70° Aniversario de la fundación del PC

Fracasa el primer intento de construir un partido revolucionario

Entre el 5 y el 6 de enero de 1918 tuvo lugar el Congreso fundacional del Partido Socialista Internacional, que a fines de 1920, cambió su nombre definitivamente por el de Partido Comunista.

Fundado a escasos dos meses de la Revolución de Octubre en Rusia, en momentos en que se producían rupturas y cismas en la mayoría de los Partidos Socialistas en todo el mundo, el PSI era, a su vez, el resultado de las crecientes divergencias y enfrentamientos que minaban al Socialismo Argentino, fundado en 1896 bajo la dirección de Juan B. Justo.

Hacia la época del Centenario, el PSA se había ido convirtiendo cada vez más en una “maquinaria electoral” destinada en forma completamente absorbente al juego parlamentario, mientras la radicalización obrera transcurría por otros carriles. Esta situación generó en el seno del PSA un conjunto de críticas desde la izquierda que hacia 1912-4 comenzaron a organizarse alrededor de tres centros ligados entre sí. Núcleos juveniles fundaron en julio de 1912 el Centro de Estudios Carlos Marx y comenzaron la publicación de Palabra Socialista, cuyo propósito declarado era combatir el revisionismo en las filas socialistas. Hacia 1914 jóvenes activistas sindicales del partido pusieron en pie un Comité de Propaganda Gremial que procuró extender las filas partidarias en los medios sindicales, expandiendo a la vez la organización sindical. La dirigencia partidaria, por el contrario había comenzado a desarrollar el criterio de la “autonomía” entre el Partido y el Sindicato, lo cual le permitía convivir armoniosamente con la burocracia sindicalista predominante en ese entonces que dirigía la llamada FORA (IX Congreso). Un nuevo centro de reagrupamiento de la izquierda partidaria lo dará la constitución de la Juventud Socialista que comenzó a editar su propia prensa, Adelante, cuyo segundo número publicó el manifiesto contra la guerra de la Conferencia de Zimerwald, de setiembre de 1915.

Neutralismo, proimperialismo, pacifismo

El Partido Socialista denunció la guerra mundial como resultado de las maquinaciones imperialistas. En marzo de 1915, Justo explicó en un mitin obrero el sentido de su posición: “Que la guerra estorbe nuestro desarrollo lo menos posible... Encaminémonos hacia la plena libertad de comercio exterior” (D. Cuneo, Juan B. Justo, p.361).

Pero la guerra incentivaba pingües ganancias a la oligarquía argentina, que veía multiplicar sus embarques de carnes y cereales dirigidos a los imperialistas “aliados”. La “neutralidad” era asimismo muy beneficiosa para los anglo-franceses, porque les aseguraba los abastecimientos fundamentales. El “pacifismo” socialista era así perfectamente compatible con la neutralidad proimperialista de la oligarquía, y no comportaba ninguna clase de independencia política en el marco de la guerra imperialista. Para Justo la libertad de comercio era la vía para superar la condición colonial de Argentina; desde este punto de vista criticaba la guerra. “No habrá paz en Europa — afirmó también en 1915— mientras no se extiendan en ella y se consoliden libremente las relaciones comerciales, hasta el punto de hacer de todo aquel continente un solo mercado. Y esto implicaría la libertad de comercio también para las colonias...Y semejante progreso en el comercio del mundo, que habrá de establecerse en todo caso por una reducción rápida y gradual de las tarifas aduaneras, envolvería fatalmente en sus consecuencias a los países de Sud América, políticamente autónomos pero netamente coloniales por sus producciones y comercio” (id. p. 370). Justo planteaba abolir las diferencias nacionales sobre la base del capitalismo, en el mismo momento en que esas contradicciones nacionales producían la carnicería imperialista. Justo ponía un signo igual entre atraso y colonia, como lo hacen hoy los desarrollistas, y postulaba su superación mediante el comercio, como lo venía planteando la burguesía comercial desde antes de 1810.

Justo, sin embargo, altera su neutralismo en, 1917, cuando Alemania, bloqueada naval mente por Inglaterra, lanza a sus submarinos a torpedear el comercio inglés y hunde el barco argentino “Monte Protegido". Entretanto, Estados Unidos había entrado en la guerra. Justo dirá, entonces, que "la gran democracia norteamericana entró en la contienda para combatir en nombre de la libertad y la paz, al lado de la Inglaterra sin papa y sin aduanas, y de la república francesa”.

Este viraje precipita la crisis en el partido. El ala izquierda encabeza una campaña contra la posición del grupo parlamentario y de la mayoría de la dirección y fuerza un Congreso extraordinario que tiene lugar en el salón Verdi, de la Boca, a fines de abril de 1917. Reinaba tremenda agitación en el Partido, y en ese III Congreso Extraordinario, los jóvenes izquierdistas derrotan por más de 4000 votos contra 3500 a los viejos popes socialistas.

