Aniversarios
7/4/2017|1453
Las Tesis de Abril (II)
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El 7 de abril, Lenin presentó por escrito al Partido Bolchevique su texto “Las tareas del proletariado en la presente revolución”, más conocido como “Tesis de Abril”, documento esencial de este período con un valor programático vigente cien años después. Las Tesis enterraban la revolución democrática y planteaban una intervención independiente del proletariado. El gobierno burgués instaurado en febrero, lejos de ser una etapa necesaria, había sido posible sólo porque el proletariado carecía “del grado necesario de conciencia y organización”. La tarea de la etapa era la ruptura total con el gobierno y “explicar a las masas que los Soviets de diputados obreros eran la única forma posible de gobierno revolucionario”.
En abril reinaba todavía la euforia de la victoria de febrero y la ilusión de que era suficiente “exigir” que el gobierno satisfaga las necesidades de las masas para obtener nuevos triunfos. Esta euforia se vivía en el Partido Bolchevique, sobre todo en los círculos dirigentes de Petrogrado. Por lo mismo, las Tesis fueron recibidas con escepticismo y hasta con hostilidad.
A finales del mes, la situación había cambiado. Se produjo un giro en la revolución, en el estado de ánimo de las masas. La incapacidad del gobierno de satisfacer mínimamente las consignas de paz, pan y tierra llevó a un choque violento que se produciría en las jornadas del 20 y del 21 de abril.
La guerra y la tierra
La ruptura con el centrismo y la orientación por una III Internacional fue un rasgo distintivo de la evolución de Lenin, sobre todo a partir de la Conferencia de Zimmerwald(1). Las Tesis de Abril plantearon esta ruptura y denunciaron desde el primer párrafo la “guerra imperialista” a la que había que oponerse sin ninguna concesión.
Lenin enfrentó así todas las ilusiones patrióticas. Tuvo también la profunda intuición revolucionaria de que la guerra sería el primer punto de ruptura de las masas con el gobierno; esta ruptura le debía permitir a los revolucionarios pasar de ser una minoría reducida a ser la dirección de los soviets y de las masas, gracias a un paciente trabajo de explicación, agitación y organización.
La guerra concentró, a su vez, la cuestión de la tierra. El soldado ruso era un campesino en uniforme, habitualmente aislado y ahora agrupado por decenas de miles en las guarniciones de San Petersburgo y organizado en soviets. Lo que ansiaba era terminar con la guerra y volver a su aldea como propietario de la tierra que trabajaba. El Gobierno Provisional resolvió dejar el tema de la expropiación de la propiedad agraria para una Asamblea Constituyente convocada en un futuro indeterminado. En la cuestión fundamental de la tierra, los partidos democráticos y populistas mostraron toda su miseria, adaptandose al gobierno burgués.
El viraje sobre la guerra
El gobierno decidió a fines de marzo relanzar la intervencion rusa en la guerra en acuerdo con los Aliados, porque Rusia era ahora un “país democrático” y merecía la anexión de nuevos territorios, como los Dardanelos. Suponía que podía apoyarse en el patriotismo de la población y que tenía la fuerza suficiente para lanzar una nueva ofensiva.
El fiasco fue total. La declaración, bien recibida por los partidos, con el beneplácito incluso de Pravda, dirigida por Stalin-Kamenev, tuvo el rechazo masivo de la población. La esperanza de una paz inmediata se derrumbó y el pueblo se sintió traicionado por el gobierno. La agitación contra la guerra se extendió desde las barriadas obreras hasta las guarniciones y al conjunto de la ciudad. En pocos días se abrió una crisis política.
El Comité Ejecutivo (CE) de los Soviets trató de mantener una posición intermedia: no quiso hacerse cargo de las protestas contra el militarismo ni tampoco aparecer como un apoyo del gobierno. El 20 de abril, sin iniciativa central, las masas armadas irrumpieron en el centro político de San Petesburgo con la consigna de “Abajo Miliukov”, el firmante de la declación de guerra. Por primera vez, se observaron pancartas con el reclamo “Abajo el gobierno”.
Durante dos días, la calle estuvo ocupada por una rebelión abierta contra el gobierno. La orden de Kornilov, comandante de la guarnición de la ciudad, de reprimir las manifestaciones no fue obedecida por los regimientos. Una parte de la burguesía salió a la calle -es el único momento de la revolución en que esto sucede- y se produjeron enfrentamientos armados con víctimas mortales.
Como señaló Trotsky, hubo un doble poder ilusorio: el gobierno provisional no podía continuar y los dirigentes de los soviets no querían tomar el poder. Las masas intervinieron en este vacío sin un planteo de poder. “La contradicción entre la decisión del ataque de las masas y las indecisiones de su representación política no es casual. En las épocas revolucionarias, las masas oprimidas se ven arrastradas a la acción directa con gran facilidad y mucho antes que aprendan a dar a sus deseos y reivindicaciones una expresión política”(2).
