Astiz: Juicio y Perpetua a todos los culpables
Lo que sustenta la movilización popular contra los verdugos de la dictadura militar no es el pasado sino el futuro: la certeza de que la represión sin límites volverá a sus andadas a medida que se agrave la crisis capitalista internacional; a medida que se acentúe la resistencia contra la superexplotación, la desocupación y los despidos masivos; a medida que se desmoronen los gobiernos capitalistas, sean menemistas o centroizquierdistas, que se encargan de aplicar en forma servil la política del Fondo Monetario Internacional.
¿No lo confirma acaso el 'gatillo fácil' y el asesinato mafioso; la delincuencia y criminalidad de la policía; la arbitrariedad creciente de la 'justicia'; la infiltración creciente de los 'servicios' norteamericanos; el envío de tropas al exterior; el acuerdo extra-Otan con los Estados Unidos; la persecución penal contra más de 600 activistas sindicales? El capitalismo es un régimen de violencia, que a veces se enmascara con la ficción de la democracia y otras con las del orden y la pacificación. Sólo el pequeño burgués desesperado por conservar su 'privacidad' cree que la violencia no se encuentra en la estructura social sino que es una conjura de la derecha y de la izquierda para desestabilizarle la vida.
Astiz representa como nadie a la dictadura militar porque es un asesino, no ya de los desaparecidos sino también de sus madres, y porque probo su valentía con los indefensos y su cobardía frente las tropas extranjeras; porque invocó la infiltración foránea para matar a sus compatriotas y porque cuando le tocó defender la patria se entregó, al igual que todo el régimen al que servía, sin pelea ante los ingleses.
El punto final, la obediencia debida y el indulto no fueron concebidos para hombres desviados por sus pasiones sino para absolver a un régimen de lesa patria y de lesa humanidad, que permita conservar a sus hombres y a sus aparatos para las tareas de la etapa siguiente. Es muy probable que las declaraciones de Astiz hayan sido motivadas por una lucha interna en la Armada, aprovechando la circunstancia del anuncio de que sería demolida la Escuela de Mecánica. Pero más importante que esto todavía es que apuntan a desnudar la impotencia social para acabar con los privilegios políticos y jurídicos de todos estos criminales, atrapada en una democracia cuyo fin supremo es impedir cualquier intento de transformación social y de lucha nacional.
No va a faltar quien, busque poner remedio a esta impotencia recurriendo a algún artículo del código que pena tal o cual dicho o a alguna brecha dejada por la legislación indultadora. Es una tentativa condenada al fracaso, distraccionista y mezquina. Hay que movilizar al pueblo para romper el ordenamiento social, económico y político que hizo viable el indulto.
El nuevo episodio protagonizado por Astiz pone al desnudo como nunca toda la miseria de la centro izquierda, aunque lamente no para que la opinión pública lo haya percibido claramente.
Hace cerca de diez años, un grupo de centroizquierdistas promovió un proceso judicial por apología a la violencia a raíz de una solicitada firmada por altos jefes de la dictadura militar. Ahora es directamente una revista centroizquierdista la que se ofrece como tribuna de agitación política y de vehículo de la apología de la violencia. La charla entre la periodista y Astiz dificilmente se habría publicado si las declaraciones del criminal hubieran sido anodinas; fueron difundidas porque, al revés, eran criminales. Pero estos mismos centroizquierdistas sostienen que el indulto no se puede derogar porque es un derecho adquirido. La censura contra la solicitada, hace diez años, fue una pobre expresión de cinismo, como si los jefes de la dictadura tuvieran que ser enjuiciados por sus apologías. La difusión de los dichos de Astiz es más pérfida aún, porque pretende mostrarle al pueblo que los demócratas son, después de todo, un mal menor. En realidad, son un obstáculo para luchar —para luchar contra la miseria, para luchar contra la independencia nacional, para luchar contra las maffias...y para luchar contra el indulto.
Las leyes de obediencia debida y punto final y el indulto son jurídicamente nulas por inconstitucionales. Ningún acto legislativo o reglamentario puede sustraer a un reo de la comparecencia y sentencia judiciales. La Fernández Meijide y el ‘Cavallo’ Alvarez saben perfectamente esto cuando dicen que se trata de derechos adquiridos. Derechos adquiridos son los de los jubilados que aportaron medio siglo para recibir como contra prestación una remuneración del 82 por ciento móvil de su último sueldo, actualizado, en actividad. Los centroizquierdistas son encubridores de los Astiz.
La lección de lo que está ocurriendo es que el pueblo tiene que organizarse y hacerlo con total independencia política de los partidos capitalistas, sean menemistas o centroizquierdistas. Sólo la organización es la herramienta para imponer las reivindicaciones; para defenderse de la agresión del Estado y de los patrones, y para desarrollar la conciencia de que no hay salida bajo este régimen social, que debe ser superado por un régimen dirigido por los trabajadores.