A un año de lucha

A mis compañeros del Polo Obrero y del Partido Obrero


Quiero contarles que al cumplirse, en este mes de febrero, un año de estar en el movimiento, me siento muy feliz y orgullosa de ser piquetera. Porque aprendí a valorar muchas cosas que nunca las había sentido, o por lo menos me habían pasado desapercibidas. Quiero contarles una pequeña parte de mis días de piquetera. Primero, cuando empecé a ir a las movilizaciones, iba obligada y con miedo, y no compartía ni entendía nada de lo que vivían mis compañeros más antiguos. Luego fueron pasando los días y lo primero que encontré fue compañerismo, el compartir un mate, una olla popular, etc., y luego encontré algo muy importante para mi vida, los valores de la mujer, que vive en una sociedad machista y que yo, día a día, lucho contra ella desde mi casa, hasta en las calles cuando tenés que enfrentarte a la burguesía, la policía, los gendarmes, etc., y sin el Polo y el Partido, no sé si hubiera podido hacerlo.


Mi experiencia más importante en esta lucha revolucionaria fue el día que murieron Kosteki y Santillán; nunca podré olvidar ese momento de impotencia, de saber que había compañeros al frente que estaban muriendo por todos nosotros y que tenía que pensar que mi familia estaba en casa viendo por televisión todo lo que sucedía y me estaban esperando; esa situación hizo que hoy en día toda mi familia entendiera que la única manera de cambiar esta historia es saliendo a las calles y reclamar por los derechos que nos quitaron.


También quiero destacar la ayuda valiosa que me dio en su momento, de escucharme, de hacerle preguntas y siempre tenía un momento para contestarme, el compañero Coco, que me hizo entender muchas cosas.


Quiero recalcar que mi marido participaba de movilizaciones, estando en la sociedad de fomento, por la necesidad del plan, pero nunca estuvo de acuerdo y tomó la decisión a partir del día de la muerte de los chicos, en pasarse con nosotros y hoy en día es un gran militante.


Termino esta nota agradeciendo el gran apoyo que me dan los compañeros del Partido, Miguel Vittone, Sergio Insaurralde, Chiqui, Manuel, que siempre están para contestarme algo que no llego a entender o cuando el desgaste de las tareas del barrio me sobrepasan, y no quiero olvidarme de mi gran compañera de lucha, Marina, que a pesar de las diferencias de edad y de ideas, sabemos muy bien en la lucha que estamos.


Y como siempre es mi reclamo, le pido al Partido que hagan más cursos, charlas-debate con orientación política, congresos, etc., para poder formarnos más en esta gran lucha. Jamás pensé que se me pondría la piel de gallina cuando grito “¡Piqueteros, carajo!”.