde, pues, que todos los sectores patrióticos de nuestro pueblo, recogiendo el llamado presidencial, participen en la reorganización democrática y el gran debate que ella suscita en la nueva etapa que vivimos. En lo que a nosotros corresponde, daremos nuestra colaboración opinando”.

El final de la declaración del CC del PC es perfectamente explícito: El Partido Comunista —dice— “confía en que las fuerzas armadas sean fieles al mensaje sanmartiniano: ‘Mis promesas a los pueblos por quienes he hecho la guerra se han cumplido: lograr su independencia y dejar a su voluntad la elección de sus gobernantes’”.