La posición triunfante, sin embargo, lista mucho de lo que era la posición leninista sobre la guerra. De un lado, repetirá las posiciones pacifistas abandonadas por el P.S. El punto 3 de la resolución aprobada afirmaba que “el derecho y la justicia proclamados como finalidad de la guerra son engañosos, ya que el verdadero derecho y la verdadera justicia se miden por conquistas positivas que no son para el proletariado las de la guerra y sí las de su acción de clase en la paz”. El punto 8 insiste "que los intereses del país son los de la paz y el trabajo y no los de la guerra con su secuela de horror y miseria, y que, por esto, es necesario alentar y defender medidas de prudencia en la acción del gobierno”.

En este aspecto, la posición disidente se reduce a oponer a la guerra imperialista una paz no menos imperialista, contrastando con la línea leninista de transformar la guerra imperialista en guerra civil internacional contra la burguesía. De otro lado, los disidentes no comprendían que la neutralidad no disocia a Argentina de la guerra imperialista, a la cual sirve por medio de su comercio “pacífico”. Estaba ausente en los disidentes la posición revolucionaria frente a la guerra imperialista, que corresponde a las naciones sometidas, y que no es otra que la liberación nacional conducida con métodos revolucionarios. Lejos de esto, en el Congreso constitutivo del PSI en enero de 1918 se aprobó una moción llamando al proletariado europeo y norteamericano a poner fin a la guerra e "implantar una paz justa y definitiva basada en el derecho de todas las naciones a disponer de sí mismas, el desarme de todos , los pueblos, el establecimiento de una Confederación Mundial, la supresión de las aduanas, la abolición de la diplomacia y del servicio militar".

El PSI retoma integralmente el librecambio justista. Los “ internacionalistas" no van a señalar la tarea de las semicolonias ante la guerra imperialista. Ni se denuncian los superbeneficios bélicos de los monopolios comerciales y de los frigoríficos, así como de la oligarquía en general, oponiendo a ello la estatización del comercio exterior y de los ferrocarriles, puertos y frigoríficos. La consigna de la liberación nacional hubiera servido para desenmascarar al irigoyenismo, como un gerente de los negocios oligárquicos. La guerra abrió un período de revolución colonial en toda Asia, siendo una de sus consecuencias más perdurables.

Pese al triunfo izquierdista en el Congreso del Verdi, la dirección y el grupo parlamentario insistieron en su política proaliada y votaron en el Parlamento junto a los radicales antiirigoyenistas la ruptura con Alemania. Los izquierdistas formaron entonces una Comisión pro defensa de las resoluciones del III Congreso. La dirección acusándolos de escisionistas los expulsó. A principios de 1918, entonces, se funda el nuevo partido.

PSI y Tercera Internacional

El PSI se pronunció muy tempranamente en favor de la III Internacional y de la Revolución de Octubre. La diferenciación interior en el PSA abría así la posibilidad de un empalme con el movimiento revolucionario del proletariado mundial, impulsado por el bolchevismo. Se abría para la vanguardia obrera, argentina una oportunidad de maduración política muy amplia, pues la III Internacional conjugaba a un vasto movimiento de liberación en las naciones imperialistas y en las naciones sometidas. Las tesis sobre la cuestión nacional y colonial del II Congreso y las Tesis sobre Oriente del IV° brindan la concepción política que debe guiar al proletariado para convertirse en caudillo de la nación oprimida.

El PSI, sin embargo, no supera las limitaciones políticas de la concepción pacifista y del neutralismo, así como de otros planteos reformistas; el primer congreso del PSI adopta, por ejemplo, un programa máximo y otro programa mínimo, tratando de salvar esta muralla china afirmando que “cuando breguemos por el programa mínimo será a condición de abonarlo, de empaparlo, por decirlo así, en la levadura revolucionaria del programa máximo”. La falta de claridad sobre los medios de lucha y de acción se nota también en una resolución política que sostiene que “mientras la burguesía respete los actuales derechos políticos y los amplíe por medio del sufragio universal, el uso de esos derechos y la organización de resistencia de la clase trabajadora serán los medios de agitación, propaganda y mejoramiento que servirán para preparar las fuerzas”.

La IIIa Internacional es un poderoso foco de reagrupamiento. Después de la escisión de 1918 surgió una nueva fracción en el PS favorable a la III (los terceristas) cuya mayoría ingresa al PCA a fines de 1920. También a fines de 1920, el PSI en cumplimiento de las 21 condiciones resueltas por el 2° Congreso de la III Internacional, cambió su nombre por el de PC.

Penelón y Ferlini

Los jóvenes dirigentes de la izquierda socialista que encabezaron todo este proceso fueron el obrero gráfico José Penelón y Juan Ferlini. Ellos estuvieron al frente de la lucha contra la dirección partidaria, presidieron los congresos del nuevo partido, dirigían sus publicaciones y fueron electos concejales en representación del nuevo partido en 1920 y 1918, respectivamente.

