Aniversarios

25/6/2021

“Operación Barbarroja”: hace 80 años Hitler invadía la URSS

La heroica reacción del pueblo soviético debió superar el lastre de Stalin para derrotar la invasión.

El 22 de junio de 1941, mientras se desarrollaba la Segunda Guerra Mundial, sin previo aviso ni declaración de guerra, la Alemania nazi comienza la invasión de la Unión Soviética.

El nazismo había montado una tremenda maquina bélica sobre la base de la derrota y desmoralización de la poderosa clase obrera alemana, conducida al fracaso por sus direcciones socialdemócratas y estalinistas, que posibilitó que Hitler y el nazismo lleven la militarización de su sociedad a niveles nunca vistos.  Al mismo tiempo, las purgas en el Ejército Rojo y en el conjunto de la URSS conducidas por Stalin y su burocracia habían minado gravemente sus posibilidades de defensa.

El ataque sorprendió a la dirección estalinista confiada en el pacto Hitler-Stalin, que había repartido Polonia entre ambos países, en una entregada del pueblo polaco e incluso los militantes comunistas polacos leales al Comintern.

La invasión de la URSS, con el ejército invasor más grande de la historia, terminó en un gran desastre para los nazis. Eventualmente, el contraataque ruso los hizo retroceder hasta Berlín y fue una de las causas más importantes de la caída del III Reich, que enfrentaba también un avance anglo-yanki desde el occidente. Si existe una comparación del fracaso de Hitler en tierras rusas, con la tragedia de Napoleón Bonaparte, 140 años antes en el mismo territorio, se relaciona, no sólo con el crudo invierno ruso, tantas veces citado, sino en que ambos fueron repudiados por la población por la orientación social reaccionaria que persiguieron allí. Napoleón, que había promovido transformaciones sociales a punta de bayoneta en otros países europeos,  se negó a liberar a los siervos, lo cual permitió unir a todas las clases sociales rusas en la lucha contra el invasor. Hitler, frente a una población hastiada del régimen estalinista,  reinstaló a los terratenientes en Ucrania, llevó adelante una sangrienta masacre del pueblo judío y otras minorías, alimentando una enorme rebelión contra los invasores en los territorios ocupados.

Antecedentes y contexto histórico

En Alemania la unidad nacional y el desembarco entre las potencias mundiales recién se produjo en la década del 60-70 del siglo XIX. Ingresó más tarde que la mayoría de sus rivales a la lucha por el dominio del mercado mundial y el reparto colonial. En la Primera Guerra Mundial buscó revertir este proceso pero fue derrotada y obligada a firmar el deshonroso pacto de Versalles, donde entregaba territorio, no podía tener un ejército importante y tenía que pagar grandes sumas a los vencedores (Francia, Inglaterra y EE.UU) como indemnización. Alemania estaba quebrada y sometida por otras potencias. Luego de un largo periodo de levantamientos obreros y profunda inestabilidad política, la burguesía alemana apoyó la extrema represión interna y el plan de expansión militarista encarnada por el nazismo, un plan de guerra contra las masas y otras naciones con el objetivo de descargar su crisis.

El Partido Comunista Alemán estalinista, en vez de realizar un frente único de la clase obrera para impedir el ascenso de Hitler, empezando por actuar en común con el poderoso Partido Socialdemócrata reformista con la socialdemocracia, como promovió sistemáticamente en tiempo real León Trotsky, privilegió realizar choques faccionales y divisionistas entre los partidos obreros.

La invasión a la URSS no hubiera sido posible sin la derrota y atomización de la clase obrera alemana, a partir de la llegada al poder de Hitler. Durante los últimos años del siglo XIX y los primeros años del siglo XX, la clase obrera alemana construyó partidos y sindicatos de masas. Los nazis, a partir de su victoria, destruyeron las organizaciones obreras y encarcelaron a los principales dirigentes.

Trotsky caracterizó ya en el ascenso de Hitler al poder de 1933 que la derrota y fragmentación de la clase obrera alemana era una condición fundamental para que los nazis puedan invadir la URSS. Después de todo, lo que impidió a la burguesía alemana, francesa e inglesa, junto a más de una decena de países aliados, ahogar la revolución de Octubre con una invasión a gran escala, fue el temor a la revolución obrera en sus propios territorios. A partir de los sucesos alemanes la burocracia estalinista pego un giro político en 1934 y comenzó una orientación de construir frentes populares (frentes entre partido obreros y burgueses). Esta estrategia llevó a la derrota de un importante ascenso de la clase obrera en Francia y al aislamiento y aplastamiento de la republica revolucionaria en España. Mientras los futuros aliados dejaban morir al bando republicano en España, Hitler y Mussolini sostuvieron y apoyaron a Franco, preparando el escenario de la Segunda Guerra Mundial.

