24 de marzo: decenas de miles para echar a De La Rúa-Cavallo-Ruckauf

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Alrededor de 70 mil personas manifestaron el sábado 24 de marzo, en el 25° aniversario del golpe militar, sobre la Plaza de Mayo.
Es un dato fundamental de la situación política nacional.
En el 20° aniversario, su composición había sido otra. En el ’96, todavía venían la Meijide, Ibarra y otros personeros de la Alianza, la Franja Morada...
En esta oportunidad, la marcha fue un canal de oposición política a la entrega del gobierno a Cavallo por parte de De la Rúa, como de Ruckauf, De la Sota y Chacho Alvarez. El radicalismo, el mismo día, concentraba a cuadras de distancia a apenas un millar de asistentes. El anuncio de que la Carlotto, de Abuelas, estaría allí presente, fue repudiado por el Plenario de las organizaciones convocantes.
La marcha fue un termómetro de las tendencias de los explotados, incluída la clase media que fue sustento social de base de la Alianza. No es casual que el Comando del Ejército le hubiera pedido a Moyano que la CGT rebelde limitara su participación en la movilización. La ausencia de columnas sindicales organizadas por la burocracia o los aparatos fue total.
El Partido Obrero libró una lucha en el seno de la Comisión organizadora –constituida por más de 200 organizaciones – para imprimirle a la marcha un carácter político abierto y una composición piquetera. Encontramos una cerrada oposición, incluizo de la izquierda; para el PCR y la CCC debía tener un carácter conmemorativo, "democrático". Lo ‘social’ y ‘reivindicativo’ debía ir el martes 20, por cuerda separada, con Moyano.
La CCC tuvo una pequeña columna: los desocupados marchan con los desocupados, los "democráticos" con los democráticos. La idea de manifestaciones políticas de masas dirigidas contra el poder político están –para el PCR– mediatizadas a la presencia del moyanismo y sus "mesas de enlace".
Hubo columnas sindicales. Suteba de La Matanza se presentó con una combativa columna de más de 200 compañeros y con la consigna "De la Rúa botón, te cortamos las rutas, te paramos el país, sos un hijo de puta, te tenés que ir". A medida que avanzaba, la columna se iba engrosando de docentes de otros distritos.
La columna del Partido Obrero fue aguerrida y numerosa. Más de 3.000 compañeros y casi 3 cuadras. Hubo numerosos sectores de desocupados. De la zona Sur se destacaron los de Berisso, Glew, Berazategui, de la Interbarrial de Avellaneda. Del Oeste vinieron compañeros de Moreno, del Futrade de La Matanza. De la zona Norte estuvieron los desocupados de San Fernando, Zárate, etc. De la Capital se destacaron los desocupados de Almagro, Soldati, Lugano, los vecinos de los conventillos de La Boca y de otras casas ocupadas que están luchando por el derecho a la vivienda en Once, San Telmo…
También estuvieron los luchadores contra el "gatillo fácil" de las barriadas obreras del Gran Buenos Aires: la Comisión por Gimena de San Miguel, por Ríos de Pacheco, por Gonzáles de Polvorines, por el "Bocha" Enrique de Corina, etc.
Numerosas delegaciones obreras (Metrovías, sanidad, gráficos, de trabajadores de prensa, de la UTA, etc.).
Fue una impresionante columna que a su paso arrastró a otros sectores.
La movilización no culminó, sin embargo, como había planteado el Partido Obrero, con un acto multitudinario en la Plaza de Mayo, donde hablaran los piqueteros y sectores en lucha. Muy tempranamente, Lozano, de la CTA, y corrientes de izquierda, de derechos humanos y sindicales, declararon su absoluta oposición. En su lugar… se realizó un Festival. Si bien en el mismo actuaron artistas populares, comprometidos con las luchas piqueteras (los más conocidos no querían enfrentarse con una marcha antigubernamental), se le quitó de esta forma la posibilidad de culminar la gran marcha con un acto de radicalización política y piquetero.
La agitación del Partido Obrero fue mal vista por algunos de los "organizadores", que la criticaron desde el palco. Cuando el PO se retiró (lo mismo terminaron haciendo otras corrientes), la plaza quedó en gran parte vacía. El conjunto que estaba tocando en ese momento (Las Manos de Fillipi) saludó esta acción combativa desde el escenario, con un "por la huelga general".
El Partido Obrero marchó luego por Diagonal Norte hasta el Obelisco y por la avenida Corrientes, con una columna más grande que la que había entrado a la plaza. Cerró la jornada Jorge Altamira denunciando a los partidos tradicionales de la burguesía que estaban entregando todo el poder a Cavallo, político "ladrón" que estatizó la deuda externa privada bajo la dictadura, entregó las empresas estatales al capital extranjero, estuvo mezclado en todos los hechos de corrupción del menemismo y que viene a redoblar la política de alianza con el imperialismo, contra las masas trabajadoras. Vaticinó que estos partidos burgueses van a su demolición. Denunció que Cavallo podría haber sido derrocado enseguida si las burocracias estudiantiles y sindicales no hubieran levantado las movilizaciones contra López Murphy. Subrayó que la presencia masiva del PO en la calle obedecía a la estrategia de mostrar al partido revolucionario como alternativa de poder.
Convocó, asimismo, a apoyar todas las manifestaciones de lucha (como la que Ate había convocado para el día siguiente) y a preparar la huelga general.
117 banderas, más de 300 periódicos vendidos por los piquetes entre miles de trabajadores, jóvenes y desocupados en la calle, son la evidencia de que una alternativa política partidaria, clasista, socialista revolucionaria se está desarrollando al calor de la crisis que hunde al régimen burgués.