Al PTP no se le ha ocurrido mejor cosa para defender al gobierno isabeliano-lopezreguista de la triple A, que afirmar que “en el momento del golpe, en marzo de 1976... los salarios de los trabajadores alcanzaron una participación en el total de la renta nacional que tocó casi el 50%, el más alto de la historia argentina, superior incluso a los que llegó en la época de Gelbard”(semanario Hoy, nº 600).

Se trata, claro, de una mentira monstruosa. Entre marzo de 1975 y marzo de 1976, los salarios aumentaron un 370% y los precios 566%. O sea, que el poder adquisitivo de los trabajadores cayó un 30%.

Según un boletín especializado de aquellos tiempos, el Economic Survey, el índice del salario real del peón industrial era, en marzo de 1976,  del 85,4, contra un 119,4 en abril de 1975. Es decir, que “al momento del golpe” era un 28% inferior.

En el libro “La política económica de Martínez de Hoz”, Jorge Schvarzer dice, con relación a la situación creada a partir del Rodrigazo, en junio de 1975, cuando Isabel y Lopecito ejercían el gobierno a plenitud, que “la baja de los salarios no podía ser compensada por nuevos aumentos nominales en una coyuntura en la que se habían roto, de hecho, los controles de precios implantados en los años anteriores. Los intentos de responder con aumentos salariales a las presiones sindicales aceleraban a partir de entonces la espiral inflacionaria, cercenando todas las posibilidades de mantener la redistribución del ingreso alcanzada en 1973 y 1974. A partir de junio de 1975 los ingresos reales de los asalariados cayeron alrededor del 50% respecto de los niveles anteriores” (pág. 39). De este modo, la participación salarial “cayó de 49,3% en 1975 –afectado en el segundo semestre del año por el rodrigazo- a 32,3% el año siguiente” (Jorge Schvarzer, ídem, pág.40).

El punto de partida del desbarranque salarial de los trabajadores, que la dictadura acentuó, fue el Rodrigazo de Isabel-López Rega. Lo demás es cuento ‘chino’.