La izquierda y el conflicto del Beagle

La dictadura, en 1978, ganó a todos los partidos políticos a la defensa de la “soberanía nacional”. Incluso a la izquierda. Montoneros, en boca de Firmenich, llamó a una tregua política: dejar “de atacar a las fuerzas armadas argentinas y resistir militarmente cualquier fuerza extranjera que invada nuestro territorio” (“O Estado de Sao Paulo”, 26/10/78). El Partido Comunista, que se definía como “patriotas argentinos”, llamaba a negociaciones bilaterales pacíficas, pero siempre en defensa de la soberanía nacional. Para el PST, una lucha contra la guerra no debía “ser presentada como una renuncia a la defensa de la soberanía nacional” (Opción, octubre 1978).

Pero la defensa de la “soberanía nacional” significa poner los intereses territoriales por encima de los de clase; o sea, de la unidad de los trabajadores de Chile y Argentina. Los partidos de Chile, a igual título, reclamaban en defensa de la soberanía de Chile.

Política Obrera llamó a la confraternización de los trabajadores de Chile y Argentina, para acelerar el derrocamiento de Videla y Pinochet. “Para los trabajadores de Chile y Argentina el problema del Beagle y la jurisdicción del Atlántico-Pacífico está totalmente subordinado a la necesidad de la lucha común contra el imperialismo y contra toda forma de explotación. La línea divisoria no es Argentina versus Chile, sino trabajadores de ambos países contra la dictadura y la explotación capitalista.” (Política Obrera Nº 288, 22/9/78).