Aniversarios

23/6/2022

Entrevistas a 20 años de la Masacre del Puente Pueyrredón

Dialogamos con protagonistas de aquella jornada piquetera brutalmente reprimida.

Ciclo de entrevistas de Prensa Obrera.

En pocos días se cumplirán veinte años de la llamada “Masacre de Avellaneda”, cuando la represión policial contra las y los trabajadores desocupados que cortaban el Puente Pueyrredón terminó con la vida de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán. Desde Prensa Obrera entrevistamos a luchadores que se encontraban ese día presentes en la movilización.

Aurora, herida en aquella represión en el Puente Pueyrredón, contó que “los diarios anunciaban que iba a haber represión, ya lo sabíamos. Fue una masacre, como la palabra lo indica. Lo último que recuerdo antes de que comenzara el tiroteo, vi como sacaban a una línea de policías y lo ponían en la mitad, cuando veían la columna que llegaba desde la Estación”.

“Me gritaba ‘Aurora corré porque te la van a dar’. Fue ahí donde caí, intenté levantarme y no pude. Estaba con la pierna fracturada. Me ayudaron los compañeros, uno recibió un balazo. La policía quiso subirme a una patrulla. Al rato llegó la ambulancia y fuimos al Hospital de Fiorito. Estuve casi un mes internada, me operaron, tuve fractura expuesta”, relató.

Acerca de su actividad actual, agregó que continúa “militando en las asambleas, y hace unos años me organizo en el Partido Obrero. Formamos el Plenario de Trabajadores Jubilados, peleando por la jubilaciones. Colaboro con el Polo Obrero. Movilicé contra la reforma previsional. El miedo no me paraliza, al contrario. Quiero contribuir a cambiar este sistema”.

Eduardo Belliboni, dirigente del Polo Obrero, sostiene que esa jornada “abrió una nueva etapa para el movimiento piquetero y la situación política nacional. A mi me tocó estar en Puente La Noria. Esa misma tarde, cuando nos dimos cuenta de lo terrible del crimen, convocados por el Bloque Piquetero Nacional nos concentramos en el domicilio de Raúl Castells. No sabíamos si iba a haber estado de sitio. El conjunto de la clase dominante iba a decidida a encarcelarnos. Era muy necesario unificar las fuerzas, se había cometido un crimen de Estado, con una estigmatización del movimiento piquetero”.

“El crimen fue organizado, y tuvo como objetivo aleccionar a los piqueteros. El movimiento piquetero pedía lo que pide hoy: trabajo genuino. Denunciaba a las organizaciones que se habían integrado a los Consejos consultivos, que se negaron a movilizarse, todo el sector de la CTA. Nosotros tomamos la decisión de movilizar al otro día, en una lucha contra la impunidad que sigue hasta el día de hoy. Néstor Kirchner se reunió con los familiares y se comprometió a abrir los archivos de la causa, pero los archivos de la Side nunca fueron abiertos. El objetivo de la impunidad y encubrimiento fue despejar del camino de las clases dominantes, que se habían concentrado en la candidatura de Duhalde, de cualquier lucha contra el ajuste. Duhalde encabezó la represión y rifó su futuro político; nunca más pudo ser candidato a nada”, concluyó.

Edgardo Mari, integrande de la mesa nacional del Polo Obrero, relata que “en el Puente estábamos llevando adelante una de las resoluciones de la Asamblea Nacional de Trabajadores ocupados y desocupados. Los reclamos eran similares a los que estamos viviendo hoy: la desocupación, el hambre en las barriadas populares”.

“Ese día el Bloque Piquetero Nacional y el Polo Obrero concentramos en Avenida Mitre (Avellaneda). Había un aparato represivo de varias fuerzas (nacionales, federales, provinciales). Nosotros encolumnamos y avanzamos para llevar nuestro plan de lucha adelante, hasta que llegamos al pie del Puente. Fue una represión que nunca antes había vivido. Decidimos empezar a replegar con los compañeros y compañeras, y ellos decidieron seguir avanzando. Nos dimos cuenta que no querían liberar el Puente. Ahí comenzamos a ver los impactos de balas de plomo; fue una cacería a 25 cuadras a la redonda. A Darío y Maxi los emboscaron en la estación Avellaneda, a siete cuadras del Puente, ahí lo acribillan”, cuenta.

“Quisieron escarmentar al movimiento piquetero a sangre y fuego, para que no nos animáramos más a salir a la calle. Fue una señal para todos los trabajadores: estos no vuelven a pisar una ruta, una calle, un acampe. Esa política del gobierno fue derrotada. El 27 fuimos miles y miles al Puente, y logramos quebrar el cerco policial. Terminamos denunciando el asesinato de Darío y Maxi en el centro del poder político, la Plaza de Mayo”.

Néstor Pitrola, dirigente del Partido Obrero y en aquel entonces una de las cabezas del Polo Obrero, señala que desde al día siguiente de la masacre, “todavía con la sangra caliente de Darío y Maxi, nos dimos la política de luchar por la cárcel a los responsables y para derrotar el operativo represivo, que a la postre acabaría poniendo en fuga al gobierno de Duhalde. Es decir que esa batalla donde reprimen al movimiento combativo e independiente se convirtió en la tumba de Duhalde, y la lucha por justicia que llevó a cárcel perpetua a Fanchiotti y Acosta estuvo marcada por esta estrategia”.

“Fue un desarrollo para las corrientes clasistas, socialistas y revolucionarias, porque el centroizquierda de la CTA y la CCC no estuvieron en el Puente Pueyrredón, y quedaron de espaldas a la movilización del día siguiente”, agrega.

También reflexiona que “a 20 años se ve la vigencia histórica de los métodos del movimiento piquetero para organizar a los desorganizados; hoy el poderoso movimiento de la Unidad Piquetera recoge las grandes experiencias de los acampes de 2002, de la marchas federales de aquella época, y organiza a los desocupados como no hace la burocracia sindical, aunque ahora constituyen organizaciones de desocupados oficialistas que tienen funcionarios en el Estado”. Finalmente concluye que hoy se desenvuelve la “perspectiva histórica de unidad e independencia de clase que marco la lucha del Punte Pueyrredón, con un Polo Obrero que en estos 20 años ha sido un factor para luchar por una salida y un gobierno de los trabajadores”.