Los asesinos de Ingeniero Budge en pos de otro indulto

Acaba de reabrirse el juicio a los policías Balmaceda, Miño y Romero, quienes en la tarde del 8 de mayo de 1987 asesinaron a sangre fría a los jóvenes Oscar Aredes, Antonio Argañaraz y Agustín Olivera en la esquina de Guaminí y Figueredo: la masacre de Budge.


Los jóvenes fueron asesinados con más de treinta balazos y, según demostraron las pericias, muchos de ellos entraron por sus espaldas y desde arriba hacia abajo, evidencias indiscutibles de que se trató de un fusilamiento. Las armas que supuestamente portaban —y que fueron “plantadas” con posterioridad—, no estaban en condiciones de ser disparadas, algo que fue confirmado porque las únicas cápsulas que se encontraron en todo el lugar fueron las disparadas por los policías.


La movilización de los familiares, amigos y vecinos impuso el juicio a los policías del “gatillo fácil”. El fallo, conocido en mayo de 1990, los sentenció bajo el cargo de “homicidio en riña”, lo que significaba aceptar la tesis de que hubo una resistencia armada por parte de los tres jóvenes asesinados. Las condenas —que variaron de cinco a doce años— constituyeron un indulto de facto, ya que los asesinos podrían salir a los pocos años (e incluso meses) en “libertad condicional” por “buena conducta”. La condena por asesinato hubiera sido penada con cadena perpetua.


Tampoco fue juzgado ninguno de los encubridores de los asesinos —como el policía de civil que llegó en un Falcon blanco después del asesinato para “colocar” las armas que les “adjudicaron” a los muchachos asesinados. La función de un fallo de esta naturaleza, como la del encubrimiento de los asesinos de Wálter Bulacio o el actual encubrimiento a los asesinos de Omar Carrasco, es la de dar seguridad a las “fuerzas de seguridad” comprometidas en la represión contra la juventud y las barriadas obreras.


La movilización constante de los vecinos, amigos y familiares, impuso a la Corte Suprema de la provincia de Buenos Aires la anulación del fallo de 1990 y la realización de un nuevo juicio. Para los policías de “gatillo fácil” , ésta es una nueva oportunidad para obtener una sentencia de “enfrentamiento” y lograr la absolución total de los asesinos: éstos son los hombres que pretendieron intimidar a los testigos con las amenazas de bombas en el juzgado.


La lucha por el juicio y castigo a los asesinos de Budge sigue planteada y, como ayer, la movilización es el camino para imponerlos.