En el transcurso de la década del 30, la burocracia soviética llevó adelante un proceso de purgas políticas que tuvieron su punto culminante en los procesos de Moscú. Los principales dirigentes de la revolución rusa de 1917 (Zinóviev, Kámenev, Rádek y Bujarin, entre otros) fueron enjuiciados, condenados y ejecutados. Mijail Tujachevski teórico militar y mariscal de la Unión Soviética, quien fue compañero de Trotsky en la conformación del Ejército Rojo, fue ejecutado como parte de esas purgas en 1937, como otros oficiales claves. Todo esto significó una pérdida invalorable para la defensa de la URSS contra la posterior invasión. Tujachevsky era partidario de preparar la defensa contra una posible invasión fascista, con sus teorías de la “operaciones de profundidad”.

Trotsky desde el exilio, denunció estos procesos y demostró que todos los cargos eran falsos y que el verdadero objetivo de Stalin era perpetuar sus privilegios de casta y con esta intención avanzar en una política restauracionista del capital en la URSS. Miles y miles de honestos comunistas acusados de agentes del imperialismo fueron ejecutados, entre los cuales había muchos altos militares y casi la totalidad de los héroes de la guerra civil.

El pacto de Múnich (1938) entre Reino Unido, Francia, Italia y Alemania, dónde le entregaron Checoslovaquia a los nazis, tenía como objetivo para los gobiernos de Francia e Inglaterra llevar el inminente expansionismo alemán hacia Rusia. Las democracias de occidente simpatizaban con la posibilidad de un ataque nazi contra la URSS que terminara con el único estado obrero existente.

Pero Hitler no solo estaba interesado en la URSS, su ambición también era destruir a sus competidores capitalistas, por lo tanto buscó un entendimiento con la burocracia soviética. Stalin pegó un nuevo giro, consciente de la debilidad de la URSS, con un Ejército Rojo descabezado por las purgas, y firmó un pacto con Hitler (1939). El defecto de este pacto defensivo, admisible en una situación de inferioridad militar, era la política de cooperación de los estalinistas que equivalía a la entrega del Partido Comunista Polaco y lo que quedaba del partido alemán a las SS. El pacto con la URSS le permitió a la Alemania nazi seguir con su política de conquistas, invadiendo Polonia donde las democracias occidentales tenían intereses, lo cual provocó la declaración de guerra contra Alemania de Francia e Inglaterra (o sea el comienzo de la Segunda Guerra mundial). Alemania continuó avanzando sobre Francia, con la táctica de la guerra relámpago y arrinconando a Inglaterra en la famosa batalla  sobre el Canal de la Mancha. Los nazis siempre habían hecho del exterminio del comunismo un punto central de su programa, sumado a la pretensión de una expansión sobre Europa oriental y Rusia como “espacio vital” que sostenga los insumos necesarios para ser una potencia mundial dominante y su teoría  de la superioridad racial de los arios sobre los eslavos, los bandos firmantes del pacto sabían que se trataba de una forma de ganar tiempo y que era temporario.

Invasión a la URSS

Operación Barbarroja fue el nombre con el cual los nazis denominaban la operación secreta de invasión de la URSS. Los fascistas querían destruir el Estado Obrero y apoderarse de un territorio enorme, con trigo y petróleo, en el menor tiempo posible. Los empujaba a esta variante las dificultades en obtener la rendición inglesa y la debilidad del Ejército Rojo, descabezado por las purgas y que había fracasado en apoderarse de la totalidad del territorio de Finlandia. Trotsky que defendía de forma incondicional a la URSS frente a la agresión imperialista, antes de ser asesinado por el estalinismo en México en agosto del 40, explicó que una cosa era el Ejército Rojo atacando y tratando de expandirse sobre otro pueblo como fue Finlandia, donde se mostraba débil y otra cosa sería el Ejército Rojo defendiéndose en su propio territorio. Una primera muestra de esto fue la acción repeliendo a Japón por oriente en el 39 y 40.

Los nazis no tenían el objetivo simple de dominar el territorio, como hicieron en Paris, sino de llevar adelante una guerra de exterminio. Así lo demuestran las declaraciones de Hitler a sus comandantes cuando se preparaba la operación: “Esta es una guerra de exterminio. Si no comprendemos esto, derrotaremos igual al enemigo, pero treinta años después tendremos que volver a luchar contra los comunistas. No hacemos la guerra para preservar al enemigo” (infobae.com 22-6-2021). Al mismo tiempo les indicaba que se sintieran autorizados a olvidarse de las convenciones de Ginebra y de La Haya.

El 22 de junio de 1941 comenzó la invasión,  Stalin todavía confiado en su pacto, desoyó los informes de sus agentes de inteligencia, que desde Japón y Alemania; advertían de la inminente invasión con datos muy precisos. “Tres millones de soldados alemanes. Más otro medio millón de húngaros, rumanos, croatas e italianos. 145 divisiones. 3.600 tanques. 27.000 aviones. 17.000 piezas de artillería. Y 750.000 caballos. El ejército más grande de la historia, ingreso a sangre y fuego al territorio soviético” (ídem del anterior). Los primeros días de la invasión Stalin permaneció  inmóvil, incrédulo y deprimido. El ejército rojo retrocedía de forma desordenada. El ejército alemán tuvo por lo menos ocho semanas de un avance rápido (Blitzkrieg: guerra relámpago) sin encontrar una verdadera oposición, parecía que la intentona nazi se iba a llevar puesto todo lo que encontrara a su paso.

