Aniversarios
8/6/1991|333
1945/46
El aguinaldo: La historia de una gigantesca lucha

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Es común escuchar de boca, tanto de peronistas como de gorilas, que las reivindicaciones obreras y sociales conquistadas bajo el peronismo fueron concesiones graciosas otorgadas desde el Estado. La clase obrera simplemente habría acompañado lo que Perón y la Secretaría de Trabajo otorgaban para conseguir un apoyo social o electoral. Cuando hoy en día los Ubaldini, los De Gennaro y Mary Sánchez se “movilizan” al Congreso para pedir a los legisladores que no revean las “banderas históricas del 45” como el medio aguinaldo, actúan como si los parlamentarios (el Estado) y la clase burguesa que los respalda, hubieran sido los artífices de aquellas conquistas.
Antecedentes
Cuando Perón se vio obligado a presentar su renuncia el 10 de octubre de 1945, por la presión conjunta de un ala militar y de la Unión Democrática (quienes luego lo encarcelan en Martín García) anunció en un discurso ante una concentración pública que dejaba un decreto a la firma del presidente Farrell, el cual crea el Instituto de Remuneraciones y otorga el aguinaldo. Reclamado desde tiempo atrás, Perón anuncia un decreto sin firma el día que es destituido! La movilización del 17 de octubre obtendría la libertad de Perón y el gobierno militar convoca a elecciones democráticas para febrero del 46.
Entretanto, el aguinaldo y otros reclamos quedaron postergados. Félix Luna, en su libro “El 45" comenta que “el decreto se había convertido en los medios sindicales, en algo parecido a un mito”... “era materia de las conversaciones cotidianas de centenares de miles de trabajadores durante noviembre y diciembre”. Como consecuencia de esto, “la presión gremial se fue acentuando en el mes de noviembre y el 11 de diciembre se organizó en Plaza de Mayo un acto Instrumentado por la CGT y la Federación de Empleados de Comercio Instando a su pronta sanción”. El decreto, que finalmente se anuncia el 20 de diciembre, establece el salario mínimo, vital y móvil (que nunca llegaría a aplicarse); otorga aumentos de entre el 5 y 25%; y se fija el decimotercer salario (aguinaldo).
La reacción patronal-socialistas, comunistas
Las cámaras empresarias se opusieron de inmediato. La UIA denunció “la Imposibilidad material de su cumplimiento”. El Colegio y la Asociación de Abogados plantearon la “Inconstitucionalidad” del decreto. Finalmente, en una Asamblea Empresaria en la Bolsa de Comercio, con participación de más de mil delegados de todo el país, se resolvió desconocer el decreto. Félix Luna dice que las patronales tenían condiciones para otorgar los aumentos, esto porque “nada Impedía el traslado de estos aumentos a los precios y la experiencia mundial demostraba que tardaban menos los aguinaldos en salir de las empresas que en retornar”, pero ”que lo Inaceptable para la mentalidad empresarial de aquella época (de todas las épocas) era que rompía la tradicional relación patrono-obrero”.
El Partido Comunista y el Partido Socialista rápidamente sacaron resoluciones políticas que se oponían a estas conquistas. Las caracterizaban como “fascistas”. Codovilla planteará que el aumento de salarios debe ser seguido por un aumento de producción. Los sindicatos dirigidos por estos partidos (metalúrgicos, construcción, calzado, etc.) se pronunciarán en contra del aguinaldo y harán frente común con las cámaras empresarias.
La reacción obrera
Ante la negativa patronal a pagar el aguinaldo, la Secretaria de Trabajo se limitó a sacar un comunicado “recordando que el plazo para pagar el aguinaldo vencía el 7 de enero” (Luna).
“Mientras tanto, la negativa patronal a cumplir con el decreto desencadenaba una proliferación de paros espontáneos, desautorizados por la CGT (!!!) en los frigoríficos, el puerto, los ferrocarriles y en varias ciudades del Interior”, dice Hugo del Campo en su libro “Sindicalismo y peronismo’’. “En todas partes menudeaban los Incidentes más o menos violentos”. Félix Luna coincide con esto: el 8 de enero “empieza a extenderse un clima de huelga general”. En Córdoba, la CGT declara un paro por 24 horas; La Plata y Rosario se van paralizando. Los trabajadores rosarinos paralizan el transporte. Al cabo de 48 horas las patronales ceden, pagan el aguinaldo y se reanuda el trabajo. Los paros, sin embargo, se multiplican (Barracas, Berazategui, etc.). En la noche del 8 de enero muchos comercios céntricos son ocupados por sus trabajadores. “La huelga general se extiende a todas partes” (Historia de la legislación del trabajo, Sylvester).
Las Cámaras patronales reunidas deciden contragolpear: convocan por primera vez en la historia del país a un “lock-out" (cierre general de empresas) a efectivizarse entre el 14 y 16 de enero. “No hacen las fuerzas productoras (sic) una cuestión de dinero —decía la declaración difundida por las patronales— defienden... principios esenciales”. Denuncian que “se han producido numerosas huelgas; es nutrida la lista de fábricas y negocios ocupados por el personal”. El cierre patronal se cumplió en forma total. La Nación (15/1/46) afirmaba: “Jamás habían realizado las fuerzas vivas (sic) del país una demostración tan elocuente”. El PC, por su lado, opinaba que “El lock out en su conjunto (sic) y en su gran mayoría (sic) tuvo y tiene un contenido de lucha contra el fascismo” (Orientación, 16/1/46 — “Minoritariamente" podría ser que hubiera patronales negreras).
Pero las huelgas y ocupaciones consiguen romper el frente patronal y obligan a pagar el aguinaldo. La Cámara de Grandes Tiendas de Buenos Aires, el transporte de la Capital, y las patronales gráficas, pagan. Luz y Fuerza anuncia un acuerdo para cobrar (la patronal eléctrica en 1945/46 es la Chade). Una semana más tarde las entidades y cámaras empresarias otorgan “libertad de acción” con relación al aguinaldo. La conquista había sido arrancada por una virtual huelga general y aún por ocupaciones de empresas, algo que supera al 17 de octubre.
La traición de la izquierda contribuyó a que este formidable ascenso de las luchas fuera canalizado electoralmente por el peronismo el 24 de febrero de 1946.
Desde entonces los trabajadores han resistido con la lucha cada intento patronal por arrebatar sus conquistas sociales.
Hoy, cuando el peronismo avanza en los intentos de liquidar una conquista impuesta por la presión primero, y la acción, después, de las masas, no queda otro camino que el de retomar las históricas movilizaciones de nuestra clase obrera: organizar la huelga general y la movilización política a Plaza de Mayo.