Policiales - Gatillo fácil
20/11/1997|565
La ‘bonaerense’ en el crimen de la AMIA
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El ex-comisario mayor de la Policía bonaerense, Juan José Ribelli, detenido hace 15 meses por el atentado a la Amia, y que venía negando su vinculación con el mismo, es “ahora (el) preso más importante de la Argentina” (Ambito, 14/11). Se ha demostrado que Ribelli, acusado de recibir 8 días antes del atentado la Trafic que explotó en la sede de la comunidad judía, cobró inmediatamente después una suma de 2,5 millones de dólares. El dinero se simuló como una herencia “para encubrir una operación de blanqueo … que se calcula que puede estar en los 7 millones de pesos” (ídem). La ‘paga’excedía evidentemente la entrega de la Trafic. Después del atentado, Ribelli y sus hombres habrían operado con “instrumental para escuchas telefónicas”(Página 12, 14/11) desde el hotel donde se hospedaba una delegación del mismísimo Mosad, para espiarla y despistarla.
Ribelli, dice un comisario en actividad, “era uno de los dos o tres hombres más poderosos de la fuerza” policial (ídem, 16/11), “‘un poronga’ —nombre que en la jerga se les da a los peso pesado de esa policía— y brazo derecho del jefe Klodczyk, a quien pocos días antes el propio Eduardo Duhalde había ponderado sin miramientos” (Ambito, 14/11).
Los Klodczyk-Ribelli, a pesar de la detención del segundo en julio de 1996 y del desplazamiento del otro un mes después, habrían mantenido el ‘control’ de la fuerza hasta el presente. El actual subjefe, Lugos, el “hombre más poderoso de la fuerza” (Página 12, 16/11), que —¡recién!— ahora sería relevado,”permaneció en la cúpula policial por recomendación del anterior jefe de la institución” (Clarín, 16/11). Vitelli, el jefe, habría sido un ‘pelele’ que dejó hacer a la ‘poronga’ que respondía a la ‘dupla’. Sólo por indicación judicial, un año después de la detención de Ribelli, fueron pasados a retiro el”titular de la Dirección de Prevención y Represión del Narcotráfico, Alberto Sosa, y el jefe de la Brigada de Investigaciones de Quilmes, Raúl Machuca, procesados por irregularidades en la detención de policías vinculados al atentado a la Amia … (y como) responsables de haber permitido que los policías detenidos utilizaran teléfonos celulares cuando estaban incomunicados” (Crónica, 14/11).
El escándalo por la ‘herencia’ trucha, y el impresionante enriquecimiento de Ribelli y otros jefes, ha provocado el “destape (de) los abultados ‘negocios’que se manejan en la fuerza … Si los dos millones y medio tienen que ver con el atentado, la fuerza aparece involucrada en la mayor masacre de la historia argentina. Si … vienen de otros ilícitos, se demuestra que la corrupción en la Policía Bonaerense mueve cifras descomunales” (Página 12, 16/11).
“Gracias a Klodczyk”, Ribelli “se convirtió en el comisario mayor más joven de la fuerza”, y desde la División Sustracción de Automotores “tejió la mayor red de informantes de la Bonaerense, a través de la cual manejaba el tráfico de autos robados y la reducción de mercadería de piratas del asfalto. Pruebas reunidas por (el juez) Galeano lo muestran también como protagonista de la ‘masacre de Wilde’ en marzo de 1994, cuando ayudó a la fuga de una decena de policías involucrados en ese episodio” (ídem, 14/11).
Queda al desnudo el carácter fascista del atentado a la AMIA y la responsabilidad de todo el aparato del Estado capitalista en este crimen y en su encubrimiento hasta la fecha, desde la dictadura hasta la democracia.