Políticas

7/1/1999|614

Budge: botín de guerra de políticos y punteros

Ingeniero Budge (Lomas de Za­mora) es un barrio de gente trabaja­dora, que lucha todos los días contra la marginalidad y la discriminación de un ‘perverso sistema de gobier- - no' (capitalista) que la ha convertido en excluidos sociales. Las institucio­nes estatales (policía) bonaerenses saca provecho de la ‘terrible situa­ción social’ que viven los ocupantes de Budge, ya que cada vez hay más desocupados y violentos.


Las mafias de la droga, protegidas


El 29 de noviembre, Clarín dedicó dos páginas a un análisis de la situa­ción de Budge, pero, como es lógico, sin llegar al verdadero fondo de la situación que derivó en lo que llama “lucha de pobres contra pobres”. Alberto Pérez, dirigente del PJ de Lomas de Zamora, reconoce que “Budge es un lugar inseguro” y dice que “la droga y la bebida alcohólica” son el origen de todo, pero se cuida muy bien de hablar de la responsabilidad política que le cabe al gobierno de Duhalde que re­presenta. ¿Será tal vez por esto que los marginales y los jóvenes desocu­pados son utilizados por los ‘punte­ros’ para sus actos, ‘retribuidos’ con 10 pesos, una damajuana de vino y el clásico ‘raviol’?


Quien conoce y vive en Budge sabe de los 45/50 lugares fijos en los que se vende droga. Muchas de las familias que viven de este infame comercio son, en muchos casos, fami­lias desocupadas, explotadas por su necesidad y por su ignorancia por los capitalistas que lucran con la mise­ria y la degradación de nuestros jóve­nes. ¿Cuál es la responsabilidad que le cabe a Pérez como representante de este gobierno?


En otra parte del artículo sobre Budge se dice que “la policía cree que hay por lo menos 50 lugares de venta minorista de cocaína y marihuana”. La policía no ‘cree’,... sabe que esos lugares existen y sabe dónde están. Con la ‘guerra entre pobres’ lucran las mafias que funcio­nan con la connivencia policial bo­naerense.


Las mafias capitalistas y policia­les lucran mediante la droga con la vida de trabajadores y jóvenes ¡¡des­ocupados!! En este sistema perverso, el “reforzamiento de la seguri­dad” con la ‘mejor policía del mundo’, la de Duhalde, está para proteger la gran propiedad privada, los bancos, los barrios de alto poder adquisitivo y a los grandes trafican­tes. Al gobierno capitalista no le im­porta la vida de los trabajadores.


Gatillo fácil


Budge es sinónimo de la masacre del 8 de mayo de 1987, donde hubo tres víctimas de la policía del ‘gati­llo fácil’-, gracias a la protección del


‘poder político’, de los jueces y de la propia policía, sus autores están pró­fugos, caminando por las calles del barrio, con total impunidad, como tantos otros asesinos de la dictadura beneficiados con las leyes de Obe­diencia Debida, Punto Final y el In­dulto de Alfonsín y Menem.


No son pocos los vecinos que han visto al asesino Balmaceda frecuen­tando la zona de la Comisaría 10a de Budge.


La cuestión de la tierra


Budge es un barrio obrero, con alto porcentaje de desocupados, que son utilizados como ‘botín de gue­rra’ en las campañas políticas. Un ejemplo es la “adjudicación de las tierras” a sus legítimos ocupantes, un problema que lleva más de veinte años y al que ningún gobierno le dio solución. Cada vez que se acerca una elección, el tema es reactualizado por los candidatos patronales porque suma votos: ¿Qué trabajador no quie­re ser dueño del lote que ocupa? Pero a pesar de que hay sancionadas leyes de expropiación, la escrituración de los terrenos sigue sin resolverse. El gobierno de la provincia dice “no tener plata para pagar las expro­piaciones” a los supuestos dueños de las tierras.


Pero resulta que son los terratenientes y los capitalistas los que le deben al Estado provincial, ya que nosotros —los legítimos ocu­pantes— mejoramos las tierras, ha­ciéndolas habitables y pagando im­puestos mientras que ellos, durantes años, los evadieron. Quieren seguir especulando con nuestra necesi­dad... y de esto el dirigente Alberto Pérez sabe bastante.


A pesar de que su ‘fama’ creció a raíz de la masacre de 1987, Ingeniero Budge no es más temible que cual­quier otro barrio de la Capital o del Gran Buenos Aires, donde abundan la delincuencia, producto de la gran desocupación, que crece día a día. Las cifras oficiales no tienen en cuen­ta a la gente que deja de buscar tra­bajo, desmoralizada por las largas colas y los maltratos durante meses de búsqueda inútil.


Budge es un barrio obrero, donde la gente se gana el sustento como puede. Los hechos pintorescos de un país que dice estar en el ‘Primer Mundo’ son las ‘cuadrillas’ de los desocupados ‘contratados’ por el ‘plan barrios’. Hombres y mujeres que limpian zanjas con palas y rastri­llos en forma precaria, cortando el pasto con machetes. El otro hecho pintoresco es que antes, el trabajador buscaba tener un coche —como un símbolo de progreso— pero ahora procura tener un carro y un caballo para poder salir a ‘cirujear’ carto­nes y botellas para subsistir con su familia.


El ‘crecimiento económico’ del ‘mercado libre’ no pasó por Inge­niero Budge.