Correo de lectores
6/1/1994|410
Algún día, los obreros …
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Una tarde como ésta, como pocas,
habrá un árbol en la plaza
en lugar del bronce inanimado.
Habrá un canto simple a la tierra
en lugar de himnos estridentes
a la gloria y a la muerte.
Habrá naciones infinitas y fecundas
realizando la alegría y el anhelo,
habrá tareas, habrá niños y ancianos,
pero todos serán jóvenes
estarán abrazados los poetas
construyendo y registrando
la espiritual circularidad del mundo,
no habrá banderas
ni habrá fronteras,
el mundo no será más justo ni injusto,
bueno ni malo,
será sencillamente bello,
y sus constructores
los obreros.