Antisemitismo, entre ‘renegados’ y ‘cortesanos’

La conducta fascistoide-antisemita de los cuerpos ‘armados’, de ‘seguridad’ e ‘inteligencia’ del Estado argentino se ha mantenido inmutable en Argentina, por lo menos, desde la Semana Trágica de 1919. Todos los gobiernos ‘democráticos’, desde Yrigoyen, fueron tolerantes con este fenómeno. De ahí el cinismo de Alfonsín-‘Guglielmineti’ y de Fernández Meijide-‘Ulloa’, ante el exabrupto de Duhalde, que había acusado de "exageración judía" las denuncias de miles de personas en el acto del viernes 18 frente a la AMIA. Las justificaciones con las que Duhalde-‘gatillo fácil’ conformó los ‘pedidos de explicaciones’ de los dirigentes de la comunidad judía, tendrán tanto efecto como las de su lugarteniente, Pierri, el jefe de los diputados justicialistas, otro ‘piojoso’ confeso antisemita, que a pesar de su catarsis ‘oficial’, no ha podido parar la sistemática profanación de cementerios judíos realizada por bandas de sus seguidores, en el distrito de La Matanza, del que es el‘hombre fuerte’.


Lo de Alfonsín y la Fernández Meijide es sólo la punta del ovillo de una pérfida maniobra para hundir al movimiento democrático que se expresa en el movimiento de los familiares de las víctimas de la AMIA y en Memoria Activa. No es menor, en este aspecto, el empeño de las autoridades de la DAIA, de la AMIA (que estarían enfrentadas a las de la DAIA), y especialmente de la embajada de Israel. Así se expresó, evidentemente, en la defensa que hicieron de los personeros gubernamentales que fueron blanco de la muchedumbre el día del acto.


El embajador sionista, Avirán, señaló que sus relaciones con el gobierno son "perfectas", y calificó a Corach como "un amigo al que jamás le hubiera retirado el saludo" (La Nación, 21/7), frente a versiones en ese sentido. El ministro del Interior, después de Menem y Duhalde, fue el centro de los ataques populares y de las acusaciones de encubrimiento. ‘Renegado’, le gritaban a coro miles de ciudadanos, mientras sobre Beraja, de la DAIA, caían los gritos de ‘traidor’. Días después, el mismo Beraja desmentía que en la supuesta ‘lista’ de los encubridores aparecieran Corach y el ex-ministro Jassán, otro ‘renegado’ de la camarilla menemo-yabranista. Curiosamente, en la última edición de Nueva Sion (7/7) se llamaba la atención sobre las ‘colaboraciones’ de Oca y otras empresas del ‘grupo’ mafioso en entidades de la comunidad.


La conducta de las autoridades judeo-sionistas de la DAIA y la AMIA tiene el propósito de destruir el movimiento de lucha de los familiares y de la juventud que se ha expresado en torno a él. En la edición anterior al acto, desde el semanario Mundo Israelita se atacaba violentamente a las organizaciones de los Familiares y a Memoria Activa, porque "sus verdaderos ‘meneurs’ son personas que se han caracterizado por una permanente hostilidad contra el sionismo e Israel y que han buscado, en este caso, ‘argentinizar’ ambas tragedias" (los atentados a la embajada y a la AMIA). Allí se llama "a la DAIA y las instituciones adheridas" a "actuar con firmeza y no vacilar ni temer denunciar estas actitudes" (18/7). Fue lo que hicieron los ‘cortesanos’ de la AMIA y la DAIA, como los calificó el periodista Herman Schiller (Clarín, 22/7), concurriendo a ‘disculparse’ frente a la requisitoria gubernamental, mientras éste pretendía querellar a Laura Ginsberg y los ‘servicios’ la amenazaban en su lugar de trabajo.


Denunciamos la cobardía de las organizaciones judeo-sionistas que han sostenido la política gubernamental, encubridora de los atentados criminales contra la AMIA y la embajada de Israel. Beraja, según sus ‘meneurs’, tenía mucha ‘muñeca’; por esto fue ‘reelegido’ en tres oportunidades y era apoyado por un vasto frente que iba desde la embajada hasta la ‘izquierda’ sionista local —Convergencia/Nueva Sion (su principal dirigente, hace unos días, "reiteraba el apoyo de Convergencia al Presidente de la DAIA", 7/7).


La ‘dirección’ de la comunidad judía, sometida a los dictados de la embajada israelí y a una política de ‘buenas migas’ con los gobiernos de turno, se encuentra cada vez más escindida de la ‘colectividad’ que dice representar. ¿Se va a repetir la conducta que denunció Jacobo Timerman bajo la dictadura, a la que llamó una copia de la de los ‘judenrat’ (los capangas ‘colaboracionistas’ de los ghettos)? No es casual; poco tiempo atrás se denunció que un documento comunitario sobre los 100 primeros años de la colectividad en la Argentina había sido censurado, sintomáticamente, sobre aquel período.


Ahora, después del acto, ante la pregunta de Página 12 (20/7): "¿Está diciendo que mide sus pasos para no agudizar el antisemitismo en la Argentina?", Beraja responde: "Exactamente ... a veces las buenas acciones de los judíos terminan cavando trincheras contra los propios judíos". Como se ve, ‘colaboracionista’ y‘cagón’.


Para luchar contra la impunidad y el esclarecimiento de los atentados criminales y el antisemitismo, la juventud de origen judío tiene que abrazar también la causa de la lucha por la democracia y el socialismo.


Hace más de 100 años, bajo la directa influencia de Federico Engels, el movimiento socialista internacional adoptó una posición de principios frente al antisemitismo, ante su primer y resonante manifestación, el ‘caso Dreyfus’, denunciando a aquél como una lacra de la descomposición del capitalismo que había que combatir enérgicamente.


La izquierda vernácula, también en esta cuestión, es prehistórica. Se bandea de planteamientos prosionistas al antisemitismo, o practica aquí también el‘abstencionismo’. Curiosamente, hasta la burocracia frepasista de Ctera, que ha abrevado en las fuentes del ‘nacionalismo’ criollo, ha tenido mayor percepción. Luego de ‘mirar al costado’ cuando el atentado a la AMIA, igual que toda la burocracia sindical argentina, concurrió ahora al acto del 18 de julio.