Por qué los yanquis quieren reventar a la Banca del Lavoro
Menem-Alfonsín: “coimeros” del capital internacional
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El escándalo de la “tangente” pisó firme el suelo argentino. No podría haber sido de otro modo, pues la corrupción es una parte integral de todo el proceso de “privatización”, es decir de los negociados capitalistas puestos en marcha por Alfonsín y por Menem.
Lo que está en juego con este destape de la corrupción italiana no tiene nada que ver con una campaña moralizadora. Hay una larga historia de enfrentamientos entre los distintos pulpos por desplazarse recíprocamente de los negocios que han acaparado.
Banco de Italia
No es casual que el escándalo argentino-italiano haya debutado con el tema de la “privatización” del Banco de Italia y de su adjudicación a la Banca Nazionale del Lavoro (BNL). El negociado se hizo en 1987 bajo el gobierno de Alfonsín, en un trámite totalmente irregular, porque el Italia fue adjudicado al BNL en el lapso de 48 horas y adquirido “en 60 millones de dólares, previa absorción por el Banco Central de su quebranto evaluado en más de 400 millones de dólares”. Esto lo informaba Clarín ya en 1987 (21/2). De los 60 millones, 20 millones fueron aportados “a través de la capitalización de la deuda” (Página 12, 15/12/87), o sea, con un 25% de descuento, para absorber nada menos que 88 sucursales.
Para esa fecha, el gobierno de Alfonsín estaba tramitando un tratado con Italia por unos 5.000 millones de dólares, para bancar “los 100 años de democracia” prometidos por la UCR. Pero los italianos plantearon que el acuerdo se firmaría una vez que quedara “cerrada la operatoria de absorción del ex-Banco Italia por la Banca Nazionale del Lavoro” decía la prensa en 1987 (Clarín, 21/12). La cuestión era simple: los créditos debían ser controlados y supervisados por los capitales italianos, incluídas sus suculentas comisiones y coimas.
Italia tenía puestos sus ojos en ENTel (digitación telefónica), una planta separadora de gases en Neuquén, la prolongación del subte A y otros negocios. El Vaticano respaldó el acuerdo, lo que explica que Gustavo Béliz, Santiago de Estrada y Fernando de la Rúa pasaran a integrar la Fundación para el Desarrollo de la Cooperación Italo-Argentina (El Cronista, 28/6/90).
Choques
La digitalización telefónica abrió en su momento un profundo choque entre las empresas italianas y sus competidoras. Al acercarse la privatización de ENTel, “los representantes de las empresas GTE Telefónica y Bell Atlantic le manifestaron (a Dromi) su total oposición a la inclusión de la conmutación dentro de las inversiones...” (Clarín, 24/5/90). El choque fue tal que el ministro italiano De Michelis tuvo que venir a Buenos Aires a exigir que se cumpliera lo pactado, y de paso a “divertirse” con Nosiglia y Manzano.
Otro tanto pasó con el polo neuquino. El ENI de Italia había firmado un pre-contrato con Techint para hacer la obra por 300 millones de dólares. Cuando ya estaba todo dispuesto para ello, Dow Chemical y Pérez Companc presentaron una oferta por 120 millones, frustrando el negocio de Techint. Luego, la norteamericana Enron logró que Menem, a través del entonces Secretario Legal de la Presidencia, Granillo Ocampo, firmara un decreto adjudicándole la construcción de dicha planta. Las fuertes denuncias de los grupos rivales terminaron por desplazar a Granillo Ocampo, y el negocio quedó parado. El embajador Todman le “recordó” a Menem la demora en la adjudicación del proyecto a Enron en su famosa denuncia del Swiftgate.
La lucha continúa
El embajador Todman en la carta del caso Swift planteó que existían discriminaciones contra el capital norteamericano en las “privatizaciones”, actuando por cuenta de la Bell, que había quedado al margen del negocio telefónico. A partir del “Swiftgate”, los capitales yanquis pasaron a cuestionar el peso de los europeos en las adjudicaciones argentinas.
No cabe duda entonces que el imperialismo yanqui pretende extender a Argentina las ramificaciones de la corrupción italiana, con vistas a deshacer la madeja de negociados y negocios en que el capital norteamericano ha quedado relegado.
Un punto clave para los yanquis es golpear a la Banca Nazionale del Lavoro. El BNL canaliza los negocios italianos en Argentina, tiene armada una Administradora de jubilación privada que competirá con el Citibank y ha avanzado a través de la fusión con el Grupo Juncal para capturar el mercado del seguro.
Estamos solo ante el comienzo de lo que promete ser una lucha despiadada por el control de la Argentina.