Es notable, sin embargo, que sus nombres cayeran en el olvido, silenciados por la historiografia stalinista. En esto, y como ocurre con la propia historia del PCUS, las historias se hacen y rehacen a gusto y piacere de la camarilla dirigente, que en el PC resultó copada por Codovilla- Rodolfo Ghioldi.

El joven PSI (luego PCA) vivió desde sus comienzos una intensa lucha política, fruto de la confusión y de la heterogeneidad. Entre 1918 y 1925 se realizaron 7 Congresos regulares (uno por año) que fueron testigos de importantes debates. La tendencia que resultó mayoritaria en casi todos ellos impugnaba el “programa mínimo” con una posición ultraizquierdista como las que fueron combatidas en el III Congreso de la Internacional (negación de la lucha parlamentaria, acción revolucionaria inmediata, etc). Por otra parte también surgieron tendencias oportunistas partidarias de reunificarse con el PS una vez pasada la oleada revolucionaria mundial de la posguerra. En todos estos debates estuvo ausente la caracterización del país y de las fuerzas motrices de la revolución.

La burocratización de la III Internacional se manifestó rápidamente en el PC, consagrando a una de las diques más nefastas del stalinismo, el tándem Codovilla-Ghioldi. Ya el Vil Congreso, en 1925, fue preparado con una “Carta Abierta” de la dirección de la Internacional encabezada por Zinoviev-Stalin que terminó con expulsiones y depuraciones masivas. Era el periodo que se conoce como de “bolchevización” de los PPCC, lo cual consistía en poner agentes serviles de la burocracia rusa en toóos los PCs del mundo. Es como consecuencia de esta lucha de aparatos que Penelón y sus seguidores se irán del PC, inaugurando las seis “décadas infames” del partido comunista.

VIII Congreso de 1928

Tres años después tuvo lugar el VIII Congreso, el cual marca la definitiva stalinización del PCA. Fue seguido, al poco tiempo, de un Congreso Latinoamericano de PPCC en Buenos Aires, donde Codovilla fue ungido como representante directo de Moscú para estas latitudes. En 1927 estalló la crisis con Penelón, que hasta entonces había formado un bloque con Codovilla y Ghioldi. En todo el asunto Penelón no aparece ningún debate político nítido. Son todas acusaciones morales y por cuestiones de aparato. Penelón los acusa a Ghioldi y Codovilla de armar una trenza a sus espaldas y engañar a la Internacional con chismes falsos, viajando a Moscú mientras él ocupa la banca de concejal. Sus contrincantes también lo acusarán de deslealtad y siguiendo la usanza stalinista de “alentara los agresores de la URSS”.

Pero el VIII Congreso tiene también otra importancia. En él, y luego en la Conferencia Latinoamericana, se aprobará lo que pasó a ser por muchas décadas algo así como un “Programa” para el PC, que es la caracterización de la Revolución como democrático-burguesa, agraria y antimperialista, como una etapa necesaria hacia el socialismo. Desde entonces el PC se hizo stalinista organizativa y programáticamente, adoptando las tesis de la revolución por etapas, primero burguesa, luego socialista.

Pero como el VIII Congreso y la Conferencia Latinoamericana se realizaron durante el llamado “Tercer período” (ultraizquierdista) de la IC, la revolución por etapas se combinaba con formulaciones aventureras tales como la caracterización de Yrigoyen como social-fascista (y también del PSA). Así resultaba que se caracterizaba a una revolución como burguesa y al principal movimiento nacionalista burgués se lo tildaba de fascista. Se consideraba a la burguesía nacional como idéntica al imperialismo y no se hacía la distinción elemental entre los movimientos nacionalistas de las naciones opresoras y de las oprimidas. El PC propugnaba un poder “democrático de obreros y campesinos” diferente a la “dictadura del proletariado", que quedaba para otra etapa. El PC propugnaba Soviets como organismos de una revolución inminente, que no debía trascender el marco burgués. Es decir que se planteaba una política aventurera en nombre de un programa conservador. Con el VIII Congreso se cierra la tentativa iniciada en 1917 de construir un partido obrero revolucionario.

Balance

El PC argentino no llegó a estructurarse como Partido Obrero Revolucionario en ningún momento de su historia. La posibilidad de una evolución de la vanguardia obrera argentina no llegó a materializarse. La posición proletaria e intemacionalista sobre la cuestión de los países oprimidos no llegó a ser patrimonio del PCA en ningún momento.

Su evolución fue posteriormente estrangulada por el rápido cebamiento stalinista que alrededor de la camarilla de Codovilla-Ghioldi muy tempranamente alienó al PCA a los dictados de Moscú. El radical-fascismo pasó a ser el aliado de la Unión Democrática junto a conservadores y socialistas mientras que la calificación de fascista quedó para el peronismo. En la 2da guerra actuó como furgón de cola del imperialismo yanqui.