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22/8/2006|507

Defendamos el paro de 36 horas

El recule del gobernador de Córdoba, Ramón Mestre, en la intención de cerrar 180 colegios, retrata fielmente la fuerza que ha adquirido el movimiento popular y la riqueza de sus posibilidades. Sólo 48 horas antes, había dicho que era necesario sacrificar a la presente generación de jóvenes en supuesto beneficio de las futuras. Lo que le hizo cambiar de ‘filosofía’ fue la impresionante movilización de los trabajadores de Córdoba y la ‘pueblada’ anunciada para el próximo viernes.


La posibilidad de terminar por completo con la nefasta ‘reforma educativa’ se encuentra a tiro de honda.


Pero es precisamente esta ‘inusitada’ fuerza popular lo que explica las vacilaciones de las burocracias sindicales. El paro del 8 las ‘sorprendió’ y las ‘asustó’;  en lugar de darle continuidad, ante la negativa del gobierno a anular los decretos anti-salariales y ante el anuncio del impuestazo, fueron dando largas al asunto. Prometieron un paro de 36 ó 48 horas para fines de agosto; luego para mediados de setiembre; luego sin fecha. En este marco se producía, al cierre de esta edición, el enfrentamiento que impidió deliberar al Comité Central Confederal.



No se puede dudar un instante en que allí intervino ‘la mano’ del gobierno, que no encuentra la forma de contener al movimiento obrero, a la juventud y a los desocupados.



Pero los tantos están claros. Acá no se trata de la ‘actitud’ de este o aquel dirigente, o de esta o aquella fracción de la burocracia sindical.



Se trata de lo que necesitamos los trabajadores y los sin trabajo, los estudiantes y los que no pueden estudiar, los que tienen por toda protección un techo y los sin techo.



Necesitamos profundizar la huelga general del 8, derrotar la política del gobierno, anular sus disposiciones anti-populares e imponer las reivindicaciones.



Llamamos a todas las organizaciones fabriles, sindicales, juveniles, de estudiantes y de desocupados a reclamar la realización inmediata del paro de 36 horas.



Llamamos a manifestar contra el impuestazo y contra los decretos antisalariales, por las paritarias y por el aumento de los salarios, por la anulación de la ‘reforma educativa’, por un seguro al parado de 500 pesos, por la defensa de Obras sociales solidarias (sin aranceles). Por la concreción de la huelga general.



El impuestazo es un episodio de un plan que pretende privatizar la salud, eliminar las indemnizaciones por despido, precarizar más el trabajo, liquidar a las provincias. Tenemos que pararle la mano a esto y abrir nuestra propia perspectiva.


Defendamos la realización de una huelga nacional de inmediato, mediante pronunciamientos, manifestaciones, lucha y más y más organización.