¿Por qué se entregó el ‘‘Chacho” Alvarez?
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La elección interna del Frepaso ha culminado en un penoso y fraudulento proceso que dio lugar a los más variadas enjuagues políticos. La elección —posiblemente ganada por el Chacho Alvarez— terminó con la proclamación de Bordón como candidato a presidente cuando restaban aún escrutar más de 15.000 sufragios y, efectivamente, había un “empate técnico".
Claro está que una cosa es el recuento de votos de la junta electoral y otra el fabuloso desbarranque político que tuvo el Chacho en la elección, en la que metieron mano varios de los aparatos del PJ y la UCR y muchos de los aparates de los caudillos provinciales. No habría que ignorar el papel del clero en la votación bordonista. Poco queda, entonces, de la mentada “participación popular" masiva de la interna, sino una calculada operación política.
La espectacular votación de Bordón en Neuquén, un lugar donde el 10 de abril había arrasado el Frente Grande, tiene una lógica explicación. “En el resultado inesperado por la militancia "chachista" influyó el trabajo aportado por los ‘aparatos partidarios', fundamentalmente por el sector del MPN liderado por Felipe Sapag, que puso al servicio del sector bordonista medios de movilidad y votantes de distintos barrios” (Río Negro, 27/2/95).
Similar conducta fue adoptada por los storanistas, para cuyo dirigente Bordón no tiene “techo electoral” por Bussi en Tucumán y por muchísimos punteros peronistas de Capital y el Gran Buenos Aires.
El desbarranque del Chacho se produjo en sólo 9 meses. Emergió con una inmensa popularidad de las elecciones del 10 de abril, para terminar apoyando la constituyente reaccionaria y el pacto de Olivos, apoyó la intervención de la gendarmería en Santiago del Estero, se autocriticó de no haber apoyado la “convertibilidad” cuando ésta entraba en picada libre y, para colmo, se asoció con un hombre de la iglesia y el departamento de Estado, que lo colocó desde el primer día de las negociaciones como su propio rehén político, sometiéndolo a todo tipo de chantajes, que terminaron imponiéndole la candidatura presidencial.
Todos estos actos de Alvarez provocaron una brutal desmoralización en sus seguidores. En los barrios pobres de la Capital la gente del Chacho no fue a votar, y en los barrios ricos ganó ampliamente Bordón. La juventud repudió el acuerdo con Bordón votando “con los pies”. “La ostensible apatía de la juventud por los asuntos políticos se hizo sentir el domingo y perjudicó ostensiblemente a Alvarez, la asistencia de jóvenes a la consulta fue casi nula y en ese segmento social radicaba la fuerza del líder frentista” (La Nación, 1/3/95).
La búsqueda de un recambio político
La desmesurada insistencia en la “vocación de poder” de Bordón describe de manera formidable la actual crisis política y expresa la búsqueda de sectores burgueses de un recambio político ante el derrumbe del menemismo y la crisis de las candidaturas alternativas.
El propio Chacho planteó: “la gente no se equivocó porque para esta coyuntura de una Argentina de emergencia y con una gran crisis económica y social, la experiencia de gobierno hacía de Bordón un mejor candidato” (Ámbito Financiero, 1/3/95).
En el cuadro de desbarranque económico y de fuga de capitales, está en crisis la reelección de Menem e incluso su permanencia hasta mayo. Situación similar atraviesan los radicales, su candidato está jaqueado por una tremenda crisis en su propia provincia y sectores radicales incluso discuten la posibilidad de sacarlo de la fórmula presidencial.
El llamado centro-izquierda entró en desbandada. Se ha puesto de manifiesto una formidable crisis de poder. Bordón se presenta como el futuro socio de los caudillos provinciales que se asociaron a Menem para saquear sus propias provincias, pero que lo abandonarán ante la explosión del plan económico. Los partidos burgueses están devorados por la formidable crisis capitalista y sin mayor norte frente a una situación que en poco tiempo se tomará explosiva. Hay un enorme vacío político que la izquierda debe llenar. Sacar conclusiones sobre esta bancarrota de los candidatos patronales es también plantearse la lucha por el poder político de los explotados.