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9/11/2017|1481
Revolución Rusa: cómo se preparó la toma del poder
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El pasaje a la preparación práctica política y militar de la insurrección planteó un conjunto de dificultades: el partido bolchevique tenía que tomar decisiones históricas y se consideraba como un eslabón de la revolución europea y mundial.
Lenin y Trotsky tuvieron que hacer frente a la oposición de una fracción importante de los “viejos bolcheviques”, encabezada por Zinoviev y Kamenev, y a la necesidad de acordar la insurrección lanzada por el partido en base a la consigna de “Todo el poder a los soviets”, que organizó la agitación y la actividad nacional de los bolcheviques. Lenin dedicó sus textos a ganar al Comité Central (CC) y los cuadros del partido1 y su intervención en las reuniones de dirección fue decisiva. Trotsky utilizó sus posiciones en el movimiento de masas, en los soviets, en los mítines. Era el presidente del Soviet de San Petersburgo y el orador revolucionario más popular.
La discusión en el partido
El primer enfrentamiento fue en torno de la participación en la Conferencia Democrática y en el Preparlamento (PO N° 1.477). La mayoría fue partidaria de la participación en estos seudoparlamentos porque consideraba que el partido tenía que jugar el rol de “oposición democrática” y esperar la convocatoria de una Asamblea Constituyente. Trotsky impuso el boicot y Lenin apuntó en sus “Notas de un publicista”, en su entrada del 23 de septiembre: “Trotsky era partidario del boicot. ¡Bravo, camarada Trotsky! La tesis del boicot ha sido rechazada por la fracción bolchevique de la Conferencia Democrática. ¡Viva el boicot!”.
Lenin había abandonado su retiro clandestino en Finlandia y a comienzos de octubre se instaló en el distrito de Vyborg, en la periferia de la ciudad. Enviaba texto tras texto, censurados o ignorados por el CC. En “La crisis está madura” amenaza con renunciar a la dirección, aunque no da ningún paso práctico en este sentido.
Su posición es imperiosa: “Los bolcheviques no tienen el derecho de esperar el Congreso de los Soviets, tienen que tomar el poder de inmediato. Al hacerlo, salvan la revolución mundial (…) salvan la revolución rusa (…) Contemporizar es un crimen. Esperar el Congreso de los Soviets es una prueba de formalismo pueril y sin honor: es traicionar la revolución (…) Si no es posible tomar el poder sin insurrección, hay que pasar de inmediato a la insurrección (“Carta al CC”, 1° de octubre).
La presión de Lenin, el estado de ánimo de las masas en San Petersburgo, la reacción de los agitadores y militantes bolcheviques, llevan a la dirección a un viraje. Trotsky dirá más tarde que fue “el rearme del partido”. El 5 de octubre se reunió el pleno del Comité de San Petersburgo; los participantes se pronunciaron a favor de las orientaciones de Lenin, pero no se aprobó ninguna resolución. Poco tiempo después de la reunión, la Comité Ejecutivo (CE) del CC decidió pasar a los trabajos prácticos de los preparativos militares de la insurrección. Al mismo tiempo, se reunió el CC y aprobó el boicot al Preparlamento. Trotsky anunció el retiro de la fracción bolchevique en la sesión del 7 de octubre.
El punto crucial
El momento decisivo fue la reunión del CC del 10 de octubre (en el calendario juliano vigente en Rusia; 23 de octubre del nuestro). Es la primera confrontación directa entre Lenin con los otros miembros. La reunión se realizó en el domicilio del menchevique Sujanov; la mujer, militante bolchevique, le pide a su marido que en esa noche muy fría no vuelva a la casa. No existe un proceso verbal de la reunión y sólo algunas notas. El debate fue introducido por Lenin, que habló una hora.
Defendió apasionadamente la insurrección y reclamó la acción inmediata. El debate duró largas horas y hablaron casi todos los participantes. Salvo Zinoviev y Kamenev, los miembros del CC apoyaron a Lenin. En la madrugada, el líder bolchevique presentó un proyecto de resolución redactado a las apuradas, en una hoja suelta. Fue aprobado por diez votos contra dos.
Corresponde reproducir en extenso la resolución histórica del CC del 10 (23) de octubre: “El CC reconoce que tanto la situación internacional de la revolución rusa (…) como la situación militar (…), la conquista de la mayoría en los soviets por el partido proletario, el levantamiento campesino y el giro de la confianza popular hacia nuestro Partido (las elecciones en Duma de Moscú) y, finalmente, la evidente preparación de una nueva aventura de Kornilov (…) colocan en el orden del día la insurrección armada. El CC hace constar que la insurrección armada es inevitable y propone a todas las organizaciones del Partido guiarse por ello y, desde este punto de vista, discutir y resolver todos los problemas de orden práctico…”.
La oposición a la insurrección
Zinóviev y Kámenev presentaron al día siguiente un documento escrito en defensa de sus posiciones -opuestas a la insurrección- y lo distribuyeron en todo el Partido: publicitaron su oposición a la insurrección incluso en la prensa no partidaria y en el momento del levantamiento.
De todos modos, la insurrección fue, a partir de la resolución del CC, una directiva del partido y quedaron pendientes el calendario, el método y, sobre todo, la relación con el próximo Congreso de los Soviets. Concretamente, ¿la insurrección debía hacerse antes del Congreso o para acompañar el Congreso?
Lenin no quería esperar hasta el Congreso; consideraba que era una decisión del partido, no tenía confianza en que los bolcheviques obtuvieran una mayoría nacional (teniendo en cuenta que era un congreso de soviets de obreros, campesinos y soldados de toda Rusia), alertaba sobre la posibilidad de ceder a las sirenas de un gobierno de coalición con los conciliadores. El combate por una mayoría bolchevique en los soviets y por “Todo el poder a los soviets” era una constante en la política del partido.
