La mayor movilización obrera bajo la dictadura

El 30 de marzo de 1982 cincuenta mil trabajadores, a lo largo de seis horas, le disputaron las calles a la dictadura, en lo que fue la mayor movilización política de masas contra el régimen militar. Lo mismo ocurrió en ciudades del interior, principalmente en Rosario, Neuquén, Mar del Plata, Tucumán y Mendoza. En esta última cayó baleado Benedicto Ortiz, secretario general del sindicato minero. Si se le cree al general Martín Balza1, la jornada aceleró la decisión de ocupar las Islas.

Entre 1980 y 1981, los conflictos obreros se multiplicaron por tres en relación con los primeros años de la dictadura. La desocupación y subocupación habían pasado de un 9,2 a un 12,7 por ciento y el salario real había descendido un 40 por ciento respecto de 1974.

A mediados de 1981, distintas plantas mecánicas se habían movilizado frente a un reguero de cierres y suspensiones, lo que llevó a una huelga general el 17 de junio y a la detención en masa de más de mil trabajadores frente a la sede del Smata. Por primera vez, la clase obrera le disputó las calles a la dictadura en base a la presencia organizada de columnas fabriles.

Aun el demorado paro nacional de la CGT del 22 de julio del ’81, convocado un mes después de este pico de movilización, tuvo eco en la industria; por su parte, los trabajadores ferroviarios lograron paralizar, contra sus direcciones, el ramal Mitre y parcialmente el Roca y el Sarmiento.

El 7 de noviembre, la CGT llamó a una marcha de protesta a la iglesia de San Cayetano por “pan, paz y trabajo”, al cual respondieron 10 mil personas coreando la consigna “Se va a acabar, se va a acabar la dictadura militar”.

El 10 de diciembre, a iniciativa de las Madres de Plaza de Mayo, se concretó la Marcha de la Resistencia. Más de 2.000 manifestantes rondaron durante 24 horas la Plaza de Mayo bajo la consigna “Aparición con vida”. La Multipartidaria de ese entonces y la CGT sólo reclamaban “un informe” a las Fuerzas Armadas sobre los desaparecidos.

Crisis y Multipartidaria

Hacia mediados de 1980, el planteo económico de la dictadura estaba en crisis.

El traspaso de gobierno de Videla a Viola (marzo 1981) se realizó en medio de la crisis bancaria y de la fuga de capitales. Martínez de Hoz había comenzado a aplicar una cadena de devaluaciones. Viola tenía planteada una tarea ímproba.

La Multipartidaria surgió en este escenario (julio 1981). En palabras de Balbín (UCR) “no es un frente político, no es un frente de lucha” sino de “comprensión nacional” -un respaldo civil de la dictadura, en especial de la fracción de Viola.

El golpe

Viola duró seis meses en el cargo. En diciembre se produjo el golpe y Galtieri, el hombre del Pentágono, accedió a la presidencia.

Dos meses después, el periódico Política Obrera haría un señalamiento único en ese tiempo: “El gobierno de Galtieri está acabado”, exactamente un mes antes del desembarco en las Malvinas (PO Nº 327, 2/3/82). En febrero de 1981, un año antes, había anunciado que el gobierno militar iniciaba una cuenta regresiva.

“Los partidos que constituimos la Multipartidaria y aquellos otros que fueron consultados -se leía a fines de 1981- persistimos en levantar la idea de la reconciliación propuesta por la Iglesia y aspiramos a que las coincidencias que hemos alcanzado se extiendan a la nación, incluidas las FFAA”. Firmaron el pronunciamiento (Clarín, solicitada, 15/12/1981) UCR, PJ, MID, Partido Intransigente, Federal y Democracia Cristiana, y lo apoyaron partido Socialista Unificado (PSU), Confederación Socialista Argentina (CSA), Frente de Izquierda Popular (FIP), Línea Popular, Socialista Popular (PSP-García Costa), Comunista (PC), Socialista Popular (PSP-Estévez Boero) y el Frente de Izquierda Nacional (FIP-Corriente Nacional).

Ante la asunción de Galtieri, la CGT declaró: “El sector obrero es prescindente de la actual situación institucional y por lo único que reclama es por un cambio social y económico”2. Al llamar a la movilización del 30 de marzo, propuso “decir basta a este proceso que ha logrado hambrear al pueblo, sumiendo a miles de trabajadores en la indigencia y la desesperación” y reclamar su “reversión” a través de “la reactivación del aparato productivo, un urgente incremento del salario”3.

Conclusión

El 30 de marzo los trabajadores ganaron las calles colocándose a la vanguardia en la tarea de terminar con la dictadura, con una dirección sindical que planteaba exactamente lo contrario. La convocatoria había superado el escollo presentado por Lorenzo Miguel, empeñado en levantarla. La Multipartidaria alertó contra la “agitación”, la “perturbación” y la “acción callejera”, como lo revelan los diarios de la época.

La operación Malvinas tendría lugar en un marco social que había llegado, en el lapso de un año, al punto de un estallido. Los futuros ‘próceres’ de la democracia se hicieron presentes para jugar el rol de bomberos.

 

1. Balza, Martín: Malvinas: gesta e incompetencia, Atlántida, 2003.

2. Ubaldini, citado por Pozzi, Pablo: Oposición obrera a la dictadura, Contrapunto, 1988.