Aniversarios

10/3/2021

Cuando los obreros de París derribaron la Columna Vendôme

A 150 años de la Comuna de París; la simbología internacionalista de las masas.

La dirección de la Comuna estaba integrada por tendencias contradictorias, como hemos ido desarrollando en la serie de notas de Prensa Obrera. Más allá de las contradicciones políticas entre las corrientes, las acciones que llevaron adelante fueron notables y mostraron una fuerte tendencia política hacia el internacionalismo. Una de ellas, que es muy curiosa y quizás no tan importante como otras decisiones políticas más comentadas es el derribo de un monumento napoleónico.

Dentro del breve período de existencia de la Comuna hay, por lo menos, tres hechos que son de un contenido más simbólico, el primero la quema de la guillotina el 6 de abril, la decisión de derribar la columna Vendôme y la propuesta de demoler la Capilla Expiatoria, que se había construido a modo de pedir perdón a Dios por la ejecución del Rey Luis XVI.

La quema de la guillotina llevada adelante por un Batallón de la Guardia Nacional y festejada por  la población entusiasta no deja de ser una construcción intelectual vinculada al lenguaje. La quema simboliza el deseo de ponerle fin a la opresión del régimen imperial de Napoleón III, pero indudablemente por este medio no se llega a ese resultado ni se impide la pena de muerte. Este hecho al parecer fue sin previa organización o por lo menos no partió de una disposición del Comité Central de la Comuna.

Ahora el derribo de la Columna de Vendôme fue acordado desde el gobierno el 12 de abril y llevado a cabo el 16 de mayo de 1871. Realizar esta medida no podía tener nada de espontaneo, por la magnitud de la obra requerida. Se contrato a un Ingeniero civil, Jules Iribe, el cual se había comprometido a derribarla el 5 de mayo, aniversario de la muerte de Napoleón I. La suma del acuerdo eran unos 28’000 francos con deducción de 500 por día de retraso. El trabajo requería organización y planificación, existe un registro fotográfico de Bruno Braquehais, que así lo muestra. Se preparó la demolición hacia una calle donde una pila de ramas, estiércol y arena la recibiría para evitar daños en los edificios lindantes por las vibraciones que podría generar. Dos vigas de madera, una a cada lado, guiarían la caída. En la parte superior se unieron a ella tres cabos que se direccionaban a una polea con pasador y luego a un cabrestante anclado a la boca de acceso de la rue de la Paix. La base de la columna fue aserrada horizontalmente. En las fotografías y dibujos se ven un andamio y escalera. El lugar del corte se cubría con una lona, que en momentos antes del derribo es retirada. Al parecer se planificó la colisión para las 2 de la tarde, se intentó hacerlo a las 3:30 pero algo del mecanismo para traccionar se rompe y debe ser reemplazado. La demolición se concretada a las 5:15 de la tarde, es registrada por fotógrafos, dibujantes y periodistas. Todo esto contrastado con la situación amenazante de la reacción que sometía a París a constantes bombardeos. El 23 de abril Thiers rompe las negociaciones con la Comuna para el intercambio de los rehenes por Blanqui. Y a partir de ahí comienza el avance por el frente occidental tomando fuertes y reduciendo a escombros las fortificaciones de los alrededores de París. Llegando hasta el cinturón fortificado de la ciudad y logrando ingresar el 21 de mayo dando fin a la rebelión con una sangrienta cacería de los rebeldes que culmina luego de siete días de combate. Por el lado opuesto, a su vez, tenían alojados, conspirando y aguardando al invasor extranjero.

¿Por qué detenerse a derribar un monumento en este contexto de acecho y angustia?

La Columna Vendôme, que sigue el modelo de la antigua columna del emperador romano Trajano, fue construida por Napoleón I como glorificación de la victoria de los soldados franceses que derrotaron a la alianza ruso-austríaca en la batalla de Austerlitz. Se conformaba de 76 bajorrelieves de escenas de batallas fundidos con el bronce de 250 cañones Rusos capturados. La columna se encontraba rematada por una escultura de Napoleón I vestido con túnica romana. La demolición significo el repudio al odio entre naciones y en alguna medida un rechazo al nacionalismo. El hecho estuvo acompañado por medidas de carácter internacionalistas, en lugar de perseguir a los alemanes residentes en Francia como hacia la policía bonapartista en aquel momento. La Comuna concedió a todos los extranjeros participar en su organización, permitiéndoles ser electos y asumir responsabilidades. La Comuna nombró a Leo Frankel, obrero , húngaro (territorio integrado en esa época al Imperio austrohúngaro), como su Ministro de Trabajo. Y como sus generales figuraban extranjeros como los polacos Jaroslaw Dombrowski y Walery Wroblewski y el italiano Amilcare Cipriani. Además adopto la bandera roja como símbolo de la republica de los trabajadores, la cual ondeó sobre el pedestal de la columna luego de ser derribada.

A pesar de lo heterogéneo de la conformación de la Comuna, esta se coloca en un plano internacionalista. Con acciones como la del derribo de la columna llamaron al resto de la clase obrera a que se sumen y se alcen contra el régimen burgués e Imperial en sus respectivas naciones. Viéndolo en perspectiva fue un acto de agitación revolucionaria para quebrar el aislamiento y, por lo contrario, promover la propagación de la nueva sociedad. La “nueva era histórica que conscientemente inauguraba, la Comuna”.

https://prensaobrera.com/aniversarios/guerra-y-revolucion-en-francia-la-pelea-entre-chauvinismo-e-internacionalismo/

 

Símbolos, proclamas y palabras

Fue una medida que tiene una fuerte impronta simbólica. Se abatió aquel símbolo gigantesco de la gloria guerrera de opresión para significar la hermandad entre los seres humanos por medio del socialismo.

Roland Barthes dice que “para que una cosa sea sabida es necesario que sea dicha; pero también, desde que es dicha, muy provisionalmente, es verdad.” La palabra, como símbolo que es, también construye una realidad, porque significa esa realidad, como cualquier artefacto de la cultura, es un dispositivo que hace visible lo real aunque en algunos casos como espectro o posibilidad de ser. Muchas veces los explotados únicamente contamos con los escritos, los volantes y todo tipo de material que solamente son signos que manifiestan el rechazo a una determinada situación de cosas, y a su vez proponen una salida. Que en un primer momento solo significa la potencialidad de concretarlo una vez que se logre el poder para llevarlos adelante.

Si el fantasma del comunismo sigue recorriendo el mundo no solo es porque hay una condición paupérrima de vida que terminan en rebeliones populares sino porque existe una perspectiva alternativa al régimen, y para que posea entidad primero tiene que ser significada, escrita y difundida. La palabra es una de las claves en esa construcción de posibilidad de ser, de entidad espectral que asecha al capital.

El derribo de este monumento se coloca como una proclama de principios. Que aunque simbólico, fue parte de construir una perspectiva ante la catástrofe de la civilización capitalista.

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