Aniversarios
14/10/1987|202
La izquierda y la guerrilla del Che

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La guerrilla del Che en el sudeste boliviano dio lugar a una delimitación de posiciones del conjunto de la izquierda. En PO de la semana pasada señalamos el papel del PC de Bolivia, cuya dirección se comprometió en el apoyo a la guerrilla, para luego sabotearla y aun reprimir a sus afiliados que querían unirse al movimiento, e incluso desmantelar las redes de apoyo en las ciudades.
Todo esto fue denunciado por el propio Che en su diario, por Fidel Castro en su introducción al diario y por los propios sobrevivientes del intento (el Inti Peredo en un manifiesto de julio de 1968 denuncia al PCB por haber “aislado a la guerrilla, por negarle colaboración y realizar propaganda antiguerrillera en el seno de su militancia”).
La conducta del stalinismo boliviano respondía a una política más general. En 1967 el Partido Comunista de Venezuela rompía con la guerrilla de su país y expulsaba al jefe guerrillero Douglas Bravo del PCV, lo que dio lugar a una violenta crítica de Fidel Castro. A principios del '68, la guerrilla guatemalteca (FAR) rompía, por su parte, con el PGT (comunismo guatemalteco) y denunciaba que “mientras el PGT pone las ideas, las FAR ponen los muertos”.
El PC argentino era, como es de imaginar, la avanzada en la denuncia del “castrismo aventurero”. Rodolfo Ghioldi escribió para ello incluso un folleto, “No puede haber una revolución en la revolución” (es decir, no puede haber planteos revolucionarios fuera del stalinismo!), en el cual se atacaba duramente las posiciones castristas.
Ghioldi sostenía la tesis stalinista de que “un frente obrero y popular y otras posibles formas de colaboración política de distintos partidos y organizaciones sociales puede agrupar a la mayoría del pueblo y conquistar el poder sin guerra civil”, y señalaba que “la alianza obrero-campesina puede sobreponerse a las vacilaciones de la burguesía nacional y dominarlas en el seno del frente nacional”. Al mismo tiempo, a fines del 67, una fracción de la FJC rompía con el PC (posteriormente formaría el PCR). El PC la acusaba de “responder a directivas de elementos aventureros que en la OLAS plantearon crear vanguardias revolucionarias negando el papel dirigente de los PPCC”, en obvia referencia al Che y a Fidel que llevaban adelante en ese período una confrontación con el aparato stalinista (incluso en la propia Cuba, con el segundo ataque a la micro fracción de Escalante, viejo dirigente stalinista cubano).
Hacia fines del 67, la Pravda llevaba adelante una virulenta campaña contra la OLAS (organización latinoamericana promovida por el castrismo), publicando artículos de Ghioldi. El PCA impulsó hacia febrero del 68 una reunión de 18 PPCC latinoamericanos para preparar una conferencia, de la cual estuvo excluido el PC cubano.
El secretariado unificado
Durante ese período existían en Bolivia dos POR, dirigidos respectivamente por Guillermo Lora y por González Moscoso, este último ligado al secretariado unificado de la IV, dirigido por Mandel y Maitan. Este secretariado unificado y su sección boliviana llevaron adelante una línea de apoyo incondicional y aun de disolución organizativa en el movimiento guerrillero y el foquismo.
El POR (GM), en una declaración de mayo de 1967, afirma que los guerrilleros son “los hijos más decididos y valientes del pueblo boliviano” y que “la causa de las guerrillas es la causa de todo el pueblo boliviano”; que “las guerrillas, que constituyen la expresión armada del pueblo, triunfarán”, y que “Jos objetivos que buscan las guerrillas son claros y no requieren ninguna explicación especial... buscan poner término al régimen caracterizado por la injusticia social, la ausencia de libertades y garantías democráticas y la opresión imperialista de la nación”. Rematando esta caracterización se señalaba que “hoy día las guerrillas están surgiendo como dirección de la nación oprimida por el imperialismo, como los representantes más auténticos de las masas y sus necesidades”.
Después de la derrota del Che, el POR (GM) se disuelve en el ELN que trataba de reorganizar el Inti Peredo, sobreviviente de Ñancahuazú. Este segundo intento, que se lleva adelante en Teoponte, cerca de La Paz, entre julio y octubre de 1970, fue un terrible fracaso. En el ínterin, las condiciones políticas de Bolivia se habían modificado. El presidente Barrientos había muerto misteriosamente en un accidente de aviación y lo había sucedido en setiembre de 1969 Ovando (comandante en jefe y corresponsable del asesinato del Che), que inició una tibia apertura nacionalista y permitió la reorganización del movimiento obrero y popular (un fenómeno similar estaba ocurriendo en Perú, donde los comandantes que aplastaron a la guerrilla dieron lugar al gobierno nacionalista de Velazco Alvarado).
En octubre de 1970, a raíz de un golpe derechista, estalla una huelga general y un levantamiento popular del que nacerá la Asamblea Popular. Los foguistas del ELN y del SU, aislados en Teoponte, quedaron completamente marginados del proceso político de ese período.
El morenismo argentino se llamaba en ese entonces PRT. En su congreso de 1967 denunció la tarea de construir un partido obrero como una utopía y planteó “Integrarse en los brazos armados de la OLAS”. Moreno sostenía que “la revolución latinoamericana actual, en curso, ha cambiado lo que es inmediato y lo que es más lejano. Ahora, con la crisis del régimen patronal, un aumento de salarios importante o frenar la desocupación o los echados de una fábrica puede ser lo más difícil, lo más alejado y lo que antes era un sueño, la toma del poder por una guerra revolucionaria de los trabajadores puede pasar a ser lo más inmediato. Dicho aquí y ahora parece una locura, pero si pensamos en la situación de Guatemala, Venezuela, Colombia o Bolivia vemos que esa es la realidad inmediata, la posibilidad más próxima” (La Verdad, 6/11/67). Esto fue planteado casi un mes después de la derrota del Che.
