Sangre contaminada de Francia a Argentina

En 1986 una empresa francesa, subsidiaria de laboratorios Merieux, y un laboratorio norteamericano (Instituto Wistar de Filadelfia) crearon por ingeniería genética una vacuna contra la rabia. Debido a que su experimentación está legalmente impedida en sus países de origen, estos laboratorios establecieron un contrato con la Organización Panamericana de la Salud (organismo dependiente de la Organización Mundial de la Salud) para realizar sus pruebas de campo en una granja experimental de la localidad de Azul que la Provincia de Buenos Aires ha cedido a la OPS. En estas pruebas se ven peligrosamente involucrados peones de la granja y sus familias. El nuevo virus (utilizado en la vacuna) se introdujo al país de contrabando por agentes de la OPS y se desparramó en estas experiencias en el ecosistema de la Provincia de Buenos Aires. De esta manera se violaron leyes éticas, aduaneras y ecológicas. Un grupo de científicos denunciamos oportunamente ante la opinión pública y ante las autoridades competentes esta atrocidad. Cuál fue nuestra sorpresa (o más bién nuestra corroboración) cuando nos encontramos no sólo con una inacción total por parte de las autoridades competentes (en esos momentos el Ministro de Salud y Acción Social era el Dr. C. Storani) sino con un boicot permanente a nuestra denuncia que llegó a incluir el despido de un grupo entero de científicos que quedaron en la calle. Los medios de comunicación pronto se olvidaron del tema a pesar de nuestras insistencias y nunca se nos permitió tomar contacto con los peones involucrados. Muestras de sangre de estos trabajadores y de sus familia fueron analizados en el Instituto Nacional de Microbiología Dr. Malbrán. Los resultados demostraron que había habido en algunos casos una infección con este nuevo virus. Las autoridades nacionales se ocuparon bien de crear los mecanismos para desautorizar estos informes del Instituto Malbrán y sobreseyeron a los responsables directos de esta atrocidad.


Sin embargo, la historia no lo hizo. En los últimos días salió a la luz en los medios de comunicación una denuncia de los padres de una chica que había contraído SIDA a través de su novio hemofílico. La hemofilia es una enfermedad que requiere de transfusiones de sangre y hemoderivados en forma constante. La Academia Nacional de Medicina, que se ocupa del estudio y tratamiento de los hemofílicos, inyectó a estos enfermos hemoderivados comprados al laboratorio Merieux que contenían el virus del SIDA. Los mismos contrajeron la enfermedad. Esto ocurrió en 1985, sin que las autoridades de la Academia de Medicina, ni las autoridades nacionales del Ministerio de Salud y Acción Social hayan realizado estudios previos para la compra y posterior administración de estos medicamentos.


No es casual que el mismo laboratorio Merieux, una multinacional, haya estado involucrado en ambos casos ni  lo es la irresponsabilidad criminal de las autoridades nacionales. El sistema permite una vez más que los intereses económicos se antepongan a los humanos.