Aniversarios
25/4/1996|491
1896-1996: Centenario del Partido Socialista
Los congresos de París de 1889
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La decisión de establecer el 1º de mayo como jornada internacional de lucha de los trabajadores fue establecida por el Congreso Socialista Internacional reunido en París entre el 14 y el 20 de julio de 1889.
La convocatoria a un Congreso Obrero y Socialista Internacional en París había sido aprobada en congresos y conferencias obreros y socialistas realizados con anterioridad, tanto franceses como internacionales. No fue posible, sin embargo, realizar un único Congreso a causa de las divergencias entre las dos tendencias fundamentales que dividían por aquel entonces al movimiento obrero francés –los llamados ‘posibilistas’, de una parte; los marxistas, de la otra.
Los ‘posibilistas’ constituían el ala derecha del movimiento obrero; su programa no era socialista sino, como se decía en aquella época, ‘radical-burgués’ (hoy serían calificados como centroizquierdistas). Tenían su fuerte en las direcciones de los sindicatos. En el plano internacional, el aliado ‘natural’ de los posibilistas era la burocracia de los poderosos sindicatos ingleses. Engels, que ‘conocía el paño’, escribía así sobre los ‘posibilistas’: “esta gente es cualquier cosa menos un partido obrero. Son en germen lo que es la gente de aquí (Londres) en toda su madurez: la cola del partido radical burgués; no tienen ningún programa obrero. En mi opinión, los dirigentes obreros que se aprestan a preparar un rebaño de votantes obreros de esta clase, es culpable de alta traición” (1).
El ala izquierda del movimiento obrero francés estaba constituida por los marxistas, que habían sido expulsados por los ‘posibilistas’ del Partido Obrero Francés en 1882. Engels, que a través de Lafargue (2) seguía de cerca la lucha política que se libraba en el movimiento obrero francés, propició abiertamente la escisión de los congresos: “Lafargue estaba entonces en continua correspondencia con Engels, quien —desde Londres— buscaba el aislamiento de los posibilistas y el ‘reconocimiento’ —es decir el reconocimiento internacional de los guesdistas (3) por medio del congreso disidente proyectado en París” (4). Los marxistas franceses estaban enrolados en la corriente internacional encabezada por el Partido Socialdemócrata alemán, en el que convivían elementos lasalleanos (5), marxistas y reformistas. La delimitación política internacional que se produjo alrededor de los dos Congresos obreros de París permitió al Congreso ‘marxista’ (en el que también participaban otras corrientes de izquierda) proclamar la fundación de la IIº Internacional.
En el Congreso ‘posibilista’ –también conocido como ‘congreso de la calle Lancry’– estaban representadas las organizaciones sindicales de Europa en una medida que superaba ampliamente al Congreso ‘marxista’ (también conocido como ‘congreso de la calle Rochechouart’). Su representatividad, sin embargo, estaba debilitada porque no contaba con ningún representante de Alemania y, sobre todo, porque en el congreso ‘marxista’ se encontraban presentes los principales dirigentes políticos del movimiento obrero europeo: Liebknecht (6), Bebel (7) y Bernstein (8) (de Alemania), Adler (9) (de Austria), Guesde y Lafargue (de Francia). La American Federation of Labor (AFL) –la central sindical norteamericana– no adhirió a ninguno de los congresos, aunque envió representantes a ambos.
Formalmente, los dos congresos aprobaron iguales principios y hasta la misma consigna central: el reclamo de una legislación internacional que estableciera la jornada diaria de ocho horas, a la que agregaban la limitación del trabajo de las mujeres y de los niños. El reclamo de una limitación de la jornada a un máximo de ocho horas había sido objeto de numerosas resoluciones sindicales y políticas del movimiento obrero de los distintos países y la reivindicación de numerosas huelgas.
