Aniversarios
21/3/1996|486
El Pc y el Pst frente al golpe militar
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Desde principios de 1974, el conjunto de la izquierda se valió del argumento del peligro de un golpe militar para apoyar al gobierno de Perón, sin importar su política antiobrera y el apoyo que daba a la represión paramilitar (triple A, golpe policial en Córdoba, etc).
En defensa del régimen lopezrreguista
El Pc y el Pst (antecesor del Mas, Mst y Pts) tuvieron la misma política. Se integraron al llamado “bloque de los 8” con los principales partidos burgueses de “oposición” (Ucr, Udelpa, etc) para apoyar al gobierno peronista ante las pretendidas amenazas golpistas. El periódico del Pst (20/3/74) decía: “Es necesario y urgente que todos los Partidos Políticos digan su palabra y actúen en este sentido: enérgicamente, para que todo el país quede notificado que ninguna aventura golpista contará con el apoyo de la civilidad”. 10 días después ingresaba a la quinta de Olivos con el PC y 6 partidos patronales.
Para el Pst y el PC se trataba de defender ‘las instituciones democráticas’ .
El 31/5/75 el Pst saludó “la declaración del radicalismo (una de tantas) nos parece que ayuda a la campaña para terminar con la violencia asesina del fascismo”.
El Pst señalaba en mitad de la huelga general de junio y julio de 1975 (5/7/75) que a los obreros “los ha confortado leer que el bloque sindical de la CGT en la Cámara de Senadores y Diputados, apoyado por el Frejuli, la Ucr y todos los representantes partidarios apoyan nuestra lucha..”.
El apoyo a la militarización
El planteo antigolpista y pro institucional fue, sin embargo abandonado por el Pst cuando Videla fue nombrado comandante en jefe del ejército y la burguesía comenzó sí a preparar con todo una salida golpista. Cuando el gobierno peronista autorizó el Operativo Independencia en Tucumán, el Pc reclamó la constitución de un “gabinete cívico-militar”.
El Pst por su parte se negó a reclamar la libertad de los guerrilleros, porque no los consideraba presos políticos. En esta época comenzó a ponerse del lado del alto mando militar, enviando condolencias a “los familiares y colegas” de los militares asesinados por la guerrilla.
A fines del 75, el Pst caracterizaba como “impresionista” la posibilidad de una intervención militar. El 5/12/75 “Avanzada Socialista” decía: “La crisis política sigue, pero las fuerzas patronales han sellado, con el plan Robledo, un acuerdo fijando el nuevo terreno para enfrentar al movimiento obrero: el de las elecciones… tenemos que señalar claramente: ahora la lucha contra el gobierno, contra sus variantes y contra las distintas alternativas patronales se va a trasladar al campo de las elecciones. Para luchar en ese campo debemos prepararnos rápidamente”.
Por eso cuando 15 días más tarde estalla el pregolpe de Capellini el Pst quedó momentaneamente paralizado. Solo atinó a sacar un comunicado de la “redacción” del periódico que no planteaba la huelga general y no sacaba ningún balance, porque éste hubiera demostrado la complicidad del gobierno y los mandos “institucionalistas” con los golpistas.El Pc, por su parte, seguía insistiendo conque “no queremos el fracaso de este gobierno”, en mitad del auge terrorista antiobrero, reclamando su gabinete de coalición civico-militar y presionando junto a sus aliados burgueses de la “multipartidaria” por una “rectificación del rumbo”.
Justificación del golpe
Tanto el Pc como el Pst justificaron el golpe del 24/3/76 en términos similares. Para el Pc (Tribuna Popular): “La situación había llegado a un límite extremo que ‘agravia a la nación y compromete su futuro’ como dice uno de los comunicados de las fuerzas armadas”. El Pst por su parte (Cambio, 5/76) planteaba: “En este marco, aguardar otros nueve meses de pesadilla y crisis hasta unas elecciones azarosas resultó imposible. Todo un pueblo clamaba contra el gobierno… La irrupción del 24 de marzo obedece a estas causas. Más allá de las razones principistas que llevan a toda opinión sanamente democrática a oponerse a los golpes de Estado o del juicio concreto que pueden merecer las medidas del actual gobierno, la destitución del peronismo fue un hecho que los militares cumplieron a su manera, después que la marea popular no alcanzó a hacerlo por la defección de sus dirigentes”.
“El PC, aunque no comparte todos los puntos de vista expresados en los documentos oficiales, no podría estar en desacuerdo con tales enunciados, pues coinciden con puntos de su Programa, que se propone el desarrollo con independencia económica, la seguridad con capacidad nacional de decisión, soberanía y justicia social” (declaración del CC del PC 25/3/76). Su semanario decía abiertamente: “El general Videla no pide adhesión, sino comprensión. La tiene”.
El Pst, por su parte caracterizaba que nos encontrábamos frente a la dictadura más democrática del Cono Sur, frente a una “dictablanda”.
El ‘democrático’ Videla
El Pc se amparó en la teoría de una lucha entre un ala democrática e institucionalista de las FFAA, representada por Videla, versus un ala pinochetista encarnada en Menendez. “El general Videla es perseverante al abogar en cuanta ocasión tiene de emitir su palabra por este proceso democrático, que es también la meta de todos los argentinos de buena voluntad”. El Pst lo mismo: “La Yesca va a seguir ejercitando su derecho a la libertad. Su permanencia será una prueba de que la brecha democrática se amplie y que la libertad, esa libertad que le hizo decir al general Videla que no aspira a una prensa complaciente, se fortalezca” (La Yesca Nº 1).
Ambas corrientes planteaban que Videla era partidario de una institucionalización (elecciones). Para el Pst (Revista de América, mayo 1978), aunque “el plan político de Videla-Viola no ha sido explicitado, por muchos indicios, puede definirse por el objetivo de establecer un gobierno de ‘transición’, ‘civico-militar’, negociado con los partidos tradiconales de la burguesía”. Y aun más: “pareciera que la Marina y Massera presionarían por una apertura política más acelerada que la de Viola-Videla…”.
El mismo oportunismo criminal
Al promediar la dictadura, ante la perspectiva de su crisis, el Pc planteó diversas alternativas: gobierno civico-militar de transición, salidas gradualistas, institucionalización de las Fuerzas Armadas.
El Pst lo mismo. Hacia fines de 1980 impulsó un movimiento pro-amnistía, que fue resistido por los movimientos de presos y desaparecidos, Madres y Familiares que reclamaban juicio y castigo, libertad a todos los presos, aparición con vida.