Aniversarios

7/7/2017

Mika Feldman de Etchebéhère: una revolucionaria

A 25 años de la muerte de una argentina que fue capitana del ejército republicano español.


El viernes 7 de julio se cumplen 25 años de la muerte de Mika Etchebéhère, también conocida como "La Capitana", debido a su cargo en el ejército republicano durante el período de la Guerra Civil Española –una de las muchas actuaciones destacables en una vida tan pasional como la suya.


 


Nació en Moisés Ville, provincia de Santa Fe, en el seno de una de las familias trabajadoras que huyeron de los pogroms de la Rusia zarista a principios del siglo XX. Sus padres llegaron a la Argentina con una conciencia de clase nacida en el contacto con grupos anarquistas y socialistas y en su experiencia en luchas de la época.


 


Los Feldman se mudaron a Rosario y allí, mientras asistía al Colegio Nacional, Mika formó parte desde los 14 años de un grupo anarquista y fundó, junto con otras militantes, la agrupación femenina “Luisa Michel”.


 


En 1920 se dirigió a Buenos Aires para estudiar Odontología, y en ese ámbito estudiantil conoció a quien se convertiría en su marido: Hipólito Etchebéhère, estudiante de Ingeniería. Junto con un grupo político libertario nacido al amparo de La Reforma Universitaria, las revoluciones rusa y mexicana, los libros de Marx, Freud y Nietzsche, Mika e Hipólito fundaron la revista "Insurrexit". En esta publicación Mika escribió un artículo en el que fijaba su posición sobre el movimiento por el sufragio femenino, afirmando que para obtener la emancipación pregonada por éste era imprescindible la revolución social.


 


En 1924, Mika e Hipólito ingresaron al Partido Comunista Argentino (PCA), del que fueron expulsados por disidencias políticas –en particular, por la simpatía de Hipólito hacia el trotskismo. La pareja se fue a vivir a la Patagonia para trabajar en sus profesiones, pero sin abandonar su militancia política: tomaron contacto con los descendientes indígenas de las matanzas ordenadas por familias oligarcas y realizaron un gran trabajo social.


 


En 1931 se instalaron en Berlín, Alemania, donde se afiliaron al Partido Comunista Alemán junto a Katia y Kurt Landau (con quienes más tarde participarían en actividades dentro del POUM español). Dos años después, Mika e Hipólito abandonaron el país, quebrados por el ascenso del nazismo y la impotencia que sintieron al ver que los partidos que recepcionaban los millones de votos obreros, el Partido Socialdemócrata y el Partido Comunista, se oponían a formar una alianza de izquierdas para derrotar el avance del nacionalsocialismo.


 


Mika e Hipólito llegaron a España en 1936 con la idea primitiva de una “estadía de vacaciones y estudio”, pero rápidamente en julio partieron al frente con una columna del POUM (una organización que había sostenido relaciones con la Oposición de Izquierda Internacional fundada por Trotski, con quien rompieron al ingresar al gobierno del Frente Popular). En el primer combate contra las fuerzas franquistas, Hipólito es herido y muere. Mika toma su lugar ganándose el respeto de sus compañeros por su coraje, su solidaridad y su disposición infatigable, así como por la toma de órdenes tales como la igualdad de tareas para hombres y mujeres –a diferencia de otras columnas del POUM, en las que las tareas de limpieza y cocina quedaban para las mujeres. 


 


Así, Mika obtuvo las estrellas de “capitana”, convirtiéndose en la única mujer con ese rango en el ejército republicano, una vez que este se organizara como una formación única.


 


El itinerario de Mika desde el inicio de la guerra hasta la caída de Málaga, en febrero de 1937, es bien conocido a través de sus memorias volcadas en su libro “Mi guerra de España”, pero existe un “cierto vacío” entre esa fecha y su abandono de España después de la caída de Madrid. Lo que sí se sabe es que se mantuvo encuadrada dentro de la 14° División comandada por el anarquista Cipriano Mera, un espacio en el que ella y otros revolucionarios podían encontrar protección a la eliminación sistemática de trotskistas y anarquistas a la que se abocó el estalinismo, que contaba con la colaboración directa de la GPU soviética para esos crímenes. El propio Andrés Nin, líder del POUM, fue desaparecido por miembros del Partido Comunista bajo la dirección de los estalinistas rusos –el PC también asesinó a Kurt Landau, el amigo de la pareja.


 


En 1939, Mika pasó un tiempo escondida en Madrid (gracias a la ayuda de amigos franceses), se trasladó por un breve periodo a París y luego volvió a Buenos Aires, donde escribió artículos en diferentes periódicos sobre la guerra civil. En 1943, luego de la irrupción del peronismo, contempló cómo el movimiento antifascista se alejaba de las luchas internacionalistas para ser absorbido por el nacionalismo. Decidió volver a Francia en 1946, donde vivió hasta su muerte, ocurrida en 1992 en Perigny.


 


Se la pudo ver en el mayo de 1968 en París, a sus 66 años, ayudando a levantar barricadas a los manifestantes, y en 1978 participando de las marchas contra la dictadura argentina.


 


En 1992 a su muerte y cumpliendo sus deseos sus amigos esparcen sus cenizas en el río Sena.