A principios de 1968 el PRT sufre una escisión. La mayoría se agrupa detrás de “El Combatiente” y dará lugar al ERP. El morenismo, que sigue editando el periódico La Verdad, mantiene la orientación foquista, pero para... Bolivia (“gran acierto del Che en elegir ese país”). Sobre, esa base recomendaba la disolución en el ELN boliviano. En Bolivia “la dinámica organizativa de clase del poder se concreta en: Todo el poder al ELN boliviano...” (N. Moreno, Estrategia N° 7, setiembre de 1968). Y en La Verdad, del 16/9/68 se sostenía que “la única respuesta cierta y correcta es la del Inti y el POR boliviano (se refiere a González Moscoso), el partido trotskista hermano de Bolivia, que plantean utilizar las contradicciones y la crisis del régimen para reiniciar la lucha armada, la lucha guerrillera como única forma de enfrentar al régimen en todas sus variantes”.
Todavía en agosto de 1970 (10 meses después del golpe de Ovando y del cambio completo de las condiciones políticas de Bolivia). el morenismo sostenía que “el resurgimiento de la guerrilla encabezada por el Chato Peredo (se refiere a Teoponte) es una nueva manifestación de la continuidad del ascenso revolucionario en Bolivia”.
El POR (Guillermo Lora)
En un folleto escrito a fines de 1967, Lora hace el balance de la guerrilla del Che (Revalorización del método de las guerrillas, incluido en Revolución y foquismo, Ed. EI Yunque). Aunque Lora critica a la guerrilla en su pretensión de Imponerse en forma ultimatista sobre los partidos bolivianos, y en especial de ignorar y evitar toda relación con el POR, señalando que “ese sectarismo suicida no podía menos que debilitar al movimiento guerrillero” (p. 159), Lora sostiene que “los guerrilleros han dado una soberbia lección al pueblo boliviano... se ha demostrado objetivamente cómo se puede destrozar al ejército gorila y la enseñanza fructificará porque cae en terreno abonado” (p. 144). Pero esta afirmación se hace incluso después del asesinato del Che y de la dispersión de los sobrevivientes...
Lora propone que “dadas las actuales condiciones del país, las guerrillas deberían ser parte del frente de izquierdas y estar políticamente subordinados a él” (p. 161/2). Y también de que “lo ideal sería que las guerrillas bolivianas sean organizadas por la labor conjunta y coordinada de los partidos y tendencias revolucionarias que, de una u otra forma, expresan los intereses y pensamientos de las masas” (p. 159/60).
La conclusión de este razonamiento es que “Si se pusiesen en pie mil guerrilleros todo el aparato represivo quedaría automáticamente reducido a la impotencia... habría sido suficiente la apertura de otros frentes y el apoyo militante de las masas de las ciudades y de los centros de trabajó para cambiar radicalmente la situación política y precipitar la derrota del ejército” (p.167). Lora deja inconfundiblemente claro que el eje del proceso político boliviano debía pasar por la guerrilla.
Política Obrera
En 1967, “Política Obrera” (PO) no tenía contacto con las corrientes de la izquierda boliviana y hasta se percibe que las informaciones que maneja en su prensa son indirectas o de segunda mano. Bajo el título de “Defender las guerrillas bolivianas”, PO N°14, del 26/4/67, señalaba que el deber era “defender a la guerrilla boliviana frente al enemigo contra el que combate, la dictadura proyanqui de Barrientos” y llamaba a “combatir el papel de gendarme contrarrevolucionario de la dictadura militar de Onganía” (que junto a los yanquis asistía al ejército boliviano). PO señalaba el reflujo de las masas bolivianas luego de las masacres mineras (“El proletariado minero está sufriendo mediante una represión descomunal las consecuencias de la derrota de mayo de 1965, fecha del golpe de Barrientos contra el movimiento obrero”) para juzgar a la guerrilla como una lucha de retaguardia en relación al proletariado. Con el ejército ocupando las minas, la guerrilla “desparrama la actividad represiva del ejército... y ayuda, de ese modo, a aliviar las condiciones represivas sobre la vanguardia minera...”
Esta defensa iba acompañada de una clara delimitación política “del foco guerrillero... capaz de por sí de reanimar a las masas y unificar políticamente a la vanguardia revolucionaria”, afirmando (N° 21, 2/11/67) que “no puede haber sustituto a la construcción de un partido de clase revolucionario consecuente”. Criticaba la pretensión de que “la reorganización política de las fuerzas revolucionarias bolivianas iba a ser el subproducto de la lucha armada pura” (PO N° 34, 5/8/68) o de que serviría para “imponer alianzas compulsivas” a los PPCC latinoamericanos y revolucionarizarlos (PO N° 20, 8/9/67). En el balance de la derrota del Che, PO denuncia al “aparato del partido comunista prosoviético que según muchas Informaciones no estuvo a la altura del compromiso político que asumió para decir lo menos” (PO N° 21,2/11/67).
En síntesis, para PO al “movimiento guerrillero del Che había que defenderlo como a una huelga lanzada equivocadamente", pues “frente al enfrentamiento entre una fracción armada del pueblo explotado y otra fracción armada de los explotadores los marxistas revolucionarios trotskistas sostenemos y apoyamos a los primeros buscando superar las debilidades que nos impiden organizar esta lucha vinculándola efectivamente al terreno más consciente y consecuente de la lucha de clases: la que se manifiesta en la actividad del proletariado como vanguardia del proceso de la revolución permanente” (PO N° 20,8/9/67).