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22/8/2006|507

El paro del 8 en Barrio H. Yrigoyen

Mientras la dirigencia burocrática se ufanaba de haberle hecho un paro a este gobierno, los que realmente hicimos ese paro no nos pudimos movilizar. Esto tuvo dos caras, una buena y una mala. La buena fue el alto acatamiento de una mayoría abrumadora de la clase trabajadora; la mala ha sido el vaciamiento de contenido que le quiso dar la burocracia, tratando de que no hubiera movilizaciones ni medios para concurrir a los puntos de concentración.



Lo cierto es que el parazo lo garantizaron  los trabajadores, ocupados y desocupados, con el contenido de bronca acumulada por soportar tantos ataques y paquetazos antiobreros (despidos, rebajas salariales, destrucción de la salud, la educación, etc.).



Los vecinos del Barrio Yrigoyen, a causa del inmovilismo producido por las centrales obreras, no pudimos concurrir a la olla de San Justo, pero esto no fue obstáculo para que no militáramos. A pesar de estar lloviendo, nosotros, como desocupados, salimos a recorrer el barrio invitando a una reunión. Tuvimos varias experiencias: unos nos preguntaban acerca de qué hacer, cómo reunirnos; otros nos escucharon y se ofrecieron para salir a empadronar con nosotros.



Nuestro objetivo, en este momento, es conseguir que las autoridades municipales reconozcan la necesidad urgente que estamos padeciendo por la falta de trabajo, que disponga la provisión de alimento para todos los desocupados, en forma continua y mientras dure la desocupación. También reclamamos exención de impuestos y un seguro al parado.



El 8, nuestro barrio tuvo su pequeña movilización propia.