Luego de múltiples conciábulos entre el gobierno y el CE de los soviets, la crisis se resolvió momentánemente con la entrada de ministros soviéticos. Se constituyó el primer gobierno de coalición. El 4 de mayo se constituyó un nuevo gobierno con diez ministros “burgueses” y seis ministros “socialistas”. Estuvo presidido por Kerensky, que pasó a encarnar la política militarista con la colaboración de mencheviques y socialistas revolucionarios.
La defensa de la guerra imperialista y la reacción del movimiento de masas dieron lugar a esta primera crisis abierta de poder. No se había producido aún un cambio radical en el estado de ánimo político de la población como para reclamar “todo el poder a los soviets”, la consigna era aún minoritaria, pero las jornadas de abril revelaron que una parte de la vanguardia militante la había hecho suya. Lenin condenó la consigna de “Abajo el Gobierno Provisional” lanzada por dirigentes bolcheviques del Comité de Petrogrado porque significaba impulsar su caída cuando contaba todavía con el apoyo de la mayoría. El partido tenía que conquistar el apoyo de esa mayoría.
Según el relato de Trotsky: “Fue en los soviets de barrio, los que más cerca se hallaban de las fábricas, donde se inició con más rapidez el viraje. A fines de abril, en los soviets de los barrios de Viborg, de Narva y de la Vasili-Ostrov, los bolcheviques se encontraron súbita e inesperadamente con que tenían mayoría. Era éste un hecho de gran importancia, pero los jefes del CE, absorbidos por la alta política, miraban con desprecio el trabajo de los bolcheviques en los barrios obreros (…) Sin que interviniese para nada el Comité de Petrogrado, se inició en las fábricas una campaña enérgica y fructífera por la renovación de representantes al Soviet…”.
En el movimiento fabril, el desarrollo fue más contradictorio. Por la fuerza de los hechos, una parte de la energía militante de los comités de fábrica estuvo destinada a asegurar la producción y la defensa de los salarios. En este cuadro hubo cambios significativos. Las jornadas de abril catalizaron la tendencia al armamento. La asamblea general de la fábrica de calzado Skorokhod decidió formar una Guardia Roja de 1.000 miembros y solicitar 500 rifles al Soviet. El día 28 se reunió la conferencia de Guardias Rojas de la ciudad con delegados de 90 empresas y 170.000 trabajadores. Los dirigentes del Soviet se pronunciaron contra el armamento masivo pero el movimiento continuó en las fábricas.
El rearme del Partido Bolchevique
El rearme del partido se produjo al mismo tiempo que esas jornadas, de manera desigual y hasta convulsiva.
En el balance de Trotsky, la conducta de los bolcheviques en abril no fue homogénea y los acontecimientos lo tomaron por sorpresa. Pero el partido ya había reconquistado su militancia obrera; en febrero tenía 2.000 militantes en la ciudad. En el momento de la apertura de la conferencia de abril los militantes eran 16.000 y en junio 32.000. Dos mil soldados de la guarnición de Petrogrado se incorporaron a la organización militar bolchevique y 4.000 al “Club Pravda”, una organización controlada de hecho por el partido.
La Conferencia de Petrogrado se reunió del 14 al 22 de abril. Por una mayoría de 37 votos contra 3, se adoptó la resolución presentada por Lenin condenando al gobierno y reclamando que en última instancia el poder sea transferido a los soviets. La Conferencia Nacional se reunió el 24 de abril, con 149 delegados por 70.000 adherentes. Lenin impuso sus Tesis más claramente que en la Conferencia local, con mayorías variables y fuertes debates con la dirección. La resolución de “comprometer un trabajo prolongado para transferir el poder del Estado a los soviets” obtuvo 122 votos -con 3 en contra y 8 abstenciones. La resolución contra la guerra obtuvo casi la unanimidad. Estos triunfos políticos se contrapusieron con las derrotas sobre el tema del partido: la Conferencia aprobó la creación de una comisión mixta de bolcheviques y mencheviques para el análisis de una posible unificación y de los nueve miembros electos del Comité Central, cuatro eran “viejos bolcheviques” opuestos a las Tesis. La mayoría de Lenin era muy endeble.
Todavía quedaban por delante virajes tan importantes como las jornadas de julio y el momento decisivo de la insurrección. El partido no tenía ninguna póliza de seguros, sólo su energía militante, su independencia política y su capacidad programática.
Notas:
1. PO N° 1.447.
2. León Trotsky: Historia de la Revolución Rusa, Editorial Galerna, Buenos Aires, 1972.
Otras fuentes
-Alexander Rabinovitch: Los bolcheviques toman el poder.
-Jean-Jacques Marie, Lenin.
-Pierre Broué: El Partido Bolchevique.
-David Mandel: Sobre la Revolución Rusa.