Acto y notas

En un paisaje ficcional, televisión mediante, existe sobrada habilidad para dar sentido a las pavadas y convertir a pavada lo que posee sentido. Los aspectos visibles de la vida cotidiana se pueden manipular y usar como elementos de la dominación tecnológica, y quedan sujetos a ésta. El carácter racional de la imaginación queda sujeto a ser probado en capacidades de proyectar históricos mundos del porvenir en el que la existencia pacífica sobrevive en la imaginación, paradojalmente, bajo la sombra del terror global, real y ficcional. El fantasma de la negación se vuelve real cuando se corporiza en individuos que creen tener autoridad para dar el nombre que le viene en ganas a episodios cuyo significado representa el verdadero. Por antipática que resulte la comparación, es como el síntoma a la enfermedad. Un mal diagnóstico conduce a una peor terapia. Así como una aislada manifestación de fuerza —la suma total de cada expresión de malestar social— se reprime a escala del fantasma. A su vez, la oposición que golpea al sistema, como fuerza elemental que opera desde su exterior, no es derrotada y viola las leyes del juego. Perros, piedras, palos, contra balas, gases, incluso muerte.


La negación a jugar el juego puede fortalecer a las fuerzas reaccionarias que sobreviven en la sociedad. Por esto, la apelación a los discursos de las décadas pasadas equivale a haber perdido el discurso de la hora actual.


Existe la posibilidad de que la conciencia más desarrollada se encuentre en condiciones de acordar el juego con la fuerza más explotada y pueda tenderse un puente entre el presente y el futuro. El sistema, convertido en fantasma, y su discurso, convertido en pesadilla, sólo así puede ser cancelado.


La pantalla como recurso tecnológico de dominación, no queda al margen del juego pero lo sigue en camino paralelo. La acción política es el recurso más avanzado para la unificación de las luchas y neutralizar su aislamiento operado desde el sistema, misas y procesiones mediante. Todo indica que existe un grado de pre-conciencia en las luchas. Incorporarlo al discurso presente es potenciar la derrota del fantasma y su melancólica adhesión a los fascismos de todas las épocas.


 


12/5 (Lanús Este)