Política Obrera frente a la misión del Papa

Según Miguel Sorans, Prensa Obrera "esconde sus capitulaciones (las de Política Obrera) durante la guerra de Malvinas". Se abstiene, sin embargo, de calificar a este dicho como una "calumnia". El compañero porta dos pesos y dos medidas.


¿Cuáles serían estas?


La 'capitulación' se reduce a lo siguiente: "Política Obrera… hizo de idiota útil convocando a concurrir a los actos del Papa (junio de 1982) para supuestamente cambiarle el 'contenido'". En semejantes términos, le habríamos dado un final deslucido a dos meses de una lucha política que no merece objeción. Sorans cita un llamado a "los obreros conscientes" a integrar columnas "con carteles que planteen la salida incondicional de la flota británica y que repudien todo planteo de paz con el agresor imperialista". En el texto decimos: "El sentimiento de paz tiene, en los trabajadores, un contenido diferente al de la capitulación que proponen la Iglesia y la burguesía. Hay que luchar para que ese contenido tenga una expresión política acertada, correcta y que permita destruir o limitar el intento de producir una desmovilización de los trabajadores".


¿Qué hizo, en cambio, el PST? Denunció el objetivo reaccionario del Papa y llamó a quedarse en casa, viéndola por TV.


El título de nuestro volante -distribuido en fábricas, universidades y barrios- decía: "El Papa viene a imponernos la 'pax americana' (…) un operativo internacional y nacional para cerrar el conflicto al precio de una derrota argentina".


Nos equivocamos. No fueron decenas de miles, sino centenares de miles.


Repartimos ¡300 mil! volantes que decían "SI QUIERES LA PAZ, APLASTA AL IMPERIALISMO AGRESOR" – tanto en las concentraciones de Luján, como en la de Palermo. Arriba de los trenes del Sarmiento, que salían de Once hacia Luján, lo distribuí


an compañeros escoltados por 'campanas' de seguridad. "Provocaciones de elementos clericales y proimperialistas que trataban de impedir nuestra agitación, fueron repudiados en todos los casos por los concurrentes". Fue una gran lucha política, en las aún difíciles condiciones de la clandestinidad para el accionar político de la izquierda revolucionaría, proscripta por la dictadura.


Lo mismo hicimos incluso bajo la forma de manifestaciones, en la concentración de Palermo, donde levantamos la consigna arriba planteada sobre lienzos pintados. Al desconcentrar, se realizó un acto frente a la Embajada yanqui, impulsado por nuestros militantes y un sector de la Juventud Peronista, el cual congregó a unas 3.000 personas que habían participado de la concentración pontificia. "Mar y tierra, mar y tierra, expropiemos sus empresas para que paguen la guerra" fue una de las consignas más coreadas. Se quemó una bandera de los Estados Unidos. "Fue evidente la simpatía de la gente que se desconcentraba, la cual si bien no participó masivamente del acto, con su actitud contrastaba respecto de las características pacifistas y desmovilizadoras planteadas minutos antes en el acto papal". Cuando finalizó el acto, la policía detuvo a un compañero. Pretendió hacer lo mismo con otros dos, lo que se frustró gracias a la resistencia del público.


Varios diarios nacionales señalaron al día siguiente tanto el acto frente a la embajada, como el volante distribuido en la concentración.


Todo esto (y mucho más) está en Política Obrera (12/6/1982).


Como en otras movilizaciones bajo la dictadura -en el apoyo a las marchas de Madres y Familiares, en la marcha del 30 de marzo de 1982 y otras, Política Obrera fue una organización de combate.