Aniversarios

14/3/1996|485

Quién supo luchar contra el golpe del ‘76

El conjunto de la izquierda (JP, PC, etc.) —y no sólo el PCR— decía a principios de 1974 que se estaba incubando un golpe de estado.  Justificaban con este argumento su apoyo al gobierno de Perón, que impulsaba la represión paramilitar (golpe policial en Córdoba, en febrero de 1974, formación de la triple A). El PCR se distinguió del resto por su apoyo al ala más terrorista y represiva, la de Isabelita-López Rega.


Política Obrera rechazaba esta posición capituladora. En PO (16/3/74), dos años antes del golpe militar, rechazábamos que estuviera en marcha un golpe contra el gobierno peronista. Decíamos:


“¿Cuándo va a producirse el golpe de estado? Si bien en lo inmediato está descartado, el momento del golpe inevitable depende de la evolución de la lucha de clases: la crisis del Pacto Social, la radicalización del movimiento obrero, la crisis del peronismo son los factores que, con su ritmo, determinarán su momento. Lo fundamental es entender que Perón trabaja activamente con la burguesía en la búsqueda de su sucesión política, y que ésta, que está dirigida contra las masas no puede resolverse sino por la vía de la fuerza terminando con la fachada democrática. El golpe de estado no es contra la orientación de Perón: se enmarca en su ofensiva derechista, y él mismo trabaja para ella”.


Después de la muerte de Perón, el gobierno lopezreguista intentó un autogolpe: expulsó del gobierno a todas las otras fracciones del peronismo, monopolizó el poder, impulsó la triple A, colocó a un hombre suyo a la cabeza del ejército, militarizó el litoral del Paraná, intervino a los sindicatos ‘no encuadrados’ (UOM Villa Constitución, gráficos, Smata Córdoba).  P.O. fue el único que denunció este autogolpe.


Pero cuando la Huelga General quebró al ‘rodrigazo’ (junio-julio del 75) y al lopezreguismo, la situación cambió; las masas habían derrotado al gobierno, pero no impusieron su propia salida. Pero mientras P.O. pasa a decir que un golpe está en preparación, el resto de la izquierda ve en el nuevo comandante en jefe, Jorge Videla, a un ‘defensor de las instituciones’ y no al jefe del futuro golpe. En setiembre de 1975, el documento presentado por P.O. a su Iº Congreso decía: “Para impedir el golpe hay que combatir a este gobierno antiobrero.


“La primera cuestión es la lucha contra el golpe."


En el periódico Política Obrera (8/9/75) se editorializaba así: “En las Fuerzas Armadas se encuentra el estado mayor de la ofensiva antiobrera, y ésta tomará más tarde o más temprano la forma de un golpe militar para sustituir por completo el régimen político basado en el parlamento, las elecciones y la libertad de organización de los trabajadores. La clase obrera debe tener una actitud militante contra el golpismo, porque los propósitos de éste serán en definitiva el aplastamiento de los explotados. Pero en ningún caso la necesidad de la lucha contra el golpe militar debe ser una razón para defender políticamente al actual gobierno. Esto porque el gobierno peronista no sólo es un gobierno antiobrero sino que está en completa descomposición, y detrás de él se preparan las soluciones impulsadas por el imperialismo. Toda conciliación con este gobierno con el pretexto de ‘no provocar’ el golpe significa exactamente atarse las manos para la resistencia antigolpista. Sólo mediante la más enérgica movilización contra el gobierno actual, construyendo en esta lucha los órganos del poder político de los explotados, podrá el proletariado derrotar al golpe militar”.