Como se puede leer en la resolución del CC del 10 (23) de octubre y en los escritos de Lenin, la conquista de esta mayoría fue uno de los elementos que colocaron la insurrección en el orden del día.
En qué momento y cómo
La insurrección terminó por producirse bajo el paraguas de los soviets, en los términos de Lenin, pero no en forma inmediata. Las reuniones de los soviets en todo el país, preparatorias del Congreso nacional, votaron la toma del poder por los soviets en el Congreso. Muchas asambleas locales del partido, incluida la provincia de San Petersburgo, se pronunciaron en el mismo sentido: insurrección y Congreso de los soviets debían ir juntos. La Conferencia Nacional de los Comités de Fabrica, según Trotsky, “la representación más directa e indiscutible del proletariado de todo el país”, se pronunció porque el poder pase inmediatamente a los soviets.
El 16 (29) de octubre el CC se reunió en Conferencia. Lenin volvió a pronunciar un discurso intenso en favor de la insurrección. La opinión dominante en la reunión fue ratificar las decisiones del CC del 10 (23), pero no precipitar los acontecimientos. Los miembros de la organización militar a cargo de los preparativos operativos prefirieron también colocarse en el cuadro de los soviets.
El 18 (31) de octubre, el CE de los Soviets postergó la inauguración del Congreso del 20 de octubre (2 de noviembre según nuestro calendario) al 25 de octubre (7 de noviembre) y así quedó fijada de hecho la fecha del estallido revolucionario.
El Congreso de los soviets
Trotsky reivindicó el carácter de los soviets como irremplazable: “No, el poder de los Soviets no era una quimera, una construcción arbitraria inventada por los teóricos del Partido, sino que surgía irresistiblemente desde abajo” (León Trotsky, Historia de la Revolución Rusa). Lo confortaba la experiencia de 1905 y nuevamente la de 1917. Había sido y era presidente del soviet y lo utilizaba como palanca para su programa revolucionario.
Las elecciones de delegados en todo el país para el Congreso nacional dieron mayoría a los bolcheviques y “el Congreso de los Soviets fue el problema político central durante las cinco semanas que separaron a la Conferencia Democrática del levantamiento de octubre”. (ídem anterior).
Lenin, en El Estado y la Revolución, consideró a los soviets y los comités de fábrica como los órganos del nuevo Estado en las tareas esenciales de censo y control. El devenir de la revolución fue a la vez el devenir del Partido y el devenir de los soviets, en el ascenso y en la construcción del nuevo poder proletario.
La solidez política de Trotsky y su genio oratorio y organizativo le permitieron desarrollar una verdadera campaña popular por la insurrección a partir de su lugar como presidente del soviet, con mítines y movilizaciones populares cada vez más decididas y enérgicas.
En el soviet, el 9 (22) de octubre aprovechó una moción de los conciliadores para crear un Comité Militar Revolucionario, con la tarea de defender a la capital. Este comité siguió los pasos del creado por los soviets contra el golpe de Kornilov. Los bolcheviques eran mayoritarios, con una presencia de los conciliadores y con la presidencia de un socialista revolucionario de izquierda. El comité se transformó en el órgano que preparó prácticamente la insurrección e integró la actividad de la organización militar del partido bolchevique. Los destacamentos armados y decenas de miles de fusiles fueron dirigidos y controlados por los bolcheviques, a la espera de la orden del estallido.
La agitación popular por la insurrección tuvo su culminación tres días antes de la apertura del Congreso. En la jornada del Soviet de San Petersburgo, los oradores bolcheviques tomaron la palabra en mítines multitudinarios en toda la ciudad. La descripción de un historiador académico, pero honesto y riguroso, vale la pena: “Un ejemplo típico de la popularidad de las concentraciones organizadas ese día por el Soviet de San Petersburgo es el mitin organizado en la Casa del Pueblo (…) Mucho antes del comienzo, una multitud compacta de obreros de fábrica y de soldados, salpicada por algunos representantes de la pequeño burguesía de la capital, se precipita en el edificio monumental de la Opera, sobre todo para ver y escuchar al orador vedette, el legendario Trotsky. En su discurso, este último no afirma otra cosa que lo dicho una y otra vez por los bolcheviques (…) El futuro gobierno nombrado por el Congreso de los Soviets iba a avivar una llama revolucionaria tan intensa que iba a abrazar no solamente a toda Rusia sino al mundo entero (…) El público reacciona con un fervor particular ante el discurso de Trotsky (…) Cuando éste llama a la asistencia a prestar juramento de fidelidad al Soviet si se decide a pasar a la acción, la multitud levanta las manos y se pronuncia
‘Lo juramos’ (Rabinowitch, Los bolcheviques toman el poder)2.
La insurrección se preparó con este fervor y la movilización multitudinaria de las masas. El partido bolchevique encabezó una sublevación obrera y popular contra el orden burgués, en Rusia y en Europa, que abriría un nuevo siglo.
1. Lénine, Oeuvres, Tomo 26. <www.marxist.org>. Los textos de Lenin son: “Los campeones del fraude y los errores de los bolcheviques”; “Notas de un publicista”; “Carta a I. Smilga”, “La crisis está madura”; Carta al CC, a los Comités de San Petersburgo y Moscú, y a los miembros bolcheviques de ambos soviets”. Estos textos, en su mayor parte, no fueron publicados en su momento (septiembre-octubre de 1917) porque fueron censurados. Citamos de acuerdo con la IV edición francesa de las Obras.
2. Alexander Rabinowitch: Les bolcheviks prennent le pouvoir, La fabrique, París, 2016.