Hace ya cinco años, la causa de los explotados y de los oprimidos perdió a dos de sus hombres. En un accidente automovilístico en el sur patagónico, mientras luchaban por nuestra legalidad, murieron Luis Guillermo Monge y Daniel Oesterreicher, militantes del Partido Obrero.

“Lula” y Dani pertenecían a distintas generaciones políticas. Luis, con apenas 25 años de vida, pero ya con más de diez al servicio de la clase obrera, pertenecía a la de los jóvenes que nacieron a la vida política al calor de los Tucumanazos y Viborazos (allá en su querida Córdoba adoptiva). Daniel, más joven, a la de los que se acercaron a la revolución bajo la amenaza del terror dictatorial.

No conocí a Daniel, pero tuve el honor de militar junto a Lula entre 1973 y 1979. En esos años tan duros, desde su adolescencia hasta su madurez, política y personal, Luis consiguió —como dijera el Che— “endurecerse sin perder la ternura”. Esta calidad (calidez) humana era su rasgo distintivo, lo que, ciertamente, no excluía un indoblegable rigor político.

Dirigente estudiantil secundarlo, organizador clandestino bajo el terror videlista, dirigente partidario de la Regional San Martín de Política Obrera, Luis fue, antes que nada, un “optimista revolucionario”. A quien no lo hubiera conocido de cerca, su fe en la revolución le habría parecido casi religiosa, mística. Pero nada podía ser más falso, Su confianza en la revolución se sustentaba en una granítica convicción política.

En las épocas más negras de la dictadura, leía y releía “Mi Vida”, particularmente los capítulos referidos a la contrarrevolución triunfante entre 1905 y 1917. “Como les llegó a ellos —los bolcheviques— también a nosotros nos llegará nuestro momento —decía— sólo hay que prepararlo”. A “preparar nuestro momento”, a luchar por la revolución proletaria, Luis dedicó su vida.

Hoy, quizás muchos de los militantes y simpatizantes del Partido Obrero desconozcan quién fue Luis Monge. Para los que lo conocimos fue, y es, un ejemplo de lo que queremos ser: un partido de militantes cuartainternacionalistas, el partido de la revolución proletaria.

A cinco años, compañeros Daniel y Luis, presentes.