Algunos ucranianos esperaban una liberación del yugo de la burocracia estalinista, de mano de la ocupación alemana. Pronto comprendieron la terrible realidad, los nazis reinstalaron a los terratenientes, masacraban a judíos, comunistas y el resto de la población de forma indiscriminada.  La población civil soviética de los territorios ocupados fue puesta entre la espada y la pared. No solo eran saqueados y expropiados; sino a menudo torturados y asesinados. No existía otra posibilidad que luchar.

Cuando la burocracia reaccionó, comenzó un intento de resistencia desordenada que fue creciendo aceleradamente, al mismo tiempo sello un pacto con Inglaterra y EE.UU. Hasta mediados de 1942, con idas y vueltas, los nazis avanzaban, llegado hasta las puertas de Moscú donde el gobierno del Kremlin resistió con 100.000 soldados atrincherados. La derrota de Moscú fue el primer gran fracaso de los nazis en la guerra. Luego vino el sitio a Leningrado (la ex y actual San Petersburgo). Los nazis no querían entrar a la ciudad cuna de la revolución de Octubre, porque sabían que la resistencia iba a ser feroz. Preferían intentar doblegar por el hambre a su población. El sitio duró 900 días.

En diciembre del 41 los japoneses, aliados de Alemania, atacaron la base yanqui de Pearl Harbor en el Pacifico.  Estados Unidos, que se preparó con tiempo y que producía mucho más armamento que Alemania, entró en la guerra y comenzó a inclinar la balanza en favor de los aliados. El principal problema del ejército alemán en la URSS no fue la llegada del invierno, eso solo hubiera servido para retrasar el avance y matar a unos miles de soldados congelados, sino la resistencia del pueblo ocupado que en la retaguardia comenzó a atacar a los alemanes con tácticas guerrilleras.  Toda la población soviética que todavía no había caído bajo las garras de la ocupación fue movilizada para luchar en el Ejército Rojo o para trabajar en las fábricas reinstaladas detrás de los Urales.

Un punto de inflexión fue la batalla de Stalingrado. Esta ciudad tenía un gran carácter simbólico para Stalin, (la misma tenía su nombre después de que Stalin se autoproclamó el héroe de una batalla que sucedió esta ciudad en la guerra civil). Hitler se encaprichó en tomar la misma y dividió sus fuerzas debilitándolas. Ingresó en la ciudad a una lucha cuerpo a cuerpo, la misma que no quiso dar en Leningrado y resulto fatal para el ejército nazi. A partir de la derrota de Stalingrado los alemanes comenzaron a retroceder.

En ese cuadro, Stalin le exigía a los aliados (Churchill, primer ministro inglés y Roosevelt, presidente norteamericano) que invadan Europa occidental cruzando el Canal de la Mancha desde Inglaterra. Y así fue. En el 6 de junio de 1944, con el desembarco de Normandía, los minutos del tercer imperio alemán estaban contados. El 30 de abril de 1945 Hitler se suicidó, el 2 de mayo caía la ciudad de Berlín a manos del ejército ruso, mientras los aliados ingresaban por occidente.

Las causas de la victoria soviética

La victoria soviética se explica por varias razones: por la rebelión del pueblo ruso que había protagonizado una revolución y una cruenta guerra civil y que resistió con toda su fuerza al intento de aniquilación, dando al Ejército Rojo tiempo para reorganizarse; por la producción planificada de la URSS y por la presión por occidente de los aliados que también estaban en guerra con Alemania. Al ejército alemán le pesaron los errores en la planificación de la campaña. Hitler consideraba que la campaña iba a durar 6 semanas. Después de la derrota de la batalla de Moscú, Hitler pidió al pueblo alemán que mandara abrigos al frente. Los soldados alemanes no tenían ropa para soportar el congelante invierno ruso. Además tenían información defectuosa. Los alemanes consideraban que los rusos tenían 200 divisiones, pero en realidad tenían más de 360.

En diciembre de 1941 la URSS tenía a todo el país en plena movilización militar e industrial, a pesar de haber perdido una parte importante del territorio y de la población a manos de los nazis. El traslado de las plantas más allá de los Urales fue fundamental para garantizar una producción a gran escala. Alemania tuvo algunas victorias mas en el verano de 1942, llegando incluso a pocos kilómetros de los campos petrolíferos del Cáucaso. Pero la derrota en Stalingrado impedirá  de forma definitiva el objetivo nazi de acabar con la Unión Soviética. A comienzos de 1943 Alemania comenzaría un retroceso que culminaría en la caída del régimen Nacional Socialista. Las consecuencias del posterior avance soviético serán la ocupación de los países de Europa del este y la división de Alemania que duró hasta la caída del Muro de Berlín en 1989.

La enorme respuesta de los pueblos de la entonces Unión Soviética, una gesta que ha emocionado a millones, es frecuentemente malversada para mostrar un aporte positivo de la burocracia restauracionista de Stalin a la historia de la humanidad. Quien recupere la verdadera historia podrá ver que esta epopeya fue desarrollada a pesar de la política criminal de Stalin, y no gracias a esta.