Las divergencias entre ambos congresos surgieron a la hora de establecer los métodos para imponer esta reivindicación. Mientras que el congreso de ‘Lancry’ no planteó ninguna medida práctica para imponer las ocho horas, el de ‘Rochechouart’ votó en su última sesión, y por unanimidad, la siguiente resolución:
“Se organizará una gran manifestación obrera internacional con fecha fija de manera que, en todos los países y ciudades a la vez, el mismo día convenido los trabajadores intimen a los poderes públicos a reducir legalmente a ocho horas la jornada de trabajo y a aplicar las otras resoluciones del Congreso Internacional de París” ... “Visto que una manifestación semejante ya ha sido decidida por la American Federation of Labor para el 1º de Mayo de 1890, en su Congreso de diciembre de 1888 en Saint Louis, se adopta esta fecha para la manifestación internacional” ... “Los trabajadores de las distintas naciones llevarán a cabo esta manifestación en las condiciones impuestas por la especial situación de su país” (10).
El congreso rechazó las objeciones de los anarquistas –opuestos al carácter ‘político’ de la manifestación– y el planteamiento de un delegado francés que reclamaba la convocatoria a una huelga general en todos los países.
La ‘opinión pública’ burguesa no dio ninguna importancia a esta resolución. Y hasta es dudoso que los propios participantes en el Congreso tuvieran conciencia del paso histórico que acababan de dar ... algo que salta a la vista cuando se considera que llamaron a una única movilización, la que tendría lugar en 1890. La decisión de continuar manifestando todos los 1º de Mayo es posterior al Congreso de París.
La lucha política por el 1º de Mayo
Desde enero de 1890, los socialistas que habían tomado parte en el congreso de la calle Rochechouart se pusieron a organizar la gran manifestación del 1º de Mayo.
El llamamiento central de la convocatoria al acto en Francia explicaba por qué los obreros debían luchar por las ocho horas:
“La jornada de ocho horas significa lugar en el taller para los desocupados, a quienes multiplica el fatal desarrollo del maquinismo.
“La jornada de ocho horas es la supresión de las desocupaciones periódicas, que os condenan cada vez más a la humillación de las oficinas de beneficencia.
“La jornada de ocho horas es el fin de la competencia mortal que suscita luchas entre los obreros y permite a la rapacidad de los patrones reducir por hambre a los trabajadores ocupados en el taller por los sin pan de afuera.
“Es el alza necesaria e inmediata de nuestros salarios
“Pero la jornada de ocho horas constituye aún otra cosa: representa, gracias a ocho horas de sueño y ocho horas de descanso, vuestro reingreso a la vida humana, la libertad de cumplir vuestras obligaciones hacia vosotros mismos y hacia vuestra clase, que para emanciparse necesita contar con vuestra actividad constante” (11).
La agitación socialista encontró un rápido eco porque la crisis industrial que se desarrollaba en aquel momento llevaba a la miseria a los centros obreros, empujándolos a la huelga. La manifestación del 1º de Mayo aparecía así como una medida de lucha práctica frente a las consecuencias de la crisis, y el reclamo de las ocho horas —la reducción de la jornada— como una solución práctica contra el desempleo.
Al mismo tiempo, se libraba una dura lucha política contra los ‘posibilistas’. Jules Jolffin, uno de sus jefes, hizo esta triste declaración sobre la jornada proyectada: “estoy persuadido de que será un fiasco ... si la cuestión se hubiera planteado en nuestro congreso de la calle Lancry, yo hubiera tomado la palabra y hubiese demostrado que, vistos nuestro temperamento y los hábitos de nuestros talleres, es imposible paralizar los trabajos en medio de la semana ... no creo tampoco que la manifestación del 1º de Mayo tenga éxito en Alemania ... en cuanto a los grupos del Partido Obrero, sindicatos, círculos de estudio, etc., no se mezclarán en una barrabasada que no puede beneficiar ni a la reducción de las horas de trabajo ni a la República”. Poco después del 1º de Mayo, se produjo una escisión en la tendencia ‘posibilista’ en rechazo al carnereo de sus principales dirigentes a la jornada de lucha internacional.
La movilización política por el 1º de Mayo logró quebrar las provocaciones y la represión gubernamental: en las semanas previas al 1º de Mayo fueron detenidos docenas de dirigentes y la movilzación militar y policial con que el gobierno enfrentó la manifestación no tenía precedentes en tiempos de paz.
A la hora señalada, la clase obrera mundial respondió a la cita: 100.000 en París; 50.000 en Marsella; 20.000 en Lille; 6.000 en Toulon; 10.000 en Reims ; 15.000 en Calais; 35.000 en Roubaix; manifestaciones en 138 ciudades y pueblos importantes de Francia.
