“No sabe, no contesta” La izquierda y La Tablada

Las fuerzas de izquierda dejaron pasar sin recordatorio alguno el 25° aniversario del asalto al Regimiento de La Tablada, cometido en 1989 por el Movimiento Todos por la Patria (MTP). Además, salvo varias discusiones de tono menor en las redes sociales, nadie encontró nada que responder a nuestra reseña (Prensa Obrera Nº 1301, 30/1).

La acción del MTP no fue el comienzo de una acción guerrillera, agotada dos décadas antes. El MTP encubrió ese ataque con volantes apócrifos firmados por un inexistente agrupamiento carapintada, para que la población creyera que se trataba de otra asonada militar y se generara una movilización en defensa del gobierno de Alfonsín. No hubo, por tanto, ninguna “última batalla de la guerrilla argentina”. Alfonsín no dio orden de reprimir mientras creyó en ese subterfugio (ya había dicho en el pasado: “prefiero 45 horas de negociaciones y no 10 minutos de combate”). Cuando tuvo, sin embargo, la certeza de que se trataba de un grupo izquierdista, entonces sí, junto con los carapintada, ordenó una masacre atroz, impiadosa, incluso con bombas de fósforo (prohibidas por la Convención de Ginebra). Se desoyeron tres pedidos de rendición de los atacantes y, luego, se torturó, fusiló e hizo desaparecer a prisioneros, varios de los cuales permanecen desaparecidos hasta hoy.

Toda la izquierda entendió que debía defender al régimen político. Izquierda Unida (PC, MAS) sacó una solicitada en la que repudiaba el ataque del MTP, sin una sola palabra contra la masacre. Al otro día, el MAS publicó otra, con insultos peores. Luis Zamora envió condolencias a los familiares de los militares muertos. No se quedó atrás el recién formado PTS, que calificó como “criminales” a los militantes del MTP, sin media palabra sobre la masacre.

El Partido Obrero fue entonces el único partido que repudió los crímenes cometidos en ese cuartel por la represión, por los militares y por el gobierno. Lo mismo hicieron la Asociación de Familiares de Detenidos-Desaparecidos y las Madres de Plaza de Mayo. El PO había sostenido con el foquismo polémicas implacables, pero siempre tuvo que claro que en ese debate político no tenían nada que hacer los tanques militares, los represores, los torturadores. Cada vez que un foquista fue reprimido, el PO tomó partido claramente contra los represores en defensa del reprimido. Lo demás es una claudicación ruinosa.

Sorprende que, 25 años después, esa izquierda no tenga nada que decir sobre aquellos acontecimientos.


A. G.