El regreso de Trotsky (II)


El 10 de mayo de 1917, delegaciones del Partido Bolchevique y de la organización Inter-radios de San Petersburgo se reunieron con Lenin y Trotsky para debatir su fusión. Lenin propuso el ingreso inmediato de los inter-radios en el Partido, asegurándole puestos en la dirección y en la redacción del periódico -Pravda.


 


El proceso sería formalmente consagrado en el llamado Congreso de Unificación, que se reunió el 27 de julio. Allí ingresaron al partido Trotsky, Joffe, Uritsky, Ryazanov, Lunacharsky, Pokrovsky, Manuilsky, Yurenev y Karajan, entre otros dirigentes, que serían parte de la historia de la Revolución Rusa y que habían


sido protagonistas en la puesta en pie de una organización que contaba con unos cuatro mil trabajadores y habían desenvuelto una experiencia común de lucha junto al Comité Bolchevique de San Petersburgo -algo que el propio Lenin se ocupó de hacer constar.


 


En 1919, Trotsky hizo reeditar sus artículos de la época de la Primera Guerra Mundial. Allí, en el prólogo, hizo una enumeración de sus desacuerdos con Lenin: en relación con el derrotismo, que fue la política de los bolcheviques durante la guerra, sintetizada en el concepto de que la derrota de la burguesía imperialista en guerra era el mal menor; en lo que hacía al combate por la paz, enarbolado por Trotsky y al que Lenin oponía la guerra civil y en lo referido al carácter de la revolución en Rusia, que Lenin concebía como sólo democrática y Trotsky como un episodio de la revolución dirigida por el proletariado, obligada a introducir medidas socialistas que serían, a la vez, impulso a la revolución socialista mundial.


 


Las discrepancias en torno de la Primera Guerra tuvieron un carácter propagandístico, antes que de orientación. “Tanto Lenin como Trotsky instaban a los socialistas a transformar la guerra en una revolución y a difundir sus ideas y concepciones entre los trabajadores y en las fuerzas armadas, aunque ello debilitara militarmente al país. Ambos estaban de acuerdo en que el temor a una derrota nacional no debía desviar a los socialistas del cumplimiento de su deber”1.


 


La discrepancia en torno del carácter de la Revolución Rusa fue zanjada a partir del viraje de abril del 17 impulsado por Lenin, que estableció que la victoria de la revolución democrática en Rusia sólo era posible bajo la forma de una dictadura del proletariado apoyada en el campesinado. “Recuerdo que poco después de llegar a Petrogrado le dije a Kamenev que no le objetaba nada a las famosas Tesis de Abril de Lenin, en las que se marcaba la nueva orientación del partido y Kamenev me contestó: ‘¡Naturalmente!'.”2


 


¿Y en cuanto a la construcción del partido obrero revolucionario en Rusia? Trotsky comentó, en su intento de autobiografía que si algo lo había separado de Lenin no era la teoría de la Revolución Permanente, sino su posición de aliarse con los mencheviques, partidarios de entregar el timón de la revolución a la burguesía rusa.


 


León Trotsky se referirá impiadosamente a la política que preconizó en este punto. “Mi posición en el conflicto interno del partido vino a ser la siguiente: mientras los intelectuales revolucionarios dominasen entre los bolcheviques y también entre los mencheviques y, mientras ambos bandos no se aventurasen más allá de la revolución democrático-burguesa, no habría motivo para un cisma entre ellos; por la presión de las masas trabajadoras, ambas facciones se verían impelidas en todo caso a asumir una posición revolucionaria idéntica, como lo hicieron en 1905…” Sin embargo, la “falsedad profunda” de “mi antigua posición conciliadora”, “ha quedado demostrada hace mucho tiempo, tanto en la teoría como en la práctica”3.


 


La corroboración de este acuerdo corrió a cargo del propio Lenin: “Trotsky comprendió (que era imposible la unidad con los mencheviques) y desde entonces no ha habido mejor bolchevique”, una frase pronunciada en la reunión del 1° de noviembre de 1917 del Comité de Petrogrado del Partido Bolchevique (Trotsky publicó más tarde una fotocopia del borrador de las actas de la reunión con estas palabras, pero el censor estalinista las había suprimido de la versión editada)4.


 


 


Notas:


1. Deutscher, Isaac: El Profeta Armado, Ediciones ERA, México, 1966.


2. Trotsky, León: Mi vida, Editorial Ercilla, Santiago de Chile, 1936.


3. Trotsky, León: Stalin, El Yunque Editora, Buenos Aires, 1975.


4. Trotsky, León: The Stalin School of Falsification, Nueva York, 1973; y Trotsky: La situación real de Rusia, Aguilar, Madrid, 1928.