Fuera de Francia, un paro del 10% en Alemania (bajo la ‘ley de excepción’ que proscribía a los socialistas); 40.000 en Viena; 50.000 en Budapest; 3.000 en Bucarest; 4.000 en Zurich; millares de huelguistas en Borinage y las otras zonas mineras belgas; 2.000 en Lisboa y 10.000 en Oporto (Portugal); 3.000 en Polonia; 100.000 manifestantes en Barcelona y huelga en 40 ciudades españolas; 300.000 en Londres; 30.000 en Copenhague; 120.000 en Estocolmo. Del otro lado del Atlántico, se reunieron 2.000 obreros en la lejana Buenos Aires.
El 1º de Mayo ya había entrado en la Historia.
Notas
1 . Carta de Engels a Bernstein, 28 de noviembre de 1882.
2 . Paul Lafargue (1842/1911). Cofundador del Partido Obrero Francés, miembro de la Iº Internacional y organizador de la Comuna de París. Casado con la segunda hija de Marx.
3 . Guesdistas: nombre que recibía en Francia la tendencia marxista en alusión a Jules Guesde, su principal drigente. Jules Guesde (1845/1922). Líder del ala marxista del movimiento obrero francés. En 1879, junto con Lafargue, fundó el Partido Obrero francés, cuyo programa, en líneas generales, fue redactado con ayuda de Marx. Firme opositor a los posibilistas y a los ‘millerandistas’ –socialistas que aceptaban cargos en los gobiernos franceses. Socialpatriota durante la Iº Guerra Mundial y ministro entre 1914 y 1915.
4 . Dommanget, Maurice; Historia del 1º de Mayo, Editorial Americalee, Buenos Aires, 1956.
5 . Ferdinad Lasalle (1825-1864). Dirigente socialista alemán. Fundador en 1861 del primer partido obrero alemán independiente —la Unión General de Trabajadores Alemanes. La política seguida por Lasalle fue criticada por Marx y Engels, aunque no de manera pública. Se oponían, en particular, a sus concepciones como economista y a sus prejuicios sobre las luchas reivindicativas y la acción sindical. Lasalle procuró obtener a través de la monarquía las dos principales reivindicaciones de su ‘Carta Abierta’ de 1863: la vigencia del sufragio universal y el apoyo crediticio estatal a las cooperativas de trabajadores, a través de las cuales —pensaba Lasalle— la economía capitalista serí poco a poco, socializada.
En 1875, el partido de Lasalle —que nunca se unió a la Iº Internacional— se unificó con otra organización alemana —encabezada por Willhelm Liebknecht y Augusto Bebel, de tendencia marxista— bajo un programa lasalleano; Marx escribió una severa crítica a este programa —la famosa Crítica al Programa de Gotha. Sólo bajo una enorme presión personal de Engels, los dirigentes del Partido Socialdemócrata Alemán aceptaron hacer pública la crítica de Marx en 1891.
6 . Willhelm Liebknecht.(1826-1900). Prominente figura del movimiento socialista e internacional. Tomó parte en la revolución de 1848/49; miembro de la Liga Comunista. Diputados socialista en el Reichstag, En 1875, la unión de su organización con la de Lasalle dio nacimiento al Partido Socialdemócrata Alemán.
7 . Augusto Bebel (1840/1913). Uno de los fundadores y principales dirigentes de la socialdemocracia alemana; tornero de profesión. Fundador del Partido Obrero Socialdemócrata Alemán y líder de su ala marxista; desde 1867, diputado y desde 1890, presidente de su Comité Ejecutivo. Sufrió numerosas condenas a prisión. Fue “el modelo de líder obrero” (Lenin).
8 . Eduard Bernstein (1847/1932). Dirigente socialdemócrata alemán y desde 1878, líder del ala reformista del partido. Su Requisitos del socialismo, de 1898 se convirtió en el programa del revisionismo alemán e internacional.
9 . Víctor Adler (1852/1918). Fundador y líder de la socialdemocracia austríaca. Uno de los dirigentes del reformismo en la IIº Internacional.
10 . Dommanget, Maurice; Op. Cit.
11 . Idem