20 de julio

Mi amigo es un cadáver
Quienes lo conocen no se espantan
cuando se cruzan por las calles con su consumido
rostro
su sonrisa sin dientes
o al estrechar sus manos
negras quemadas con la
tierra sucia de la pipa.

Muerto en vida y sin preocupaciones
celebra junto con otros cadáveres
escondiéndose de aquellos que apestan a vida
beben hasta el hartazgo
fumando cantando
con la perdida mirada.

Duermen de vez en cuando o
casi nunca
jamás almuerzan y parecen
haber olvidado la última cena.

La otra noche sintió temor
Una gota recorrió su mejilla
pero por suerte no fue lágrima.

Alguien le había advertido.
Y en aquel rincón del cuarto
se dio cuenta
que era su último rastro de sudor
de agua salada
ese cuerpo
ya no le pertenecía.